'Historia negra' de los nombramientos de Sánchez: tres grandes escuderos convertidos en "grandes desconocidos" tras el escándalo - España
Registro  /  Login

Otro sitio más de Gerente.com


'Historia negra' de los nombramientos de Sánchez: tres grandes escuderos convertidos en «grandes desconocidos» tras el escándalo

Publicado: diciembre 3, 2025, 7:07 am

Actualizado Miércoles,
3
diciembre
2025

08:47

La fotografía socialista en Moncloa-Ferraz ha cambiado varias veces en pocos años. Y es que los círculos cercanos al poder rara vez son estables. La cadencia de rupturas del núcleo duro de Sánchez, visto con la perspectiva del tiempo y de los informes de la UCO de la Guardia Civil, parece una sucesión de placas tectónicas que se mueven, chocan, generan réplicas y, llegado el momento, con el terremoto, todos aseguran no haberlo esperado. Él, el primero. Ahí está su frase ayer sobre José Luis Ábalos -el hombre sin el que, quizá, no se podría explicar gran parte del sanchismo-: «Era un gran desconocido para mí desde el punto de vista personal». Nada como un cataclismo para practicar el distanciamiento social.

Pero no fue solo la caída de su escudero, sino también la del que lo sustituyó, Santos Cerdán, y la del señalado para suceder a este, Paco Salazar. Tres hombres, tres caídas y la constante de cómo Sánchez pasa de la complicidad a la distancia cuando el escándalo sacude al núcleo duro que el mismo escogió. El PSOE gestionó todo eso como pudo, que no siempre es mucho.

En la Ejecutiva Federal las lealtades venían con fecha de caducidad. Hasta hace nada, Cerdán era «un extraordinario secretario de organización», «uno de los mejores de la historia de este partido», según dijo María Jesús Montero el 29 de noviembre de 2024. «Espero que continúe muchos años», añadió.

La fe era total, de «poner la mano en el fuego», hasta que dejó de serlo. Cuando el número tres socialista entró en prisión sin fianza, la misma Montero explicó el 30 de junio que aquello era «un asunto de una persona que no tiene nada que ver con el PSOE». Un poco antes, el 12 de junio, Sánchez había dicho que «hasta esa misma mañana» estaba convencido de la integridad del navarro.

El caso de Ábalos fue distinto, quizá porque inauguró la serie. Y porque, en su momento, resultaba difícil imaginar el sanchismo sin él. El de Torrent recogió avales, dirigió la campaña de primarias en 2017 y acompañó a Sánchez -con Cerdán y Koldo- en aquel peregrinaje interminable por las agrupaciones socialistas de toda España para reconstruir la imagen del ahora presidente del Gobierno y ganarse a la militancia. Su ascenso fue completo: ministro, secretario de Organización, mano derecha. Una pieza aparentemente central que el PSOE fue moviendo cuando el tablero cambió.

Tanto tiempo y tanta carretera juntos, pero no lo suficiente -según Sánchez- para conocerlo en el plano personal. Quizá no lo conociera por lo que Ábalos pudiera decir, pero lo que sí se vio es cómo su posición interna se fue erosionando hasta desaparecer de la primera línea en 2021. Y junto a él se evaporaron otras figuras relevantes como la vicepresidenta Carmen Calvo y la vicesecretaria del partido Adriana Lastra, que según la ex mujer del ministro, Carolina Perles, habían tenido conocimiento directo de episodios de la vida personal de Ábalos y habían hecho llegar esa información a La Moncloa. No hubo relación formal entre esos movimientos y él, pero apartar a todas las confidentes de Perles contribuyó a la sensación de que el círculo se reorganizaba para no rozar ni tropezar con zonas incómodas.

Aun así, el 30 de julio de 2023, Sánchez le escribió con nostalgia por WhatsApp a Ábalos como reveló EL MUNDO: «La verdad es que he echado de menos muchas veces trabajar contigo. Siempre he valorado mucho tu criterio político. También tu amistad. En fin. Te mando un abrazo».

Por su parte, Salazar operó siempre en un plano más discreto, pero fue una presencia constante del sanchismo. Uno de los pocos supervivientes del primer equipo de Pedro Sánchez. Operador electoral, experto en engranajes internos, hombre de confianza de Iván Redondo y figura clave para que Sánchez lograra arrebatarle la Andalucía socialista a Susana Díaz.

Su carrera fue un catálogo de regresos. Tras varios periodos en la sombra, el presidente del Gobierno lo recuperó en agosto del año 2022 para la Secretaría General de Planificación Política de Presidencia, bajo Óscar López. Y cuando cayó Santos Cerdán, Salazar estaba llamado a ocupar su puesto en la cúpula del PSOE, teóricamente, como adjunto a la nueva titular del departamento, Rebeca Torró, pero, en la práctica, con el poder efectivo.

Pero el 5 de julio, en pleno Comité Federal convocado tras la detención de Cerdán, estallaron las denuncias de acoso de varias mujeres a través del canal interno del PSOE. Y entonces se acabó, Salazar renunció, incluso, antes de ser nombrado.

«Su lenguaje era hipersexualizado hasta para dar los buenos días. Salía del baño de su despacho a medio vestir»; «escenificó una felación en plena oficina»; «si te veía mala cara, te preguntaba en mitad de la oficina si habías dormido poco por haber mantenido relaciones sexuales»… Son algunos de los testimonios de víctimas publicados ayer por ElDiario.es. En rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de ayer, la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, calificó las palabras de Salazar de «vomitivas», lo cual no evitó que muchos recordaran que un mes antes había cenado públicamente con él. Debía ser «un gran desconocido» para ella «desde el punto de vista personal», hasta ayer.

Related Articles