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El whatsapp con la orden de Abascal para «resolver» el 'caso Revuelta' sin denuncia: «Y después nos tomamos los cafés que quieras»

Publicado: diciembre 18, 2025, 9:07 pm

Santiago Abascal se implicó personalmente en la solución de la crisis entre Vox y la organización juvenil Revuelta. Lo hizo el 19 de septiembre, dos meses y medio antes de que su formación denunciase los hechos. Y seis meses después de que su asesor de cabecera, Kiko Méndez-Monasterio, hablase ya con los dirigentes de la organización acerca de sus presuntas irregularidades contables donaciones para los afectados por la dana, según relatan ellos mismos.

A la vuelta de las vacaciones, el líder del partido ultra ordenó a la secretaria general adjunta, Montserrat Lluis, que encauzara el conflicto con Revuelta para luego volver a la normalidad. Así lo demuestran los whatsapps que se cruzó el presidente de Vox con el presidente de Revuelta, Jaime Hernández, a los que ha accedido en exclusiva EL MUNDO. En su mensaje, el líder del partido revela que fue él mismo quien encargó, junto al secretario general, Ignacio Garriga, que se resolviera el tema «cuanto antes», «y la manera de hacerlo». «Y después nos tomamos los cafés que quieras», sin «preocupación por cuestiones relativas a fidelidades».

Hernández, conocido como El Pelos y muy cercano a Abascal hasta entonces, le escribió un mensaje a las 9.29 horas de aquel viernes. Llevaba sin hablar con él desde antes de las vacaciones, guardando cierta distancia tras las acusaciones de iregularidades que deslizó sin ambages la cúpula de Vox desde marzo. En esos meses, la relación había comenzado a enfriarse, después de que la cúpula de la formación situara al secretario general del sindicato Solidaridad, Jordi de la Fuente, como enlace y tutor o vigilante de Revuelta para que no se aleje de los intereses orgánicos del partido.

El whatsapp de Hernández comienza diciendo lo siguiente: «Buenos días, Santi. Ha pasado un tiempo desde que no hablamos y no quiero que la situación se descontrole más. Como sabes, he hablado este tiempo con Enrique [Cabanas, Vicesecretario Nacional de Presidencia de Vox] y ya estamos aclarando la contabilidad de Revuelta».
La crisis de Vox y su brazo juvenil afín ha estallado por la presunta existencia de desfases contables en la gestión financiera de Revuelta a través de Asoma (Asociación Social de Mayores). El partido ha denunciado a la organización ante la Autoridad Independiente de Protección del Informante por la gestión de los fondos recaudados para destinar a las víctimas de la dana y por el posible incumplimiento del pago de impuestos. Ahora Vox tiene una cruzada contra Hernández y ha expedientado a su número dos, Pablo González Gasca.

En su whatsapp inicial, El Pelos insiste en que ya está coordinado con Vox para solucionar el problema. «Aun así», prosigue el mensaje de Hernández, «si pudiéramos vernos para un café rápido, me gustaría sólo, como hice por teléfono, contarte mi versión, poder aclarar todo y seguir sumando» al proyecto político de Abascal.
Esta frase es relevante porque revela una conversación «por teléfono» previa, antes del verano, entre ambos. Lo cual suma un elemento probatorio adicional sobre el quid de la cuestión: que –según este relato y según los audios en poder de este diario– Vox lo supo en primavera pero no denunció hasta diciembre.

«Yo reitero que nunca he querido ser infiel al proyecto que desde chaval he seguido. Siento de verdad si me he proyectado como un enemigo», remata Hernández.
El presidente de Vox no le responde hasta 12 horas después, a las 21.43 horas del 19 de septiembre. «Buenas noches, Jaime. Como bien sabes, hay un tema de [sic] resolver. Ignacio [Garriga, secretario general del partido] y yo le hemos encargado a Montse [Lluis] que lo resuelva contigo, y la manera de hacerlo. Te pido que atiendas a lo que te diga Montse y que se solucione eso cuanto antes. Y después nos tomamos los cafés que quieras», la escribe, para darle a entender que luego su relación volcerá a fluir. De hecho, le añade que no debe estar preocupado por no haberse plegado a los designios orgánicos: «Respecto a lo demás, ninguna preocupación por cuestiones relativas a fidelidades». «Un abrazo, Jaime», remata el presidente del tercer partido con mayor representación parlamentaria de España.

Es importante la referencia que hace Abascal a que ya le ha indicado a Lluis la «manera de hacerlo». Porque esa manera era, para Lluis, mirar las cuentas y certificar, mediante una auditoría, que no existía irregularidad alguna. Eso le parecía «totalmente» suficiente.

Pero para Jorge Buxadé –coordinador jurídico de Vox–, que entró después a apoyarla en las reuniones de finales de octubre, lo que había que hacer era liquidar Asoma, la asociación pantalla con la que operaba Revuelta, para crear otra u otras: «Resolverlo siempre ha sido disolver y liquidar. Lo hemos tenido claro desde el principio. Desde el principio. Disolver y liquidar. Esto es lo que debéis hacer. Entonces, estoy a vuestra disposición para ayudaros a hacerlo técnicamente de forma correcta, sin que os cueste un puñetero duro». «Disolved, liquidad y luego o montáis todas las [asociaciones] que os dé la puñetera gana», les dijo a los miembros de Revuelta, como ya avanzó este diario.

Ahí ya le advirtieron de que, si no le hacían caso, judicializará el caso: «¿Qué no queréis hacerlo? Nosotros sí que tenemos que ejercer nuestras responsabilidades y denunciar todo aquello que entendemos que no es conforme a derecho o que nos genera dudas». En ese momento, el dirigente de Vox reconoce que no tiene pruebas de las irregularidades contables de las que acusa a Revuelta: «Pero como yo no tengo la información, yo lo que tendré que hacer es una denuncia genérica».

El líder se enfada

Pero antes de llegar a eso, la dirección de Bambú (sede nacional de Vox) se esmeró al máximo en reconducir el asunto para evitar que el caso «manchara» las siglas. Pero ocurre que, tras su whatsapp con Abascal, El Pelos no se fía y deja de contestar a su interlocutora, Montse Lluis. Ella misma se lo dice a González Gasca en su reunión a solas: «Como sabes, hablé con Jaime hace tres semanas y él quedó en que la semana pasada me empezaría a pasar información de las cuentas o de lo que iba ordenando y regularizando y tal, y no he vuelto a tener noticias, no he sabido nada». «Lo que a mí me gustaría es que vayamos de la mano», prosigue, «pero en lugar de avanzar lo que recibo es que se me deja de contestar a los whatsapps».

La presión de Abascal es clave. El presidente de Vox se desespera tras el silencio de El Pelos, a pesar de haberle pedido por Whats App que hiciera caso a las indicaciones de Lluis. «Porque a mí Santiago me pregunta: ‘oye, ¿cómo está esto? ¿Qué van a hacer?’ Pues es que no me ha contestado. ¿Tú qué crees que me dice Santiago cuando le digo el domingo que no me contesta y no sé lo que va a hacer?», le explica Lluis a Gasca. «Y Santiago, pues desde las 7 de la mañana preguntándome si había podido averiguar esto. Y yo le digo ‘no, no me contestan’. Pues claro, el lunes, como una moto…», le confiesa.

El enfado de Abascal tras hablar en vano con Jaime Hernández es palpable. Lluis revela que al presidente de Vox le molesta no tener el control de lo que hace Revuelta. «Yo el sábado por la noche, cuando publicasteis un tuit de que preparabais una sorpresa para el día de la Hispanidad, le escribí [a Hernández] para que ver si me podía decir de qué se trataba, porque Santiago estaba inquieto». Que podamos avisar al jefe: ‘Oye, va a pasar esto’», remata.

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