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Así se vivió el ataque a Luis Rubiales desde dentro: el tercer huevo, unos 'picos' y máxima tensión en la sala

Publicado: noviembre 15, 2025, 6:00 am

Con la cabeza alta, dispuesto a contar «su verdad» y con la intención de destapar «la mayor conspiración que haya conocido el fútbol español y de una de las persecuciones injustas más duras y crueles de la democracia española», como reza la sinopsis de su manuscrito, ascendió Luis Rubiales al escenario preparado en el Êspacio Eventize de Madrid para presentar su libro. Tenía el expresidente de la RFEF un gesto sonriente y tranquilo, que se tornó en tensión solo minutos después de que arrancase el evento.

Toda la atención de los presentes en una sala repleta —de youtubers, influencers, periodistas y también allegados del motrileño, entre ellos, sus hijas— pasó del que fuese responsable del fútbol español durante un lustro al centro de la sala, para ser testigos de una escena que duró apenas unos segundos y dio la sensación de estar sacada de una película: un hombre, con una capucha sobre la cabeza y unos auriculares, irrumpió en la sala para lanzar varios huevos al expresidente de la RFEF.

«No se preocupen, no pasa nada», se escuchó, de repente, cuando terminó de hablar Gonzalo Sichar, director de la editorial Última Línea, para dar paso a Luis Rubiales. Esas palabras, que causaron un breve momento de confusión —antes de dar paso al temor— entre los allí presentes, fueron la antesala de un ataque que se viralizó rápidamente en redes sociales, especialmente tras conocerse la identidad del autor de los ‘huevazos’, Luis Rubén Rubiales López, tío del motrileño.

A la advertencia lanzada por el familiar de Rubiales, actor de profesión, le siguieron otras palabras que pasaron desapercibidas ante el alboroto que ya se había creado en el espacio, con gritos de sorpresa y susto, y la intervención de varias personas en el público para sacar de la sala al agresor. «No hables más de Juan», expresó este, en el momento en el que la seguridad del lugar —y Bertrand Ndongo— le agarraban para conducirle fuera de la sala. Ese mensaje lanzado por el intérprete, refiriéndose a su hermano, exjefe de Gabinete del exfutbolista en su etapa al frente de la RFEF, dio una pista de su parentesco con el exdirigente federativo.

Rubiales presenció ese instante de cerca. Después esquivar el primer huevo, dar un giro de 360 grados para que el segundo se estrellase en su espalda, y desviar el tercero, dirigido directamente a su cabeza, con la mano izquierda, salió disparado de su asiento —sin que a Sichar le diese tiempo a frenarle— para enfrentarse al autor del ataque. Sin embargo, el tumulto de gente que había saltado de su asiento para atrapar a Luis Rubén impidió que el motrileño pudiese acercarse a él y reconocer que, efectivamente, era su tío. También que el actor completase el ataque lanzándole unos ‘picos’ de pan que traía consigo para la ocasión, tal y como reconoció un día más tarde en varias cadenas de televisión. «Le tiré tres, cuatro o cinco huevos, los que fueran, no los conté, y si me hubiera dado tiempo le habría tirado alguno más porque llevaba una docena», aseguró.

«No sabía lo que tenía en la mano este señor y he visto a una mujer embarazada, la mujer de mi amigo Paco, justo donde estaba él, y he pensado en los niños. Me he asustado mucho. Son amigos míos desde que él era muy pequeñito. A mí que me tiren huevos la verdad es que me da igual. En este país no sé qué porcentaje hay de gente que me tiraría huevos, y otros flores porque soy uno de los pocos que se atreve a contar la verdad, ese es el motivo del libro», explicó el expresidente de la RFEF sobre su reacción.

Muchas de las preguntas, la mayoría, se centraron ya en lo que acababa de ocurrir más que en lo que se suponía que debía ser el tema principal, la presentación del libro. Y fue ya al final del evento cuando se enteró de que a su agresor y a él les unía algo más que el lanzamiento de unos huevos, su apellido, lo que dejó al expresidente de la RFEF con estupefacción en su rostro y una improvisada explicación, reconociendo la división en su familia. «Es una persona que está desquiciada», expresó más tarde sobre su tío, confirmada ya su identidad, mientras estampaba su firma en los libros de algunos asistentes para dar por terminado el acto.

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