Publicado: septiembre 21, 2025, 8:07 am

El otoño era la estación en la que, después de sus trágicas vísperas de verano, el presidente del Gobierno pretendía restaurar la confianza con los partidos de la investidura para alcanzar el año 2026 y llegar a 2027, que es su verdadera meta.
La restauración de la confianza con Podemos y los partidos independentistas -Junts y también ERC- no va por buen camino. Puigdemont le ha vuelto a dar calabazas al ex presidente Zapatero, enviado de Sánchez, Podemos será protagonista esta semana cuando tumbe el pacto sobre inmigración Gobierno-Junts, y ERC se niega a negociar los Presupuestos hasta que Hacienda no dé vía libre a la «financiación singular» de Cataluña, tal y como fue pactada con el PSC.
Ante este abandono por parte de sus tres aliados parlamentarios, el presidente del Gobierno se ha refugiado en la política exterior abanderando la respuesta mundial al «genocidio» de Netanyahu contra la población palestina y situándose en la vanguardia del combate contra el avance de la extrema derecha en Europa.
«El presidente tiene en su cabeza completar la legislatura, sus planes son a dos años vista. El problema de la oposición es que cada día se levantan pensando en la convocatoria de las elecciones generales, sea porque los jueces toman alguna decisión sobre las causas judiciales abiertas, o porque Puigdemont va a romper definitivamente con el Gobierno. Estamos en un momento difícil, es verdad, pero mucho mejor de lo que llegamos al verano. Y nunca imaginamos que el PP nos iba a echar una mano, llevan cuatro semanas descolocados y lo más inexplicable es que no hayan sido capaces de fijar una posición clara sobre Gaza. Un genocidio cometido en directo. Los ciudadanos lo están viendo en directo en televisión. El error que está cometiendo Feijóo es difícil de entender», señalan fuentes de Moncloa.
Los peligros
Los colaboradores del presidente y el resto de los dirigentes del PSOE están plenamente seguros de que han logrado una «victoria política» sobre Feijóo, al encerrarle en la disyuntiva «genocidio si, genocidio no». El líder del PP endureció su discurso en la sesión de control -calificando de «masacre» la destrucción de Gaza-, pero la voz discordante de Isabel Díaz Ayuso con una defensa cerrada de Netanyahu se elevó unos cuantos decibelios por encima de la del presidente nacional del partido y de las del resto de los barones autonómicos del PP.
«Los españoles contemplan con miedo qué clase de personalidades están poniendo el mundo que conocemos en peligro, Trump, Putin, Netanyahu. No situarse claramente frente a ese peligro en el país del ‘No a la guerra’ es un error grave», concluyen en Moncloa. Por ese camino de defensa del pueblo palestino y el ucraniano seguirá esta semana el jefe del Gobierno en la Asamblea General de la ONU.
La obvia soledad parlamentaria del Gobierno de coalición no altera los planes de Sánchez, ni el fracaso de las reuniones con Puigdemont es analizado en términos de ruptura, ni tampoco los desplantes de Podemos un día si y otro también hacen mella en el discurso oficial. Fuentes socialistas señalan que la confianza con Puigdemont y sus fieles ha sufrido un revés con la desaparición de la escena de Santos Cerdán, encarcelado en Soto del Real. «De alguna manera, Santos había logrado una cierta relación de amistad tanto con Junts, como con Bildu. Para ellos, también fue una decepción escuchar las grabaciones. El método de diálogo y negociación funcionaba. Ahora el nuevo método está por construir. La reunión de Zapatero con Puigdemont no era para negociar los Presupuestos. Sólo para poner el termómetro a la situación y buscar elementos de distensión para restaurar esa confianza».
El portazo del líder de Junts, que nuevamente amenaza con romper con Sánchez por no cumplir sus pactos sobre amnistía, el catalán en Europa o las competencias de inmigración, no es considerada más que la pequeña molestia de cada pleno. Tampoco la anunciada negativa de Junts, ERC y Podemos a sentarse a hablar de Presupuestos impide que Sánchez y los ministros anuncien que están en marcha las negociaciones para aprobar las cuentas públicas.
La posición que expresan en público Junts, Podemos y ERC es «pura táctica política», según el Gobierno, «de cara a su electorado». «En otoño pasarán cosas que no han pasado hasta ahora». La amenaza de Puigdemont sigue en pie. Este lunes se volverá a reunir con sus fieles para decidir que «cosas» pasarán. Más allá de las palabras, en Moncloa lo tienen claro. La única posibilidad real que tiene Puigdemont de tumbar a Sánchez y reventar la legislatura es una moción de censura con el PP y Vox. La dirección socialista tiene el diagnóstico muy claro: «La moción de censura es inverosímil, Junts sufriría un castigo brutal en las urnas, así que paciencia y a seguir hablando con ellos».