El Liverpool se comió al Real Madrid en Anfield. Esta vez no hubo milagro que hiciese olvidar la plaga de lesiones y el conjunto blanco sumó su tercera derrota en Champions, en un partido en el que Kylian Mbappé no solo no dio el paso adelante que se esperaba de él con la ausencia de Vinícius, sino que además falló un penalti y volvió a quedar señalado.
Se presentaba en Anfield el equipo de Ancelotti con el reto mayúsculo de demostrar que los brotes verdes ante Osasuna y Leganés no habían sido solo espejismos. Por eso, empezó proponiendo en el juego, dejando la sensación de estar bien asentado en el campo. Le duró tres minutos: una pérdida de Mbappé dejó una contra casi letal del conjunto ‘red’ que desvió Courtois, y que estuvo acerca de meter en propia Asencio, sacándola ‘in extremis’ sobre la línea.
El Madrid salvó los muebles en el marcador, pero la acción sembró un nerviosismo en el cuadro blanco que le costaría más de un disgusto, porque esa fue solo la primera oportunidad del carrusel del que dispusieron los de Slot, empezando por una contra que obligó a Asencio a medirse de nuevo con Darwin –con el que tuvo un encontronazo en el área poco antes– que dejó muy bien parado al canterano.
Güler lo intentó después de falta directa, pero no tuvo suerte. Y a partir de ahí, asedio inglés: un error defensivo y mucha indecisión en la zaga obligaron a Courtois a hacerse gigante: Darwin disparó a bocajarro, pero se topó con el belga. El charrúa tuvo otra oportunidad: un cabezazo cruzado que se marchó rozando el palo.
Mientras sufría en defensa, el Madrid hacía aguas en ataque: sin la verticalidad de Vinícius, los blancos se encomendaron a Mbappé. Pero el francés no respondió. Sobre el verde de Anfield se le vio lento con el balón en los pies, impreciso en el control y en el regate, y muy lejos de ser el líder que el equipo necesitaba para medirse a todo un Liverpool.
Pero, pese a todo, el equipo de Ancelotti resistió para irse al descanso con 0-0 en el marcador y la esperanza de mejorar al volver de los vestuarios. Ni mucho menos fue lo que pasó: el Liverpool salió mordiendo y se puso por delante con un gol de Mac Allister, en una jugada en la que el conjunto red bailó a la defensa madridista para dejar solo al argentino en el área. Para colmo, dos minutos después se lesionó Camavinga, que estaba cuajando un gran partido, y hasta ahí llegaron las aspiraciones madridistas en un Anfield ya de fiesta.
Entraron Lucas Vázquez y Ceballos, por el francés y Arda Güler, y Valverde volvió al centro del campo para suplir la falta del músculo del galo. Pero las sensaciones seguían sin ser buenas. Y en esas, el Madrid se encontró con un golpe de suerte: en el primer balón que tocaba, el gallego cayó en el área ante Robertson y el árbitro señaló penalti. Ni desde los once metros acertó Mbappé para poner la guinda a un partido terrorífico.
El Liverpool terminó por sentenciar en el 77, en un saque de esquina en el que Cody Gakpo, al que cubría Luka Modric, cabeceó el centro completamente solo en el área. Entonces entró Endrick, que se encontró un panorama desalentador y un contexto dificilísimo para un jugador prácticamente sin minutos.
Pudo hacer el tercero el equipo inglés, pero Courtois volvió a salvar el Madrid en un partido ya decidido. Los blancos se complican la clasificación a octavos con su tercera derrota, lo que les deja en el puesto vigesimocuarto… y sin más margen de error en Champions.
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