Publicado: noviembre 26, 2025, 5:07 am
La propuesta como próxima fiscal general del Estado de Teresa Peramato no ha generado demasiadas sorpresas dentro de la cúpula fiscal. Distintos fiscales de Sala consultados por EL MUNDO enmarcan este nombramiento del Gobierno en un intento por seguir una línea «continuista» con sus antecesores en el cargo: el condenado Álvaro García Ortiz y la ex fiscal general del Estado y ex ministra de Justicia, Dolores Delgado.
Peramato, actual fiscal de Sala Jefe de la Sección Penal del Tribunal Supremo, experta en temas de violencia de género, es muy próxima tanto a García Ortiz como a Delgado. De hecho, se la pudo ver en señal de apoyo al primero de ellos en el juicio en el Alto Tribunal por la filtración de datos reservados del novio de Isabel Díaz Ayuso.
Ambos ex fiscales generales la promocionaron dentro de la carrera fiscal designándola fiscal de Sala, es decir, de la máxima categoría dentro del Ministerio Público. Como sus antecesores, Teresa Peramato es miembro de la Unión Progresista de Fiscales (UPF), asociación de la que llegó a ser presidenta. Sus críticos le achacan su «excesiva» carga ideológica, sus partidarios apelan a sus 35 años como fiscal.
En este contexto, las fuentes consultadas no esconden que el nombramiento les genera «cierta desconfianza» ya que la institución ha sufrido un importante descrédito durante los mandatos de Delgado y García Ortiz. Existe la sensación de que se ha tocado fondo con la condena del fiscal general por la participación, al fin y al cabo, en una operación política para perjudicar la imagen de la presidenta de la Comunidad de Madrid.
La gran duda ahora es si Peramato asumirá el cargo con el propósito de «tender puentes» y recomponer la Fiscalía o, por el contrario, lo hará con el objetivo de blindar al Gobierno en un momento de especial debilidad, entre otras cuestiones por los casos de corrupción que acechan al PSOE y a la familia del propio presidente Pedro Sánchez.
Hay quien opina dentro de la cúpula fiscal que «no es la peor opción para lo que se barajaba» mientras otras fuentes ponen el acento en lo «poco tranquilizador» que puede llegar a resultar su nombramiento en estos momentos, con «la UPF radicalizada», y el Gobierno yendo al enfrentamiento directo con el Poder Judicial. «Aplicará el rodillo de la UPF», vaticinan.
En definitiva, la incógnita es si Peramato, una mujer con carácter y vocación de servicio público, marcará distancias con el Ejecutivo que la va a nombrar y que ya ha anticipado que sería una persona «netamente progresista».
Para la carrera fiscal ha resultado humillante que Sánchez y el Gobierno se hayan referido en los últimos meses a García Ortiz como «su fiscal general», obviando que el Ministerio Público debe actuar guiado por los principios de legalidad e imparcialidad y que es un órgano constitucional autónomo integrado en el Poder Judicial.
La próxima fiscal general del Estado hereda una Fiscalía rota, donde ni Delgado ni García Ortiz actuaron bajo un espíritu integrador de las distintas sensibilidades que forman la carrera fiscal. No lo hicieron con su sesgada política de nombramientos ni tampoco en las decisiones de mayor calado que se han adoptado en el seno de la Fiscalía General en los últimos años.
Teresa Peramato se convertirá en los próximos días en la cuarta persona en ocupar el cargo de fiscal general del Estado durante el Gobierno de Pedro Sánchez después de María José Segarra, Delgado y García Ortiz. «Tendremos que ver cómo se desarrolla su actividad como fiscal general del Estado», concluyen fuentes fiscales.
