Publicado: febrero 18, 2025, 9:07 am
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La cuenta atrás acaba de comenzar. PSOE y Sumar tienen un mes para intentar llegar a un acuerdo sobre la tributación del salario mínimo (SMI) en el IRPF o, de lo contrario, se enfrentarán en un duelo en el Congreso, donde en principio los de Yolanda Díaz tienen las de ganar por la alineación de intereses en este asunto con el PP y con socios parlamentarios del Gobierno como ERC, BNG o Podemos.
Tal y como estaba previsto, la Mesa del Congreso ha calificado este martes las tres proposiciones de ley planteadas por Sumar, PP y Podemos para eximir a los perceptores del salario mínimo de tributar en el IRPF, así como una cuarta iniciativa, una proposición sin efectos jurídicos de ERC y BNG que redunda en esa misma línea instando al Gobierno a aplicar ese cambio.
Ese trámite hecho por el órgano de gobierno de la Cámara Baja pone en marcha el reloj parlamentario, que formalmente empezará a contar a partir de que las iniciativas sean publicadas en el Boletín Oficial de las Cortes Generales (BOCG). Eso será el jueves o, como tarde, el viernes.
Una vez que han sido calificadas, el Gobierno dispone de un plazo de 30 días hábiles (lunes a sábado) para vetar las proposiciones de ley por la potestad que le brinda el artículo 134.6 de la Constitución, que establece la capacidad de bloqueo a una iniciativa cuando los cambios legislativos planteados por los grupos tengan un impacto directo en las cuentas públicas. Ya sea por una merma de los ingresos o por disparar el gasto. En este caso, como se plantea eximir de pagar impuestos, el Ejecutivo puede argumentar una disminución de los ingresos presupuestarios y, por tanto, vetar.
El plazo tasado es de 30 días. Por tanto, los dos sectores del Gobierno tienen ese tiempo máximo para intentar encauzar la situación a través de una solución pactada. Sin embargo, no hay mimbres para un acuerdo. El PSOE ratificó ayer en su Ejecutiva que «no se va a dar marcha atrás» a pesar de las presiones del socio minoritario y sus socios, mientras que Sumar amenaza con llegar hasta el final en el pulso a pesar de que pueda votar en contra de la línea del presidente del Gobierno. Por tanto, si no hay diálogo o un giro radical en las posiciones, todo se encamina hacia un choque de trenes en el Congreso.
Y lo hace porque en el caso de que el Gobierno vete las proposiciones de ley planteadas, la Mesa del Congreso tiene la última palabra sobre ese bloqueo. Y aquí está una de las claves. El PP, con cuatro miembros, y Sumar, con dos, podrían formar una mayoría alternativa a la habitual en dicho órgano y levantar así el veto. Esto permitiría tramitar las iniciativas y, entonces sí que sí, el PSOE perdería cualquier capacidad de control si no consigue la complicidad de Sumar.
La baza que podrían esgrimir los socialistas de última hora para persuadir a Sumar es mediante un informe de los letrados del Congreso rechazando que se pueda deshacer el bloqueo del Gobierno. Pero ese informe no es vinculante.
En el caso de levantar el veto, PP, Sumar o Podemos podrían llevar al Pleno del Congreso las proposiciones en la primera ocasión que pudieran. Aquí la carrera entre los tres partidos para llevarse el gato al agua dependería de quién tiene primero cupo para hacerlo. El PP ya ha avanzado que lo hará a la primera y, por tanto, habrá seguro un debate y votación sobre la tributación del SMI. Podemos, con menos cupo que los otros dos, depende de cuándo le toque.
El escenario de una votación sería dramático para el PSOE porque las posiciones de sus socios parlamentarios son bastante críticas con hacer tributar a los que reciben el salario mínimo. Todo inidica que no se podrían de su lado. A esto se une que el PP está también en esta batalla, lo que garantiza prácticamente una mayoría capaz de torcer el brazo a los socialistas y, en consecuencia, a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.
En cualquier caso, esa votación sería tan sólo para admitir a trámite el cambio legislativo. Es decir, que aún quedarían más pasos a dar. Las proposiciones de ley llegaría a la Comisión de Hacienda y ahí se pondrían en marcha los trabajos. De nuevo Sumar tendría ahí un papel principal para acelerar o retrasar los tiempos. Si hay voluntad y alianza con el PP, se podría meter prisa para finiquitar el asunto pronto. O, en cambio, dejarlo morir en un cajón prorrogando los plazos de enmiendas.
Pero eso es otro capítulo que ya se verá. Lo primero es saber qué va a hacer el Gobierno con el veto y si Sumar ejecutará sus amenazas y tirará hacia adelante en base a lo «firmes» y «persistentes» que dicen que van a ser.