Publicado: octubre 25, 2025, 8:23 am
Cerca de 36 millones de argentinos votarán este domingo en las elecciones legislativas de mitad de mandato. Estos comicios renovarán un tercio del Senado y la mitad del Congreso de los diputados. A diferencia del sistema español, en el que cada cuatro años se votan listas electorales de las que sale el Parlamento que después propone al presidente, en la República de Argentina cada dos años se hace una revocación parcial del poder legislativo. Y esta no es la única diferencia. El número de electores llamados a votar en una elección en Argentina se parece mucho al que finalmente lo hace. Por lo menos más que en otros países, ya que en Argentina el votante no solo tiene el derecho, sino también la obligación.
La Constitución Argentina define el voto como universal, igual, secreto y obligatorio. Además, el derecho al sufragio es a partir de los 16 años de edad, aunque la obligatoriedad únicamente recae en los ciudadanos entre 18 y 70 años. De no hacerlo sin causa justificada la ley puede sancionar al elector. Curiosamente, entre los 15 países del mundo que tienen la obligatoriedad del voto de manera efectiva, la mayoría se encuentran en Latinoamérica.
Las elecciones no son el único momento en el que el argentino tiene por obligación acudir a las urnas. En el año 2009, cuando gobernaba Cristina Fernandez de Kirchner, se creó un sistema llamado Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Estas son elecciones que se realizan dos meses y medio antes de la elección general donde se vota una candidatura de un partido en el que se presentan más de dos personas. Las PASO son unas primarias en las que no solo participa el militante o afiliado, sino que es cualquier ciudadano el que debe escoger quién se presentará finalmente por ese partido a las elecciones nacionales. Aunque han sido muchos los intentos de quitarlas o suspenderlas, no ha sido hasta este 2025 cuando se han suspendido por primera vez.
A diferencia de España, donde cada cuatro años se votan listas electorales de las que sale el Parlamento que después propone al presidente, en Argentina cada dos años se revoca parcialmente el poder legislativo
Para el politólogo y director del Centro RA de la Universidad de Buenos Aires, Luis Tonelli, «Argentina es un país de movilización política. Un lugar en el que no solamente hay política de palacio o de kioscos, sino también política en la calle. Los números de movilización electoral pueden ser bastante importantes, más allá incluso de la cláusula de voto obligatorio que, en la práctica, no tiene mucha influencia en el votante».
Voto obligatorio, un sistema sin poca aplicación
Como bien explica Tonelli, ‘hecha la ley, hecha la trampa’. Según la ley únicamente están excluidos de votar los jueces y sus auxiliares que el día de la elección estén afectados a los comicios; los que el día de la elección se encuentren a más de 500 km de distancia del lugar donde deban votar y justifiquen motivos razonables; y el personal de organismos o empresas de servicios públicos que por razones atinentes a su cumplimiento deban realizar tareas que le impidan asistir al comicio. Además, si un ciudadano tiene problemas médicos tendrá que pedir un certificado en los siguientes 60 días. Algo que, como explica, prácticamente nadie hace.
«Lo cierto es que las multas son bajas y nadie te corrobora si tu DNI está validado para hacer algún tipo de trámite si no pagaste la multa por no ir a votar. O sea que directamente es como si no existiera esa obligatoriedad», agrega el politólogo argentino. Según el artículo 125 del Código Electoral Nacional, si la ausencia no se justifica, se incorporará al elector al Registro de Infractores y podrá recibir multas de entre 50 y 500 pesos argentinos (equivalente con el precio del peso actual a menos de 30 céntimos). Además de la multa, se añade que podrá haber restricciones administrativas y la inhabilitación para asumir cargos públicos en un futuro. Varias personas que en algún momento de su vida no han votado aseguran a este medio que nunca han pagado la multa ni han tenido problemas en su día a día.
«Siempre hubo deserción electoral o inasistencia electoral. Antes eran los sectores de mayor poder adquisitivo, que se iban a Punta del Este, en Uruguay, a 500 kilómetros y se desentendían un poco. Son sectores que no se sentían representados por las dos grandes fuerzas populares», explica Tonelli. Sin embargo, «en las últimas elecciones está pasando algo diferente. Se está produciendo una especie de estadounidización de la política argentina. Allí los que no van a votar son los sectores populares. Básicamente las minorías. En Argentina ese cambio del paradigma, del clientelismo, de la exclusión, le ha quitado de alguna manera fuerza movilizadora. Ahora el ausentismo es más bien de los sectores populares».
Esto se puede comprobar con el porcentaje de votantes que acuden cada dos años a votar, que no ha dejado de bajar. No obstante, las cifras siguen siendo altas en comparación con lugares como España, donde el voto es voluntario. El mayor porcentaje de participación en unas elecciones españolas se produjo en 1982 con un 80%, mientras que en Argentina hasta en 10 ocasiones en el mismo tiempo se ha superado esa cifra. La más alta se produjo en 1983 tras el final de la dictadura militar, unos comicios a los que acudieron a votar el 85,61% de los argentinos. En los últimos que llevaron a la Casa Rosada a Javier Milei votó el 77% de los electores.
Boleta única, un nuevo sistema que ha traído polémicas
Las elecciones legislativas de este domingo han traído también un nuevo sistema de votación que ha generado grandes disputas y polémicas en los últimos meses. El partido de Milei promovió y consiguió la aprobación del Congreso para cambiar el sistema de papeletas. Ya no será una por cada partido, sino que habrá una única hoja en la que aparecerán todos los candidatos y el votante deberá escoger con una cruz a sus elegidos. Pese a que el cambio no debería generar un gran problema, lo cierto es que en la campaña han sido muchos los partidos que se han mostrado preocupados.
En estos meses muchos candidatos han grabado videos indicando la forma en la que sus votantes deben elegirlos. Algunos ponen como ejemplo lo ocurrido en las elecciones de la provincia de Córdoba en 2011, cuando hubo un 20% de los votos a gobernador y de 19% a diputados en blanco. Esto se produjo porque era una doble votación, como ocurre en algunas regiones en las elecciones de este sábado donde se eligen diputados y senadores. Muchos electores solo marcaron uno de los dos pensando que así se escogía a ambos y esto generó un porcentaje inusualmente alto de votos en blanco.
Más allá de esto, el oficialismo se ha topado con una de las grandes polémicas de la campaña relacionadas con esto. El principal candidato del partido de Milei para estas elecciones, José Luis Espert, retiró su candidatura tras hacerse pública su relación con Fred Machado, un conocido empresario detenido y acusado de narcotráfico por la justicia estadounidense. Debido a que con este sistema todos los candidatos están en la misma hoja y no en papeletas separadas, la petición del partido de Milei de cambiar el nombre del candidato se ha denegado. Por ello, La Libertad Avanza acudirá este domingo a las elecciones de la circunscripción más grande del país, la provincia de Buenos Aires, con la imagen y el nombre de Espert en vez de el de su sustituto, Diego Santilli.
