Publicado: junio 25, 2025, 1:24 pm
La gente que cree que nos esconden la cura del cáncer, que algunos virus han sido creados en laboratorios o que existe una conspiración para ocultar la relación entre vacunas y autismo representa hoy poco más que una anécdota. Aún así, hay quien sigue aferrado al disparate, y piensa que la especie humana no ha evolucionado a partir de otras especies y que el Mamut, por ejemplo, nunca se extinguió. La Encuesta de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología 2024, presentada este miércoles por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt), apunta que el negacionismo es un fenómeno residual en España, hasta el punto de que apenas el 11% de la población niega o cuestiona la evidencia científica. Con todo, todavía nos perdemos en algunas cuestiones: el 49% cree que las compañías farmacéuticas nos ocultan el peligro de las vacunas , el 40% opina que hay virus que se han producido en laboratorios gubernamentales para controlar nuestra libertad, el 27% duda de que la especie humana haya evolucionado a partir de otras especies o el 23% cree que el gobierno está tratando de ocultar la relación entre las vacunas o el autismo. A todo esto, también son mayoría aquellos que piensan que la ciencia nunca tendrá las respuestas para las cuestiones que preocupan a la humanidad. Más de la mitad de la población —el 56%— duda de que pueda resolverlo todo. La sociedad española tiene una visión crítica sobre el alcance del conocimiento científico, reconociendo que existen dimensiones de la realidad —filosóficas, éticas o emocionales— que escapan a la lógica empírica ¿Qué es la conciencia o el libre albedrío? ¿Dios existe? ¿Hay vida después de la muerte? parece que los españoles dudan de que la ciencia halle algún día respuestas a estas preguntas. No obstante, esta percepción convive con un amplio reconocimiento del valor de la ciencia para el progreso en otros ámbitos, aunque también se detectan recelos sobre su influencia en la vida cotidiana, el impacto de la tecnología y el papel de los científicos en la toma de decisiones. En líneas generales, la ciudadanía española confía en la ciencia y en el personal investigador; pero quiere que estén más cerca de los problemas de la gente. Por ejemplo, cuando se trata de hacer un balance entre los beneficios y los perjuicios que generan la ciencia y la tecnología, la percepción mayoritaria sigue siendo, en términos generales, positiva. Cerca de dos terceras partes (64%) consideran que los beneficios que aportan son mayores, frente a un escaso 7% que opina lo contrario. Es en cuestiones como la investigación para hacer frente a enfermedades o epidemias como el Covid-19 (71%) o para mejorar la calidad de vida (55%) donde existen más opiniones positivas. Y esta es aún más pronunciada entre ciertos segmentos de la población. En particular, muestran una actitud más favorable los hombres de entre 15 y 34 años, las personas con niveles formativos más altos y quienes viven en hogares con mayor nivel socioeconómico. Por el otro lado, la percepción de beneficio disminuye en áreas como la conservación del medio ambiente y la naturaleza (40,5%), la generación de nuevos puestos de trabajo (36,9%), o el aumento de las libertades individuales (32,8%). El balance más negativo, en el que se considera que los perjuicios son mayores que los beneficios (36,8%), lo presenta la reducción de las diferencias entre países ricos y pobres. El informe también expone que los españoles tienen una confianza muy elevada con los científicos (86%) y los consideran expertos en su campo y que investigan por el interés común (61%), pero puntualiza que más de la mitad se muestran de acuerdo con que quienes pagan las investigaciones pueden influir en los científicos para que lleguen a las conclusiones que les convienen (57%). En cuanto a los canales de información, se consolida el uso de medios digitales y redes sociales entre los jóvenes, al tiempo que los canales tradicionales (televisión, prensa, radio) mantienen una influencia significativa y siguen siendo el medio favorito para informarse por parte de la población adulta. Sin embargo, el interés informativo se mantiene en mínimos, con una cifra de apenas el 13,2%. El informe también señala que el 66% de los encuestados cree que la información científica recibida es superficial, incomprensible (25%) e incluso insuficiente (80%). La desconexión de la sociedad con la ciencia se observa también en la bajada de manera significativa con respecto a 2022 de la partición en actividades relacionadas con la ciencia, especialmente la asistencia a actividades de divulgación o las visitas a museos (2,6% y 2,2% respectivamente). Comparado con 2020, ha aumentado la frecuencia con la que se ven o escuchan programas de ciencia en medios de comunicación. Sin embargo, se ha reducido la participación en actividades de divulgación científica, como conferencias, encuentros, ferias o semanas de la ciencia, así como la participación en proyectos de ciencia. En el ámbito de la inteligencia artificial, la visión es pesimista. Siete de cada diez españoles creen que en los próximos diez años la IA podría asumir por completo sus trabajos. También se muestran preocupados por la seguridad de sus datos personales (42%) y del exceso de confianza que se pone en ellas (33%), pese a que ocho de cada diez afirma utilizarla en su día a día. Además, temen que la IA puede ayudar a que los gobiernos tengan un mayor control sobre las personas. Por otro lado, y atendiendo a lo que los españoles ven beneficioso de esta tecnología, el 69% destaca el reconocimiento facial para la vigilancia y el control de fronteras, así como los asistentes virtuales de voz. En cambio, dudan de la utilidad —y ven más perjuicios que ventajas— de los algoritmos de recomendación de contenidos, ya sea productos en redes sociales o incluso de páginas web (42%). El informe subraya que en todas las aplicaciones analizadas se registra un porcentaje relevante de personas que no tienen una opinión clara, lo que sugiere que aún existe un margen importante de desconocimiento o ambivalencia sobre estas herramientas emergentes.