Publicado: febrero 14, 2025, 3:07 am
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El pulso se mantiene. Sumar empuja con todas sus fuerzas para doblar el brazo al PSOE sobre la tributación del salario mínimo pero éste aprieta el puño y los dientes para no dejarse ir y resiste impertérrito la presión de su socio. Así llevan días, pero después del espectáculo de la sala de prensa del Consejo de Ministros, el socio minoritario empieza a modular su estrategia de choque para embridar el enfrentamiento y llevarlo a una mesa de negociación. Ése es el objetivo: obligar a Hacienda a convocar cuanto antes una reunión con Trabajo para evitar que la situación se enquiste o que derive en una escalada que siga desgastando al Gobierno de coalición. No en vano, esta polémica está enturbiando uno de los avances sociales más destacados de lo que va de legislatura.
La explícita y rotunda manifestación de malestar y oposición que hizo Yolanda Díaz respecto a los planes de Hacienda de hacer tributar en el IRPF a los perceptores del salario mínimo ha dado paso ahora a una contención en las palabras y en las expresiones. Mejor persuadir al PSOE para sentarse a negociar que acorralarlo en una dialéctica con la que el martes se frotaba las manos el PP.
Oliendo la sangre entre los dos sectores del Gobierno, los populares se apresuraron entonces a presentar una proposición de ley en el Congreso para que los trabajadores que cobren el salario mínimo -los 1.184 euros brutos al mes en 14 pagas– estén exentos de pagar a través del IRPF. Es la batalla que está dando Sumar dentro del Ejecutivo y a la que se ha alistado ahora Alberto Núñez Feijóo.
Esa coincidencia en las posiciones, más allá de su carácter circunstancial, amenaza con hacer un roto al PSOE en el Congreso, porque puede propiciar un baile de votos entre los socios del Ejecutivo y los partidos de la oposición que dejen a los socialistas en franca minoría, o incluso aislados, si llegara el extremo de tener que votarse este asunto. Además de la iniciativa del PP, Sumar y Podemos han impulsado sendas proposiciones de ley con idéntico objetivo. A ellos se añade la proposición sin consecuencias jurídicas registrada conjuntamente por ERC y BNG. O sea, hay votos para levantar una mayoría alternativa.
Consciente de la brecha que eso puede abrir dentro del Gobierno, con una parte del mismo rebelándose contra el ala mayoritaria y hacerlo de la mano de su principal adversario, la fuerza que lidera Díaz pisa el freno y no buscará voluntariamente la pinza con el PP para torcer el brazo al PSOE.
Fuentes de Sumar descartan abrir una vía de diálogo con el PP para fusionar sus iniciativas o para pedir el voto de los populares para que la propuesta del grupo parlamentario de Díaz salga aprobada. No se dará esa negociación, se insiste. Es más, Sumar dice que será el PP el que tendría que posicionarse en el Congreso, llegado el caso, en torno a sus propios criterios, sin que se vaya a hablar con ellos de esto ni medie intercambio alguno. «Con quien aspiramos a negociar es con el PSOE», se subraya.
La portavoz parlamentaria de Sumar, Verónica Barbero, ahondó en la necesidad de encarrilar la crisis en una mesa. Reclamó al Ministerio de Hacienda que «convoque formalmente un diálogo» con el Ministerio de Trabajo para que «desde la lealtad de socias del gobierno» se pueda alcanzar una «solución negociada» a la tributación del salario mínimo en el IRPF.
La Mesa del Congreso
El problema para el Gobierno es que la vía parlamentaria se ha activado ya sin esperar y ésta aboca a una o varias votaciones, a menos que Sumar pegue un volantazo y se alinee con el PSOE. Y es que, la partida de verdad de juega primero en la Mesa del Congreso. El órgano que gobierna la Cámara dará trámite a las cuatro iniciativas pero el Gobierno tiene hasta 30 días de plazo para vetar las tres proposiciones de ley con el argumento de que implican una disminución de los ingresos presupuestarios. Eso es lo que previsiblemente sucedería, sin embargo, la última palabra la tiene la Mesa, que votará si admite o no ese veto -si llegase-.
¿Qué sucede ahí? Que hasta ahora la mayoría que opera en la Mesa (nueve miembros) es la que forman PSOE (tres) y Sumar (dos). Sin embargo, puede haber un vuelco si los diputados de la izquierda alternativa se unen a los del PP (cuatro) para ignorar el veto del Gobierno. Pues alcanzarían una mayoría de seis contra tres.
Eso desbloquearía la tramitación de las tres proposiciones de ley y permitiría a los grupos llevarlas a Pleno para su discusión y votación. Lo que sería una encerrona para el PSOE, que podría perder esas votaciones y recibir un golpe político rotundo.
Lo cierto es que las tres proposiciones presentan fórmulas muy distintas entre sí aunque en el fondo busquen el mismo objetivo. Ni siquiera plantean cambiar los mismos artículos. Sumar mira el 20 de la Ley 35/2006 y el PP modifica el 96. Podemos propone un artículo nuevo.
Por eso Sumar se distancia de las del PP y Podemos, pues «solucionan sólo la mitad del problema: hacen las retenciones iguales a cero, pero esto no significa anular el impuesto sobre la renta en todos los casos», informan fuentes del grupo, que ponen de ejemplo que estarían obligados a tributar los que tienen más de un pagador. «La nuestra es más completa porque ni te retienen ni pagas IRPF, aunque tengas dos pagadores». Si la cuantía no supera más de 5.000 euros del SMI.