La crisis de la vivienda arrastra a Sánchez a un ataque de nervios con sus socios: "Los precios se están comiendo a la gente y pueden comerse al Gobierno" - España
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La crisis de la vivienda arrastra a Sánchez a un ataque de nervios con sus socios: «Los precios se están comiendo a la gente y pueden comerse al Gobierno»

Publicado: octubre 23, 2025, 1:07 am

Hay un terremoto que hace tambalear los cimientos de la legislatura: el problema de la vivienda. La Moncloa construye su edificio de gobernabilidad sobre ladrillos de política social, pero la dificultad de acceso a una casa, ya sea en régimen de alquiler o de propiedad, cierne amenaza de derrumbe. La pretensión del Ejecutivo ha sido poner la vivienda como uno de los ejes principales de la acción del Gobierno, con un goteo permanente de anuncios sobre el aumento del parque, ayudas, planes, etc… Pero la situación de los ciudadanos lejos de aliviarse, se agrava. Y la sensación de vivir una emergencia crece de manera exponencial.

Ayer, el Consejo Europeo daba cuenta del alcance de la crisis de vivienda. Situaba a Madrid y Barcelona en el epicentro del problema dentro de la UE. Las dos ciudades están en el top tres de urbes en las que más porcentaje de sueldo destinan sus habitantes para vivir en una casa. En ambos casos, el 74% del salario. Sólo están superadas por Lisboa.

¿Qué hacer ante este panorama? El enfoque que tienen PSOE y Sumar lleva chocando de frente desde el arranque de la legislatura y, tras dos años de amagos, el problema ha estallado dentro del Gobierno. El socio minoritario ha cruzado la línea de poner a la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, en el disparadero apuntando a su dimisión y, con ella, ha puesto en cuestión al propio PSOE, contra el que se lanza para exigir un cambio de rumbo que dé respuesta a la creciente presión social -y muy particularmente la de los votantes progresista, que esperan soluciones del Ejecutivo- y evitar que los partidos del Gobierno se desangren en votos por culpa de la desafección.

Hace tiempo que Sumar alerta de que da igual subir el salario mínimo o aumentar las ayudas sociales si todas esas subidas las «engulle el agujero negro de la vivienda» y pasa a los bolsillo de los propietarios. Pero estas llamadas para «intervenir el mercado de la vivienda», precios incluidos, han sido desoídas por el PSOE, más enfocado en anunciar políticas de incentivos fiscales a los propietarios para fomentar el mercado y salgan más viviendas en alquiler. Pero Sumar se ha cansado ya. Su «paciencia», como expresó con rotundidad el martes, «se ha acabado».

Esto ha coincidido a la vez con un desafortunado y muy criticado spot del Ministerio de Vivienda, que los ciudadanos han interpretado como que «se cachondean» de ellos. Esto ha dejado también debilitada a Isabel Rodríguez. Es la «gota que ha colmado el vaso», interpretan en Sumar, y que ha generado que se hayan empezado a mover cosas entre socios.

PSOE y Sumar se preparan para emprender una negociación «en los próximos días» con el objetivo de «reconducir las diferencias en soluciones reales». A un lado, el Ministerio de Vivienda y. al otro. el Ministerio de Derechos Sociales. Sobre la mesa, está el paquete de medidas que Sumar presentó hace 10 días y que permitiría aplicar medidas de impacto sorteando la posición que tengan las comunidades autónomas del PP. Es decir, dejar de utilizar la excusa de la no aplicación de la Ley de Vivienda y su control de precios y abordar al menos las aristas que podrían depender exclusivamente del Gobierno central.

El ministro Pablo Bustinduy, que lidera este plan de Sumar, explicó ayer los principales temas sobre la mesa: la prórroga y congelación de los alquileres -hay 300.000 que vencen en diciembre-, el aumento de impuestos para los grandes propietarios; y la prohibición de la compra especulativa de vivienda. A esto hay que añadir la subida al 21% de IVA a los pisos turísticos o la limitación de los alquileres de temporada. «Estamos apretando», afirman en el puente de mando de Sumar.

El aldabonazo contra la ministra pidiendo su salida -«debería dejar paso», se dijo- se explica, entre otras cosas, en que hasta ahora Rodríguez había ninguneado esa propuesta de Sumar. A la que seguía sin contestar. Ahora las fuentes consultadas en el espacio indican que las cosas se están moviendo y que habrá una negociación. Por su parte, el sector socialista replica que las medidas planteadas son inconstitucionales.

«La vivienda es un problema que nadie puede negar», insisten de un socio importante de La Moncloa. «La vivienda se está comiendo a la gente pero puede terminar comiéndose al Gobierno», señalan desde otro grupo parlamentario.

En La Moncloa reconocen que es un «problema» en España, «somos conscientes», pero esgrimen que no sólo lo es en nuestro país, sino en toda o gran parte de Europa, que es un hándicap que provoca tensiones en el continente. Y de ahí que hayan empujado para que se incluye entre los asuntos sobre los que debatan e intercambien opiniones los 27 líderes que integran la UE.

«El reto de la vivienda es tan grande que se ha comido otras políticas. Se ha comido la subida de los salarios, de las pensiones…. La vivienda, al final, termina siendo un factor de empobrecimiento», exponen fuentes de la coalición de Gobierno.

«Vamos a poner toda la carne en el asador porque ahora -el precio de la vivienda- es el sumidero por el que se van todos los avances sociales», fue el mensaje explícito este martes Mónica García, ministra de Sanidad y líder de Más Madrid.

En el sector socialista del Gobierno generó mucho enfado y malestar la petición de dimisión de la ministra de Vivienda por parte de su socio. El análisis que hacen es que los de Yolanda Díaz buscan sacar la cabeza y marcar perfil en esta cuestión porque han perdido ya otras banderas y se les van agotando.

La relación de Sumar con Vivienda no es buena, es tirante, pero en La Moncloa respaldan a la ministra y ayer los ministros del PSOE dieron muestra de ese apoyo. Eso sí, creen que es una equivocación abrir un enfrentamiento interno en esta materia porque, entienden en el ala socialista, la confrontación debe ser con el PP y sus territorios y no entre los socios.

El Gobierno busca presionar a los presidentes populares planteando que ellos financiarían lo relacionado con la vivienda siempre que las comunidades pongan su parte. Si no, no les darán fondos. «Tirarnos los tratos entre nosotros es despistar» y dar argumentos a la oposición, advierten desde el PSOE a Sumar.

En cambio, en el espacio de Díaz se aplaude ese órdago -unos socios más que otros-. Otro asunto es que los ministros, en el papel institucional que desempeñan, hayan evitado entrar a ese choque, en el que algunos se han exhibido incómodos. Es cierto que Sumar ha tratado de enfriar la petición de dimisión de Rodríguez en las últimas horas, pero a la vez celebra que haya cuajado la idea de que no se puede esperar más para dar soluciones.

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