Publicado: octubre 5, 2025, 7:17 am
Uno de los aspectos más divisivos del deporte es cómo le afectan los conflictos geopolíticos. «El deporte y la política deben ir separados», se escucha en cada conversación sobre el tema, pero la situación de Israel y Palestina y las manifestaciones en La Vuelta a España manifiestan que el entrelazamiento de dichos ámbitos es, en ocasiones, inevitable.
Los atentados del 7 de octubre de 2023 que Hamás perpetró contra Israel fueron el desencadenante de una «guerra larga y agotadora», en palabras de Benjamín Netanyahu. Cumplió su promesa el primer ministro israelí con ataques masivos a la Franja de Gaza.
Israel participó en los Juegos Olímpicos de París 2024, en las fases clasificatorias de los grandes torneos de fútbol, en el Eurobasket… y sus equipos, incluso esta temporada, participan sin oposición en las competiciones organizadas por las confederaciones europeas, como la Euroliga o la Europa League.
La Federación Turca de Fútbol ha sido la primera en exigir la exclusión de los combinados hebreos de las competencias internacionales en una declaración apoyada por 50 futbolistas: «Pedimos a la UEFA que inmediatamente suspenda a Israel de todas las competiciones hasta que cumpla con la ley internacional y pare con el asesinato de civiles y la hambruna. El deporte no puede ser neutral ante las injusticias», reza el escrito.
Ciertos partidos de equipos israelíes han sido el escenario de protestas por la masacre en Palestina, como en el Ajax – Maccabi Tel-Aviv en noviembre de 2024, que acabó con 60 detenidos por los disturbios.
Algunos deportistas hebreos también han sufrido rechazo. Manor Solomon, nuevo fichaje del Villarreal, fue abucheado en el Ramón Sánchez-Pizjuán, y siete ajedrecistas israelíes se retiraron del Abierto de Sestao tras ser instados a ello por la organización, cuya alternativa para su participación fue hacerlo sin la bandera de su país.
La Vuelta a España ha sido el gran ejemplo de cómo el deporte ha servido de vehículo como protesta a la situación en Gaza. El 3 de septiembre, cientos de manifestantes propalestinos que protestaban contra la presencia del equipo Israel-Premier Tech obligaron a cancelar el final de etapa en Bilbao. Desde entonces, la irrupción de la prueba con reivindicaciones e incluso invasiones de carretera fue una constante.
Todo culminó en la última etapa, con la meta en Madrid. Espoleados por el apoyo de Pedro Sánchez y la presencia de figuras políticas como Irene Montero o Ione Belarra, los manifestantes obligaron a cancelar el evento con una serie de disturbios que se saldó con dos detenidos y 22 policías heridos. Fue la primera gran acción en el mundo del deporte contra Israel.
Como respuesta a la tensión política, el ente regidor del Giro dell’Emilia retiró su invitación al equipo ciclista. La concejala de Deportes de Bolonia, Roberta Li Calzi, comentó que «la participación de una formación vinculada al gobierno israelí resulta incompatible con los valores que el deporte debería encarnar» antes de exigir su veto.
De cara al futuro, las grandes organizaciones aguardan la resolución del plan de Donald Trump y Benjamín Netanyahu para la paz en Gaza. Buen ejemplo es el consejo de la FIFA, reunido el jueves en Zúrich, que evitó tratar la posible expulsión de Israel de sus competiciones, dejando el balón en el tejado de la UEFA y lanzando un mensaje vacío sobre los valores del fútbol.
«El mensaje más importante que el fútbol puede transmitir en estos momentos es el de la paz y la unidad. En la FIFA estamos comprometidos a utilizar el poder del fútbol para unir a la gente en un mundo dividido», comentó Gianni Infantino, presidente de la organización.