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Ábalos, el estupor y un raro jueves sin bronca

Publicado: octubre 16, 2025, 10:07 pm

Los más noticioso del jueves en el Congreso ocurrió el miércoles, como suele ser habitual. Este miércoles llegó José Luis Ábalos con su acta de diputado y su coche particular, aparcó el automóvil en la plaza que tiene reservada en el parking de la Cámara Baja y salió a tomar un taxi para llegar puntual al Supremo. Una vez allí se negó a declarar ante el magistrado Leopoldo Puente, salió caminando del Alto Tribunal, volvió a hacer uso del servicio público del taxi y regresó al Congreso. Parece que comió solo en su despacho. Después bajó a por el coche. Este hombre despierta un estupor gigante. Igual en un juez que en un civil, aunque al juez quizá le corresponde reservarse la comunicación de estupores. En el patio de Floridablanca se hablaba de esto un día más: de Ábalos y esa manera de caer a plomada en la vertical del partido socialista. Aunque no pertenezca al PSOE, la procesión va por dentro como un ronroneo intrínseco e insomne.

No hay más que darse una vuelta por los pasillos en día de actividad parlamentaria para percibir una brisa de frigorífico. Parece una mañana insípida, pero se siente el frío de machete. El orden del día es de un sopor técnico y envasado: proyecto de modificación de la Ley 58/2003 en materia de prescripción, recaudación, asistencia mutua y obligaciones de información; de la Ley 35/2006 del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas y de la Ley 29/1987 del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones. Con las maletas preparadas porque es jueves, el pensamiento general de sus señorías se proyecta en el puesto que tengo allí. Vuelven a casa. María Jesús Montero da cera a Vox con su habitual encaje de semifusas. En las recientes elecciones municipales en Portugal funcionó el cordón sanitario de todos los grupos (la derecha sensata, la izquierda sensata) para que la extrema derecha quede atrás. La mayoría de portugueses quedaron encantados.

Pienso en cosas así cuando Montero se echa más contra Vox a cuenta del control de las criptomomedas. En los escaños, los profesionales consultan sus móviles porque salta un urgente informativo: Pedro Sánchez citado el jueves 30 de octubre en la comisión Koldo del Senado. Será día de cirugía mayor. En el PP van encantados y se les nota. Ester Muñoz sustituye a Miguel Tellado en la comisión de secretos oficiales. Como los portugueses, gana un poco el PP. Es la votación de la mañana. Acumula 327 papeletas a favor, 11 en blanco y 3 nulas. Voto a voto en la urnita de madera solemne. Aunque lo más importante de Las Cortes ayer es lo que sucede en La Moncloa, una vez más.

Salió encampanado José María Figaredo, el de Vox, con una enmienda a la totalidad. La totalidad que sea. Para entonces llevo un rato observando el busto de Clara Campoamor en el Escritorio de Prensa. Una pieza de metacrilato acero y cristal de la artista Marina Núñez. Figaredo arranca citando al hermano de Sánchez y continúa con un descuartizamiento del Horror Picture Show del PSOE: Ábalos, las amantes enchufadas, Koldo y de ahí al IVA y otros lugares comunes. Hay que recoger el confeti y las serpentinas para la crónica. Es lo que hay. El hombre que habla defiende alegremente los «criptoactivos», ese fentanilo del dinero, y suelta un penúltimo pescozón a Montero recordando la ausencia de Presupuestos, pero queda la guinda: la Real Academia Española. Ahora sí que germina el trigo. Vox escandalizado por el presunto enredo del Ministerio de Exteriores para abordar la docta Casa. ¡Vox! «Esta realidad es lo que intentamos impedir». Cuála, cuála. Hubiese sido estupendo que el diputado Figaredo acabase lanzando al respetable unas pompas de jabón, pero escogió una frase de intención fiera: «Pónganse a disposición judicial de una vez». Recuerdo una sentencia magnífica de Marco Aurelio: «Sé sobrio en relajarte».

Con el ojo escaneo lentamente los pulsos del Congreso. Aquí nunca se toca fondo. Dos horas después disfruto en vivo de la salida de sus señorías del hemiciclo. Los periodistas hacemos pasillo. Ellos a veces saludan, a veces no. Navegan hacia la luz exterior flotando un poco, como una salida de aula. A mí esto no se me agota nunca. Hay un despilfarro sabroso en contar lo que no se ve, la literatura acumulada del Congreso. A veces, en política, intuir es preferible a comprender. Mi adhesión incondicional a la vida se explica cada vez mejor en los acontecimientos más pequeños. Este lugar va sobrado de detalles.

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