Publicado: octubre 19, 2025, 6:07 am

Los jefes de Estado y los primeros ministros europeos nunca saben lo que se van a encontrar cuando el presidente de los EEUU los convoca a una cumbre, sea en el Despacho Oval o en Egipto. La Casa Blanca los sitúa dónde quiere, bromea con ellos sin filtros y les obliga a asumir quién es el que manda, tanto en la forma como en el fondo.
La última cumbre, celebrada en un balneario de Egipto, para mayor gloria de Trump como artífice del esperado alto el fuego en Oriente Próximo, fue un buen resumen del Show de Trump. A cada líder europeo, le dedicó unode sus chascarrillos. A Starmer le señaló como a un niño que falta a clase, a Meloni la piropeó llamándola «joven y hermosa», a Macron le dejó claro en el saludo quién es el más alto, al canciller alemán le piropeó por su tamaño, y al presidente del Gobierno español le saludó con un gesto que puede considerarse como simpático, hizo amago de no soltarle la mano y Sánchez le mantuvo el pulso.
Aunque el «fantastic job» que le regaló Trump a Sánchez en el breve saludo no quedó muy claro si iba didigido a a los socios de la OTAN o a España en referencia a las gestiones para que el Gobierno de Sánchez aumente significativamente el gasto militar, lo cierto es que tanto el jefe del Ejecutivo como sus colaboradores volvieron encantados de Sharm El Sheikh. Sobre todo porque cuando salieron de España, al margen del éxito de la invitación, no tenían muy claro si recibirían una colleja, un desplante o un vacío por parte de Trump debido a que Sánchez podría considerarse el rebelde que se negó a asumir el 5% en gastos de Defensa.
El saludo de Trump a Sánchez fue un alivio, teniendo en cuenta que no hacía mucho había amenazado a España con expulsarla de lal OTAN si no le hacía caso. «No sabíamos, ni nosotros, ni ninguna delegación, cómo se iba a desarrollar la cumbre, Estados Unidos es siempre quien decide todo, las fotos, los momentos y los detalles», aseguran fuentes gubernamentales. Y el desplante del 5% aún pesa sobre España en el seno de la OTAN. «Los aliados pueden considerar la actuación del Gobierno como una demostración de insolidaridad, aunque no lo sea desde nuestro punto de vista, ya que Defensa ha dejado claro que estamos haciendo el mismo esfuerzo que todos los demás en el aumento del gasto militar», señalan otros interlocutores del Gobierno.
CRISIS DIPLOMÁTICA
Cuenta Moncloa que el presidente del Gobierno se está adaptando bien, y hasta con gusto, al cambio estructural de las reglas de la diplomacia internacional que está llevando a cabo la familia Trump, ya que su yerno está ejerciendo de nuevo Kissinger. «Sánchez ha sabido leer los nuevos códigos impuestos por el presidente americano. En los años 80 ó 90, unas declaraciones del presidente norteamericano como en las que dijo que España merecía ser expulsada de la OTAN hubieran causado una gravísima crisis diplomática. Ahora no pasa nada. Pisamos un terreno completamente nuevo, Trump ha impuesto códigos inéditos en las relaciones internacionales, eso es una realidad, y nadie puede ignorarla», reconocen los colaboradores de Sánchez, que muestran su «satisfacción» por «la forma» en la que el Gobierno español ha decidido plantar cara a Trump en el terreno ideológico -Sánchez quiere ser el líder que pare en avance de la ultraderecha en el mundo-, pero mantener unas «relaciones excelentes» con el secretario de Estado, Marco Rubio, y con el resto de la Administración del controvertido presidente.
«Estamos contentos, asumimos la realidad tal y como es, sabemos que lo más importante a preservar es el ámbito institucional, y ahí no nos gana nadie, otra cosa es un presidente que hace declaraciones todos los días, que habla de todo lo humano y lo divino, que ha hecho de las bromas, los chascarrillos, las ironías y las declaraciones de brutal sinceridad que nunca han sido habituales en el lenguaje diplomático. Eso no puede ni debe impedir las relaciones entre ambos países, ni tampoco concluir que cada vez que Trump lanza un dardo hacia el Gobierno de España, nos vaya a castigar de ninguna manera. Eso no va así», añaden los colaboradores del presidente.
Los asesores de Sánchez consideran que Trump tiene respeto por el presidente español porque defiende sus posiciones y porque las cifras de la economía española son muy bien valoradas por los mercados internacionales. El PIB y la gestión de la macroeconomía, paradójicamente, es la medalla más valiosa que Sánchez se pone en la solapa cada vez que puede. Aunque su liderazgo en el PSOE lo cimentó sobre un discurso claramente de izquierdas y muy crítico contra el funcionamiento del sistema capitalista, tras la crisis financiera que provocó la Gran Recesión.
Final de mes de alto voltaje
Los días finales de octubre serán de más alto voltaje político de lo habitual. Y ya es decir. El día 30, el PP ha hecho valer su mayoría absoluta en el Senado para fijar la comparecencia de Pedro Sánchez en la comisión Koldo. Y la insólita presencia de un presidente del Gobierno en una comisión de investigación se producirá horas después del funeral de Estado por las víctimas de la trágica Dana que asoló media provincia de Valencia en el cabo de año de la fatídica fecha. La presencia del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, en esa ceremonia será controvertida porque las víctimas han pedido formalmente que el líder autonómico no asista al funeral que será presidido por el Rey. Es evidente que Mazón no sólo puede ir al funeral, sino que debe ir porque es el presidente de la comunidad. Otra cosa es que la mayoría de los valencianos y de los españoles, según todas las encuestas, consideren que Mazón no debería seguir en su puesto tras estar desaparecido en las peores horas de la catástrofe.