Publicado: octubre 21, 2025, 8:07 pm

Sorpresa en la comisión navarra de investigación del caso Koldo. Lo que iba a ser, en principio, la declaración de uno de los cuatro técnicos cercanos al presidente de la mesa de adjudicación del Túnel de Belate, la mayor obra en la comunidad foral en décadas, presuntamente amañada, devino en un serio problema para el ingeniero Jesús Polo, blindado por María Chivite en tres leyes de presupuestos para salvarle de la jubilación, y ahora acusado de trato de favor.
El ingeniero en cuestión, Guillermo Vallejo, jefe de sección de Nuevas Infraestructuras -el servicio que dirigía Polo tras ser mantenido artificialmente en su puesto por Óscar Chivite, tío de la presidenta navarra-, admitió este martes que su superior, y también presidente de la mesa que adjudicó el contrato de 76 millones de euros a la UTE de Acciona, Osés y Servinabar (esta última poseída en un 45% por Santos Cerdán desde 2016), le presionó para que «repensara» sus puntuaciones en las calificaciones técnicas.
Vallejo había dado la mayor calificación a Mariezcurrena, la empresa navarra que lideró el concurso hasta que Polo lo desniveló votando el último, según denunciaron tanto el secretario de la mesa, Lorenzo Serena, como el interventor.
El intercambio entre ambos comenzó de manera suave, pero acabó tan fuerte que Vallejo y Polo llegaron a tener una discusión en el despacho de este último, y el primero llegó a darle una patada a la puerta, «y la rompí», admitió. ¿Cambió sus valoraciones de resultas de dichas presiones?, le preguntaron los miembros de la comisión. «En ningún momento», dijo Vallejo a los parlamentarios.
Su versión extiende aún más la sospecha de trato de favor hacia Servinabar por parte del Ejecutivo de María Chivite, y más aún porque Vallejo admitió en la propia comisión que él fue uno de los ocho miembros de la mesa que, como denunció Serena, oyeron rumores de que la oferta estaba dada de antemano a la UTE de Acciona: «Los escuché dentro del departamento y también en algunas obras», comenzó diciendo, para luego llegar a verbalizar: «En otras obras podía también haber rumores, pero como en esta no. A mí me sentó bastante mal, y a alguna persona que me comentó esos rumores le dije que yo era miembro de la mesa y que no iba a ser así».
Serena ha llegado a decir sobre el trance algo parecido: que si bien antes de mesas anteriores podía haber escuchado rumores, nunca tantos como en la adjudicación del desdoblamiento del túnel de Belate, obra hoy aún en ejecución de la cuya Unión Temporal de Empresas aún no ha salido Servinabar 2000.
Vallejo también contradijo de esta forma lo dicho por Polo la semana pasada en la comisión, cuando a preguntas de uno de los parlamentarios admitió que había tenido un fuerte enfrentamiento con Vallejo, pero «por cosas que no tenían nada que ver con Belate», dijo. El ingeniero lo desmintió este martes de cabo a rabo.
Sobre las presiones para que el jefe de sección de Nuevas Infraestructuras no puntuara tan alto a Mariezcurrena, Comsa y Nortúnel, Vallejo explicó que llevaba un tiempo recibiendo ese mensaje de parte de Polo, «y por las buenas le decía que no lo volviese a hacer. Pero ese día, cuando vino a mi despacho y me lo volvió a reprochar, me dijo que no podía ser, que había que cortar con eso. Yo tenía que irme a unas obras, pero antes me fui a su despacho y le dije que no volviese a decirme eso jamás. Y al salir di una patada en la puerta y la rompí», detalló.
Guillermo Vallejo era en ese momento uno de los dos miembros de la mesa que le daban la mayor puntuación a Mariezcurrena, que finalmente quedó en segunda posición tras Acciona, Osés y Servinabar, ésta última sin experiencia en obras de semejante calado.
El ingeniero, en todo caso, negó que sufriera presiones propiamente dichas. «Ya somos mayorcitos para tener presiones. A mí las presiones no me afectan», dijo. Vallejo lleva siendo funcionario 21 años y ha sido presidente de mesas «en muchas ocasiones», dijo.
Sobre el orden de puntuación, Vallejo también desmintió tácitamente a Polo, al asegurar que los otros cuatro miembros técnicos de la mesa le enviaron a este sus puntuaciones, por lo que necesariamente el presidente votó el último y pudo desnivelar la competición entre las distintas ofertas. Polo aseguró en su tumultuosa comparecencia que en realidad había votado el tercero, «pero no se puede demostrar porque los registros informáticos han desaparecido al jubilarme», dijo.
¿Prevaricó Polo?, se le preguntó a Vallejo. «No tenemos ninguna prueba de que el señor Polo puso las notas después de nosotros. ¿Por qué vamos a pensar que es malo? Yo creo que las pondría antes de pedirnos las notas a nosotros», afirmó, de manera, quizás, florentina.