Publicado: noviembre 28, 2025, 1:07 am
Felipe González, Alfonso Guerra, Susana Díaz, Javier Fernández, Jordi Sevilla, Juan Lobato, José Luis Corcuera, Nicolás Redondo Terreros -expulsado del partido en 2023-, Ignacio Urquizu o Emiliano García-Page. Una nutrida representación del ala moderada, crítica y socialdemócrata del PSOE se reunió ayer en el Senado, en el acto de homenaje al ex presidente socialista de Aragón Javier Lambán, fallecido este año.
Para honrar su legado «tenaz y equilibrado», en palabras de González, los discursos y muchas conversaciones de corrillo discurrieron en torno a la idea de una catarsis en el PSOE. Volver a los consensos de la Transición y a intentar entenderse entre los grandes partidos para los asuntos de Estado.
Así lo dijo explícitamente el ex vicepresidente Alfonso Guerra: «Muchos socialistas sienten como yo que es difícil la aceptación de que mientras el Partido Popular es nuestro enemigo, Bildu es nuestro amigo; como estoy seguro de que habrá muchos militantes del Partido Popular que no podrán entender que el Partido Socialista es su enemigo mientras Vox es su amigo».
Felipe González también abogó por desterrar el insulto al rival, por recuperar los consensos y por dejar de depender de Puigdemont. O sea, aprovechar el momento de crisis para volver a una senda más institucional. Y el ex secretario general de UGT Cándido Méndez destacó que «la mejor manera de honrar la memoria de Javier Lambán es defendiendo sus ideas», antes de resaltar que «se rebelaba» contra «las cesiones a los independentistas» y lamentar que sean «el precio a pagar para que la economía española vaya como un cohete».
A la entrada al acto -al que también asistió Alberto Núñez Feijóo tras las votaciones del Congreso, pero no así miembro alguno del Gobierno-, Emiliano García-Page aseguró que, si él fuera Pedro Sánchez, «tendría muchísima cautela», por la posibilidad de que Ábalos tire de la manta. Y después de conocer la entrevista de EL MUNDO con el ex ministro, su equipo se ratificó más aún.
«Hay multitud de espadas de Damocles sobre la escena política nacional» y, a la hora de temer represalias, hay que «tener en cuenta que la mayoría de las pruebas son autopruebas, son grabaciones de los propios imputados, particularmente de Koldo», dijo el barón toledano.
Y quien se toma tantas molestias lo hace «para luego poderlo utilizar, o bien en su defensa o bien en un ataque. Yo tendría la mosca tras la oreja permanentemente», alertó. Pero «la marcha de los procesos judiciales responde al itinerario que marcan los jueces, que van a su ritmo», añadió.
Eso sí, «cuando el núcleo duro del entorno del presidente del Gobierno está en prisión o va a estar y está afectado por graves casos de corrupción, pues podemos mirar para otro lado» pero «nos afecta al conjunto» del PSOE. «Y eso es lo doloroso. Nos afecta a los que incluso estamos en el lado contrario, ideológicamente, dentro del partido», incidió, en la línea reformista de Guerra, González y Méndez.
El ex presidente del Gobierno Felipe González expuso en el Senado que la polarización política «no viene de abajo arriba», por lo que, ante representantes del PSOE y del PP, propuso: «Hagamos una tregua de insultos de un mes». «¿Se imaginan un mes sin insultos en el que discutiéramos de los problemas de los españoles?», añadió, tras indicar que con ideas de ese tipo «se reía Javier» Lambán.
La crítica de González al Ejecutivo la centró en la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, por haber reconocido, según él, que los Presupuestos de 2026 «dependen de lo que decida Puigdemont», algo que resume «todo lo que nos pasa», por encima de si hubo una reunión en un caserío o de la vistilla en el Supremo.
