Publicado: noviembre 29, 2025, 12:07 am
«No voy a admitir que un presunto delincuente difame o injurie con tal de salir ileso e indemne de sus presuntas responsabilidades», dijo en julio de 2013 la entonces secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, en respuesta a las acusaciones que había vertido en las horas previas el ex tesorero del partido, Luis Bárcenas, apuntando al presunto papel del PP y de algunos de sus dirigentes en el caso Gürtel. Ayer, la historia se repitió en el lado opuesto del terreno político: «Sus acusaciones sin fundamento responden únicamente a una actitud defensiva que busca aliviar su responsabilidad ante la Justicia», trasladaron desde el PSOE en respuesta a las últimas declaraciones de José Luis Ábalos, y la vicepresidenta María Jesús Monteroahondó: «Aquellas personas que tienen un pie en la cárcel […] se dedican a intentar implicar, con mentiras y con bulos, a personas inocentes».
Bárcenas apuntó contra el PP y sus dirigentes al entrar en prisión, como también lo ha hecho ahora Ábalos. Y, de nuevo, la respuesta de su partido ha sido la misma. El PSOE cambió ayer el paso y dejó a un lado la estrategia de evitar el choque con quien un día fue su secretario de Organización y hombre fuerte del Gobierno. Bajo la premisa de que «cada cual asuma sus responsabilidades», Ferraz apuesta ahora por contrarrestar las acusaciones que ha vertido su ex número dos a las puertas de prisión: «Este partido jamás se dejará chantajear por nadie».
La ex secretaria general del PP María Dolores de Cospedal, en julio de 2013 en la sede del partidoEFE
En los 21 meses que han transcurrido desde el estallido del caso Koldo, los socialistas se han desvinculado de las actividades por las que se investiga a Ábalos, han marcado distancias con él y le han exigido su salida del partido. Vienen manifestando «tristeza» y «dolor» por lo que se ha ido conociendo, pero esquivaban elevar el tono contra su ex número dos, pues él tampoco estaba acusando a otros dirigentes de haber cometido irregularidades. Sin embargo, esto ha cambiado en las últimas horas: en una conversación con EL MUNDO poco antes de entrar en prisión, Ábalos apuntó a la influencia de Begoña Gómez en el rescate a Air Europa. Y, en consecuencia, los socialistas han elevado el tono contra él para «desmentir sus falsedades».
La ministra de Ciencia, Diana Morant, calificó ayer a su ex compañero de filas de «sinvergüenza». «Estoy hablando de decencia política, y me parece indecente que alguien se quiera parapetar detrás de su acta de diputado cuando está hoy, y ha pasado la noche, en prisión», dijo. Fue la más dura con Ábalos, pero también otros dirigentes emplearon ayer un tono distinto al de otras veces. «Este partido, este Gobierno, jamás se va a dejar chantajear por nadie. Y eso lo sabe el señor Ábalos, lo sabe perfectamente», afirmó María Jesús Montero. Ambas criticaron al ex socialista por haber «abusado de la confianza de aquellos que han puesto en él responsabilidades muy importantes» y le acusaron de enunciar «mentiras» y «bulos» antes de entrar en la cárcel. «Se va a someter a la Justicia por lo que haya hecho él. Que deje de intentar esparcir como un ventilador las posibles irregularidades al resto», dijo Morant.
En las horas previas a su ingreso en prisión, José Luis Ábalos conversó con EL MUNDO y aseguró que el ex CEO de Globalia, Javier Hidalgo, «habló» con Begoña Gómez cuando estaba intentando desbloquear el rescate a Air Europa. Si se «abre el melón» de aquella operación millonaria, dijo el ex ministro, «podemos llegar a Begoña. Podemos llegar bien llegados». Montero, ayer, enmarcó estas palabras en la «estrategia de defensa» de Ábalos y cargó contra ella. «Piensa que intentar implicar a otras personas, sobre todo cuando son políticos, le puede aportar un beneficio en términos de su sentencia», criticó. La vicepresidenta defendió que Air Europa «ha sido investigada, auditada y fiscalizada por todos los órganos de control» y calificó la operación millonaria con la que el Ejecutivo la rescató en pandemia -con 475 millones de euros– como una «política de éxito». La aerolínea, dijo, «ha devuelto anticipadamente la totalidad del préstamo y ha pagado al Gobierno 100 millones [de euros] de intereses».
«No tenemos ningún miedo», afirmó Morant, anticipando que el PSOE, ahora sí, está dispuesto a confrontar con Ábalos en todo aquello que pueda decir implicando a otros dirigentes en irregularidades. Y, si los socialistas, desde que estalló el caso, venían llamando a que sea la Justicia la que esclarezca los hechos, ayer dieron un paso más y soltaron totalmente la mano de su ex número dos: «El que tenga que responder ante los tribunales, que lo haga», trasladó el PSOE.
El ingreso en prisión de Ábalos fue un nuevo golpe para los socialistas, que ya el pasado junio vieron como un ex secretario de Organización del partido ingresaba en la cárcel. El episodio de Santos Cerdán dejó tocado al PSOE, pero entonces nadie entró al choque directo con él, sino que se limitaron a marcar distancias y expresar su sorpresa y decepción. Ni siquiera aquel movimiento judicial, por el que Pedro Sánchez llegó a barajar su dimisión, hizo a Ferraz modificar su postura respecto a los investigados. Tampoco reaccionaron con la dureza pronunciada ayer cuando el ex ministro dijo, en una entrevista en EL MUNDO el pasado febrero, que el caso iba a «escalar» y afirmó que se estableció «una especie de cordón sanitario» con él para que el escándalo «no afectara a nadie más». Pero, ahora, su «actitud de defensa» cambia el escenario. «No admito ni he admitido nunca chantaje de nadie», dijo Cospedal en 2013, y también ayer Montero.

