Publicado: noviembre 21, 2025, 11:07 am
El Palacio Real ha sido este viernes el escenario central en el que se han conmemorado los 50 años desde la vuelta de la democracia a España. Medio siglo después de que Juan Carlos I fuera proclamado Rey en un acto en las Cortes, su hijo Felipe VI ha honrado su legado con una ceremonia de cerca de una hora llena de símbolos, homenajes y un discurso de Don Felipe en el que ha reivindicado la vigencia de la Transición que comenzó el 22 de noviembre de 1975.
A lo largo de 1.793 palabras y delante de su hija, la Princesa de Asturias, como símbolo de continuidad dinástica, Felipe VI ha reivindicado el modelo que inició su padre hace medio siglo. El Monarca ha comenzado señalando la importancia de «recordar» lo que supuso ese periodo que duró hasta el 6 de diciembre de 1978, cuando se votó la Constitución. Por ello, ha confesado su preocupación porque quienes no vivieron esos momentos, «no lleguen a hacerse una idea de todo lo que implicó dar forma a aquella convivencia, dar cauce a aquel deseo de libertad sin ira y de formar parte de la Europa democrática».
En esos tres años, «la monarquía asumió entonces un papel claramente activo: integró a todos los españoles en un momento determinante y convocó, como afirmó el Rey, a actuar con «generosidad», «altura de miras» y la voluntad de alcanzar un «efectivo consenso de concordia nacional». Ese impulso inicial, esencial, hizo de la institución el catalizador clave que permitió encauzar y orientar el proceso de transformación democrática», ha explicado Don Felipe, en un discurso que en momentos parecía una ponencia por lo didáctico y esclarecedor.
Se refería don Felipe al Rey Juan Carlos, su padre, el gran ausente en una cita que ha convocado en el Palacio Real a un centenar de invitados. Los primeros en llegar fueron los poderes del Estado. Estaba presente el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol; el del Senado, Pedro Rollán; del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido; y la presidenta del CGPJ y del Tribunal Supremo, Isabel Perelló. El fiscal general del Estado anunció ayer su ausencia tras conocer el fallo que le condena por un delito de revelación de secretos. Al acto también estaban invitados el Gobierno, los presidentes de las Comunidades Autónomas y los expresidentes del Gobierno.
Fue, por tanto, la ausencia de Juan Carlos I un elefante en una habitación -el salón del Trono- en el que estaban los ponentes de la Constitución, los ex presidentes… la historia de este medio siglo. Felipe VI se refirió directamente a su padre en dos ocasiones a lo largo del discurso. La primera, tras afirmar que «finalizada la dictadura del general Franco en 1975, la firme voluntad de la Corona contribuyó decisivamente a abrir en nuestro país el camino hacia la democracia», recordó las palabras del Rey Juan Carlos en su proclamación: «una nueva etapa de la Historia de España», que debíamos recorrer «juntos», desde «la paz, el trabajo y la prosperidad fruto del esfuerzo común y de la decidida voluntad colectiva». Por último, al ensalzar la figura de su madre, la Reina Doña Sofía, tras imponerle el Toisón. Destacó Don Felipe la labor de la Emérita «apoyando con convicción al Rey Juan Carlos en su acertada y temprana apuesta por la apertura democrática y las libertades».
Esa referencia fue al final de la alocución, en un discurso en el que Don Felipe ha reivindicado hasta en siete ocasiones la Transición y trece a la «democracia», también ha hablado de «convivencia» en cinco ocasiones». La Transición, ha reconocido el Rey, «no fue un proceso sencillo, ni espontáneo. Fue un proceso paulatino, incierto, con riesgos y abierto en sus resultados, en el que cada paso estuvo precedido por conversaciones, pactos y concesiones». Para él, «ese ejercicio de responsabilidad compartida» fue «un gesto político revolucionario».
Ejemplo frente a la Transición
Porque aquella generación, ha reconocido, «tuvo el enorme valor de asumir su responsabilidad y comprometerse con lo que España necesitaba en aquel momento histórico. Supo conciliar el deseo de cambio con el orden legal existente, encontrando en la reforma el camino hacia la democracia». Y de esa generación el mejor legado «fue, y sigue siendo, la Constitución de 1978», ha insistido. Un texto que «consagró nuestra Monarquía Parlamentaria y articuló un sistema democrático plural y estable. Con ella se consolidó la función institucional de la Corona en nuestra democracia. Fue una elección pragmática, pero también profundamente moral».
«La Transición no fue perfecta», ha reconocido el Monarca, pero «se hizo lo correcto: se priorizó la reconciliación, la estabilidad y la creación de un marco común, tan necesario». Y ese ejemplo debe servir ahora, ha pedido el Rey: «En tiempos en los que el desacuerdo se expresa con crispación, mirar hacia ese periodo puede servirnos, no para idealizarlo, sino para recordar su método: la palabra frente al grito». Y ha vuelto a insistir en que «ninguno la consideró perfecta» pero «todos la defendieron como el mejor acuerdo posible en las circunstancias dadas».
El gesto de los Toisones
Don Felipe ha dedicado el final de su discurso a explicar el motivo de la concesión de los cuatro Toisones con motivo del décimo aniversario de su Reinado. Ha querido honrar a quienes «contribuyeron a que la democracia española no solo fuera posible, sino que se consolidara».
De los ponentes de la Constitución, Miguel Roca y Miguel Herrero, ha destacado su «esfuerzo de entendimiento, capacidad de diálogo y voluntad de acuerdo». Además ha recordado al resto de padres de la Carta Magna, representados por sus familiares, que, en un momento decisivo para España, «supieron convertir la necesidad de consenso en una auténtica virtud cívica y en una guía eficaz para construir un marco de libertades que ha perdurado durante más de cuatro décadas».
Sobre Felipe González, definido como «el primer presidente cuya elección consolidó la alternancia política», ha destacado que hace cuatro décadas firmó la adhesión de España en las Comunidades Europeas, «impulsando tras ese paso decisivo y tan anhelado por todos una de las mayores etapas de modernización económica, institucional y social del país».
Más emotivas fueron las palabras dedicadas a su madre, la Reina Sofía, que en todo momento ha ocupado un puesto destacado en la jornada. «Por una vida entera de servicio ejemplar y de lealtad a España y a la Corona, apoyando con convicción al Rey Juan Carlos en su acertada y temprana apuesta por la apertura democrática y las libertades. Gracias por tu compromiso sostenido durante décadas todavía hoy y ejercido con un profundo sentido del deber. La figura de la reina Sofía, forma parte también de la memoria afectiva de la España democrática», ha insistido visiblemente emocionado y con la mirada sonriente de su madre.
Don Felipe no ha querido terminar sus palabras sin recordar una vez más el principal valor de su reinado: la ejemplaridad. «La monarquía reafirma su sentido cuando la ejemplaridad se traduce en un ejercicio constante de coherencia con los principios y valores de la sociedad a la que sirve. Es así como se dota de significado y fortalece su vínculo de lealtad y respeto con esa misma sociedad», ha recordado.
