Publicado: octubre 1, 2025, 11:59 am
Por primera vez, los grupos de proteínas que se cree que desencadenan la enfermedad de Parkinson se han podido visualizar , lo que marca un avance importante en el estudio de la enfermedad neurológica de más rápido crecimiento en el mundo. Los resultados, publicados en la revista ‘ Nature Biomedical Engineering ‘, podrían ayudar a desentrañar los mecanismos por los cuales el párkinson se propaga a través del cerebro y a poyar el desarrollo de diagnósticos y posibles tratamientos . Estos pequeños grupos, llamados oligómeros de alfa-sinucleína, han sido considerados durante mucho tiempo los posibles culpables de que la enfermedad de Parkinson comience a desarrollarse en el cerebro, pero hasta ahora, han evadido la detección directa en el tejido cerebral humano. Ahora, investigadores de la Universidad de Cambridge , la UCL , el I nstituto Francis Crick (Reino Unido) y la Politécnica de Montreal (Canadá) han desarrollado una sofisticada técnica de imágenes que les permite ver, contar y comparar oligómeros en el tejido cerebral humano. La técnica ASA-PD emplea microscopía de fluorescencia ultrasensible para detectar y analizar oligómeros de alfa-sinucleína en tejido cerebral post mortem. Al maximizar la señal y reducir el ruido de fondo, permite observar y estudiar incluso oligómeros individuales, aumentando significativamente la sensibilidad en la detección. Para 2050, se prevé que el número de personas con párkinson en todo el mundo se duplique hasta alcanzar los 25 millones. Y, a pesar de que existen medicamentos que pueden ayudar a aliviar algunos de los síntomas del párkinson, como el temblor y la rigidez, no existen fármacos que puedan ralentizar o detener la enfermedad en sí. Durante más de un siglo, los médicos han reconocido el párkinson por la presencia de grandes depósitos de proteínas llamados cuerpos de Lewy. Sin embargo sospechaban que oligómeros más pequeños y de formación precoz podrían causar el daño a las células cerebrales. Hasta ahora, estos oligómeros eran simplemente demasiado pequeños para ser vistos: apenas medían unos pocos nanómetros de longitud. «Los cuerpos de Lewy son el sello distintivo del párkinson, pero básicamente indican dónde se ha desarrollado la enfermedad, no dónde se encuentra actualmente», afirma el profesor Steven Lee, del Departamento de Química Yusuf Hamied de Cambridge , quien codirigió la investigación. « Si pudiéramos observar el párkinson en sus primeras etapas, nos revelaría mucho más sobre cómo se desarrolla la enfermedad en el cerebro y cómo podríamos tratarla ». «Esta es la primera vez que hemos podido observar oligómeros directamente en tejido cerebral humano a esta escala : es como ver estrellas a plena luz del día», afirma Rebecca Andrews, coautora principal y quien dirigió el trabajo. En su opinión, abre nuevas puertas en la investigación del párkinson. El estudio comparó cerebros post mortem de personas con párkinson y de individuos sanos, encontrando oligómeros en ambos casos. Sin embargo, en el párkinson eran más grandes, brillantes y abundantes, lo que sugiere su vínculo con la progresión de la enfermedad. Además, se identificó una subclase de oligómeros exclusiva de pacientes, posible marcador temprano antes de los síntomas. La técnica ofrece un «atlas» de cambios proteicos aplicable a otras enfermedades neurodegenerativas y podría ayudar a localizar tipos celulares específicos afectados. Los investigadores destacan que estudiar directamente el cerebro humano es clave, aunque complejo, y que esta innovación tecnológica abre nuevas vías para entender cómo los agregados proteicos alteran el entorno cerebral y desencadenan la enfermedad. Sin embargo, en declaraciones a Science Media Centre , Salvador Ventura, director científico del Instituto de Investigación e Innovación Parc Taulí , asegura que aunque ASA-PD representa un avance relevante y aplicable a otras enfermedades, su principal limitación es la definición laxa de «oligómero», ya que puede abarcar especies diversas en distintos estadios de la enfermedad. Según los autores, los detectados podrían ser pequeños agregados prefibrilares, más grandes que los oligómeros tóxicos descritos en otros estudios. Aun así, el hallazgo es importante porque logra detectar estas especies sin amplificación indirecta. El reto ahora, advierte, e s trasladar la técnica a la práctica clínica , superando obstáculos técnicos y regulatorios: incrementar la sensibilidad en tejidos vivos y desarrollar marcadores seguros que permitan diagnóstico temprano. La combinación de un diagnóstico precoz con terapias modificadoras sería el escenario ideal, y ASA-PD tiene el potencial de desempeñar un papel clave en este objetivo.