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La 'Trump-politik' lo cambia todo

Publicado: marzo 10, 2025, 12:07 am

Dentro de la estabilidad en la tendencia del voto de los españoles que con persistencia nos señala el Panel de Sigma Dos, sólo acontecimientos con capacidad de conmocionar a la sociedad mueven el tablero de forma importante. Ocurrió con la amnistía, cuando el PSOE perdió cuatro puntos que no ha recuperado, y con la dana de Valencia, que marcó el crecimiento que ha tenido Vox en los últimos meses. Sin embargo, el elemento que va a cambiarlo todo y cuyos efectos sólo podemos intuir ha terminado viniendo de fuera y se llama Donald Trump.

Pocas dudas hay ya de que los dos años que quedan de legislatura en España estarán marcados por la nueva situación internacional. El Gobierno sigue con sus asuntos con los independentistas y a Pumpido se le acumulan las cosas inconstitucionales que tiene que legalizar, pero nada es comparable al impacto que está teniendo el giro histórico en EEUU.

No pocos analistas, también en España, intentan explicar lo que está haciendo Trump como una suerte de realpolitik del siglo XXI, en la que ningún tipo de idealismo tiene lugar cuando se habla de dinero e intereses nacionales. Lo que ocurre es que uno no termina de ver en J. D. Vance a Henry Kissinger ni en su jefe a un estratega con una nueva visión geopolítica, sino más bien a dos dirigentes que por el momento se han comportado de forma imprevisible e incierta.

Es una Trump-politik que en España ha sido abrazada con desparpajo por Santiago Abascal. Una apuesta arriesgada que obliga a su partido a una nueva metamorfosis. Instalado desde hace tiempo en una derecha patriótica que dice representar los auténticos intereses del pueblo frente a las élites, Vox afronta ahora el reto de todo buen trumpista de tener que justificar lo que hace y dice el jefe americano, ya sea imponer aranceles a tu país o humillar en público al líder de una nación que lleva tres años sufriendo una agresión brutal.

El electorado de Vox no ha sufrido cambios -más masculino que femenino, joven que mayor, de clase baja que media o alta-, pero el partido ha perdido dos décimas en la intención de voto que suponen romper su tendencia al alza y tiene datos preocupantes de fidelidad. Sigue por encima de su resultado de 2023, pero no progresa más y está lejos de los datos de sus colegas europeos. Circunstancia, por cierto, señalada por su rival por la derecha, Alvise Pérez.

En el otro lado está el PSOE, que vive con la tentación de ver en Trump una oportunidad y no un problema. Le va a costar salir de ahí si es que lo hace. Tras la cumbre del gasto militar, Pedro Sánchez pronunció en Bruselas un tímido «nuestra realidad ha cambiado», que es lo más cercano que se le ha oído a un diagnóstico de la nueva situación.

Ayer Von der Leyen ya puso el nuevo listón en el 3% del PIB. Esta dinámica no parará. El impacto de la Trump-politik es inmenso para Europa. Desde 1945 no ha habido anexiones territoriales en el continente mediante la guerra y eso es lo que está a punto de suceder en Ucrania. EEUU mantiene 64.000 soldados permanentes en Europa y bases militares en 17 países, incluida España, que son el pilar de la disuasión de Occidente frente a Rusia, además de asegurar el tráfico marítimo en el Mediterráneo y la seguridad en Oriente Próximo. Cuando hablamos de que Europa tiene que multiplicar el gasto militar para compensar una posible defección de EEUU, estamos diciendo que hacen falta decenas de miles de nuevos soldados, buques y aviones sofisticados y en abundancia, y una inversión masiva en tecnología que incluye drones, guerra cibernética, comunicaciones y armas manejadas con inteligencia artificial.

Si el plan del Gobierno es escaquearse lo máximo posible, sustituir inversión por retórica, intentar engañar a la oposición y mantener bien alto el muro de la polarización, habrá que ver quién termina siendo el más perjudicado de esta nueva era.

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