Publicado: abril 8, 2025, 6:07 pm
El rojo es el color que parpadea alertando de peligros y riesgos en las bolsas de todo el mundo como reacción a la guerra comercial impulsada por Donald Trump. Rojas son las luces que parpadean en el airbus que traslada a Pedro Sánchez hasta Vietnam y China. En su caso es un rojo de oportunidad: explorar y tratar de intensificar la relación bilateral y comercial con estos dos países, muy deficitaria para España, en un contexto que adquiere más relevancia aún por los masivos aranceles impuestos por EEUU. El presidente del Gobierno considera que se dan los elementos y las circunstancias para trabajar en la relación con Asia, y se muestra convencido de que España puede jugar un papel de constructor de alianzas más equilibradas entre la UE y China.
No es casual que Sánchez haya visitado China tres veces en apenas dos años, siendo recibido en todas ellas por el presidente chino, Xi Jinping. «El presidente Xi tiene química con Pedro Sánchez, puede ser un facilitador entre China y la UE», sostenía en una entrevista con EL MUNDO el embajador chino en España, Yao Jing. Este mismo martes, el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Lin Jian, aseguró que la relación bilateral con España se encuentra «a la vanguardia» de sus vínculos con los países europeos.
Es la convicción que también ha manifestado el jefe del Ejecutivo en una conversación informal con los periodistas que lo acompañan en esta minigira asiática. Para Sánchez la posición estratégica de nuestro país es determinante a la hora de ofrecer una puerta hacia Europa, América Latina o África. De ahí que este viaje no sólo persiga el objetivo de eliminar trabas y barreras para que las empresas españolas puedan invertir, exportar y asentarse más en estos países, sino también atraer inversión a España en proyectos relacionados con el hidrógeno verde, las gigafactorías, el vehículo eléctrico, la tecnología…
Sánchez lleva tiempo defendiendo la necesidad de que Europa y España diversifiquen mercados, para tratar de paliar la excesiva dependencia de EEUU y caminar hacia una autonomía estratégica abierta. No sólo es China, sino también Mercosur, México, Chile, Canadá, India, Malasia… Sin embargo, China genera sensaciones encontradas en el seno de la UE, pues se la ve como un «socio comercial clave», pero, a la vez, como un competidor, un rival y, claro, no deja de ser una dictadura con lo que eso implica. En todo caso, el discurso europeo parece que también se relaja y empieza a encontrar sintonía con el de Sánchez.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en el transcurso de una conversación telefónica con el primer ministro chino, Li Qiang, recalcó el papel de China y la UE en la estabilidad del sistema económico y comercial global.
Ocurre que la relación entre China y la UE, y por supuesto España, presenta un enorme desequilibrio. El gigante asiático exporta mucho más de lo que importa -En España China representa el 93% del déficit comercial del país- y la labor que abandera Sánchez, en un trabajo coordinado con la UE, es tratar de que la balanza pueda equipararse algo.
Porque el presidente del Gobierno tiene la convicción de que la administración de Trump se ha equivocado y que la guerra comercial que ha emprendido va a tener impacto en el mundo, pero, sobre todo, en la economía estadounidense. Sánchez ha reflexionado con los periodistas que EEUU era un país que crecía y ahora se habla de recesión, donde la inflación bajaba ya hora hay riesgo de subida. Preguntado sobre el temor o el riesgo de que España entre en inflación como consecuencia de esta guerra comercial, Sánchez considera que es todavía prematura apuntar un escenario, y se ampara, de nuevo, en la macroeconomía para tratar de surfear esta ola y alejar el fantasma de una recesión.
Eso sí, aunque considera que el escenario es aún incierto y prematuro, apuesta por recordar que los indicadores y organismos internacionales señalan el crecimiento de la economía española. Ello le lleva a pensar que esta crisis se pueda afrontar pese a no tener Presupuestos. Como informó este diario, en la reunión privada que mantuvo el jueves pasado con los sectores afectados, les trasladó que «hay dinero para intentar afrontar eso». Ese optimismo no quita para que en la conversación salgan palabras como daño o incertidumbre al hablar de la situación que ha provocado Trump.
Sánchez, que en estas semanas se ha mantenido en permanente con la Comisión Europea, y habló con Von der Leyen en la mañana en que anunció las medidas del plan español, cree que Bruselas está actuando de manera correcta, alaba la sangre fría del gobierno comunitario, y apuesta por soluciones conjuntas y proporcionadas.
El presidente del Gobierno está convencido de que Trump se ha equivocado en su diagnóstico, que la economía estadounidense será una de las grandes damnificadas, así como que las premisas sobre las que el mandatario americano ha edificado su plan no responden a la realidad. Sánchez muestra su deseo de que Trump pueda recapacitar y volver a la mesa de diálogo.