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Demoledor arranque del juicio contra García Ortiz: fiscales reflejan la insólita actuación con el novio de Ayuso y dejan herida su estrategia de defensa

Publicado: noviembre 4, 2025, 5:07 am

La primera sesión del histórico juicio al fiscal general del Estado puso de relieve este lunes en el Tribunal Supremo la profunda tensión interna que la filtración sobre el novio de la pareja de Isabel Díaz Ayuso ha supuesto para la institución. También que la actuación llevada a cabo con los datos del empresario Alberto González Amador carece de precedentes. Su máximo representante, Álvaro García Ortiz, acudió a la sede del Alto Tribunal para ser juzgado por un delito de revelación de secretos del artículo 417 del Código Penal.

Ya dentro de la sala de vistas, sentado al lado de su defensa, ejercida por la Abogacía del Estado, un fiscal general cabizbajo, que en ocasiones optaba por cerrar los ojos, tuvo que escuchar, con la toga puesta desde los estrados, cómo una de sus subordinadas, la fiscal superior de Madrid, Almudena Lastra, lo señaló como el filtrador del correo electrónico de la confesión del empresario Alberto González Amador.

También tuvo que encajar que el fiscal del caso, Julián Salto, afirmase que nunca antes en su carrera profesional había vivido un episodio como el de la noche del 13 de marzo de 2024, cuando tuvo que abandonar un partido de Champions para cumplir con las órdenes que había dado el fiscal general sobre el novio de Ayuso,

Lastra comenzó explicando, ante la Sala que preside el magistrado Andrés Martínez Arrieta, que ni en la Fiscalía Superior de Madrid ni en la Provincial ni tampoco en Sección de Delitos Económicos sabían que la persona contra la que se había presentado la denuncia por fraude fiscal era la pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid. Nadie tenía idea hasta que la mano derecha de García Ortiz, el teniente fiscal de la Secretaria Técnica, Diego Villafañe, llamó para interesarse por el asunto que afectaba a González Amador.

La fiscal relató cómo vivió en primera persona el frenesí que rodeó a las horas previas a la filtración de ese mail así como los roces surgidos por las prisas que tenía la mañana del 14 de marzo el fiscal general para divulgar una nota de prensa a los medios de comunicación que Lastra no asumió por contener elementos que perjudicaban, en su opinión, al derecho de defensa del pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid. Ella había convenido con García Ortiz que había que dar una respuesta institucional a la falsedad difundida por el jefe de Gabinete de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, de que el pacto de conformidad que González Amador estaba negociando con el fiscal Julián Salto había sido frenado por órdenes de arriba (EL MUNDO, pese a las reiteradas acusaciones vertidas contra este medio de comunicación, nunca publicó esa información).

Almudena Lastra, con sus explicaciones rápidas y sin titubeos, dejó ayer herida de muerte la estrategia de defensa de García Ortiz. Explicó que nunca nadie le comentó que un periodista había preguntado por el asunto de González Amador en los días previos a la publicación por parte de eldiario.es del expediente y la denuncia del fiscal sobre el novio de Ayuso. Añadió que en las más de 300 notas que ha emitido su gabinete de prensa, «jamás» ninguna tuvo un contenido análogo a la de González Amador. Explicó que la noche de la filtración iba escuchando la Cadena Ser y le resultó llamativo que conocieran datos que sólo podían proceder de Fiscalía.

Además, explicó que recibió una llamada telefónica a las 9:10 horas del día 14, en la que no dio «ni los buenos días» a García Ortiz y directamente le dijo: «¡Has filtrado los correos!», en claro tono de reproche. El fiscal general le respondió: «Eso ahora no importa. Hay que sacar la nota cuanto antes». «A mí sí me importaba. Eso se me quedó clavado en el alma», manifestó la testigo.

Lastra también relató cómo pidió a la fiscal jefe de Madrid, Pilar Rodríguez, no hacer nada hasta examinar la cadena de correos electrónicos de Salto con el letrado del novio de Ayuso con calma y esperar a ver cómo evolucionaba el asunto. Entendía que «la prudencia» debía imperar en esos momentos de confusión. Asimismo, la fiscal superior explicó que a la hora de elaborar notas de prensa, su Gabinete de Comunicación siempre diferencia entre el personaje público y su entorno familiar, ya que no se hacen comunicados cuando sólo afectan a familiares.

Por su parte, la fiscal jefe Pilar Rodríguez declaró que Lastra se mostró «muy enfadada» cuando en marzo del año pasado se filtró la investigación de la pareja de Ayuso. «Se expresó muy enfadada. Dijo ‘esos lo han filtrado’ y cuando se refiere a esos de forma tan despectiva se refiere a los que trabajan en la Fiscalía General del Estado». «El enfado era mayúsculo», agregó.

Rodríguez compareció como testigo, pero a punto estuvo de hacerlo como investigada. El juez Ángel Hurtado propuso llevarla a juicio, teniendo en cuenta que fue ella quien proporcionó directamente al fiscal general el correo en que la defensa de González Amador reconocía los dos delitos contra la Hacienda Pública. Finalmente, la Sala Penal estimó su recurso y la libró del banquillo, indicando que cumplió órdenes legítimas de García Ortiz, al margen de que este pudiera cometer luego la revelación de secretos.

Su testimonio, más favorable al fiscal general, se basó en justificar que desde Fortuny se contactara con ella y no con la fiscal superior para obtener una copia de todo el expediente fiscal una semana antes de la filtración, un expediente que también se acabó difundiendo. «El asunto era de la Fiscalía Provincial, no de la Superior», declaró.

A lo largo de su comparecencia, se mostró con dureza la fractura que esta causa ha generado en el seno de la Fiscalía madrileña. Rodríguez admitió que, desde la filtración, no ha vuelto a hablar por el móvil con su jefa directa, Lastra. En 20 meses tan sólo lo hizo «dos veces» por una línea de teléfono fijo.

Los mensajes hallados en el móvil de Pilar Rodríguez han sido claves para reconstruir al menos parte de lo sucedido. A diferencia del fiscal general, ella no borró su teléfono ni su correo. Así se conocen varios mensajes por los que la han preguntado. Uno de ellos daba el visto bueno a la nota de prensa que quería sacar el fiscal general sobre el asunto y en la que Rodríguez lamentó que no hubiera algo de «cianuro». Ayer lo justificó en que desde el entorno de Ayuso se estaba haciendo una campaña cuestionando su profesionalidad desde el momento que se supo que había una denuncia contra su pareja.

Por otro lado, el fiscal Salto declaró que le extrañó que el 7 de marzo de 2024 desde la secretaría de Pilar Rodríguez le llamaran para preguntarle por las diligencias preprocesales de Maxwell Cremona, empresa del novio de Ayuso. «Me asombró un poco porque pensaba que esto ya estaba visado y presentada la correspondiente denuncia». Salto no entendía por qué motivo estaban reclamando información del mismo hasta que le explicaron que González Amador era la pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid. El fiscal, ahora destinado en la Audiencia Nacional, consideró que era un «asunto no de mucha enjundia y en principio de ninguna trascendencia», en referencia al fraude de González Amador. «No era un fraude fiscal agravado»; en palabras de Salto era «un fraude fiscal sin más».

Además, el fiscal recordó que la noche del 13 de marzo le llamaron tanto Lastra como Rodríguez mientras estaba viendo un partido de fútbol en el estadio Metropolitano de Madrid. Aseguró que Lastra le dijo que estuviera tranquilo cuando él le explicó que estaba en un evento deportivo mientras la fiscal jefe de Madrid le dio la «orden contraria» cuando le pidió de forma insistente la cadena de correos electrónicos que a su vez reclamaba el fiscal general y así se lo explicó: que García Ortiz «no podía esperar».

Él envió entonces desde su móvil a Rodríguez y también a la fiscal superior los correos. Salto abundó en que era la primera vez en su vida profesional, el «único caso», en el que le pedían de forma tan insistente una información -vía dación de cuentas- a esas horas de la noche y con tanta premura.

Por último, ayer declaró Diego Villafañe -quien estuvo imputado en el procedimiento pero se libró del banquillo- y afirmó en el Supremo que le parecía bien que la nota de prensa de la Fiscalía incluyera los datos principales de la confesión del novio de Ayuso. Este fiscal, hombre de la máxima confianza de García Ortiz, defendió la actuación del fiscal general.

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