Varios desengaños amorosos y un negocio en el que invirtió más de 300.000 euros: la vida de Alejandro Albalá antes de 'Supervivientes' - Estados Unidos (ES)
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Varios desengaños amorosos y un negocio en el que invirtió más de 300.000 euros: la vida de Alejandro Albalá antes de 'Supervivientes'

Publicado: septiembre 7, 2025, 7:10 am

«Esto [el concurso] son como unas vacaciones para mí. Se me han juntado muchas cosas: laborales, económicas, de amor… Ha sido un poco un caos». Con esas palabras, que decía emocionado, la audiencia de Telecinco se reencontraba en el regreso de Supervivientes All Stars con Alejandro Albalá, quien no hace tanto era no solo un habitual de los platós de Mediaset, sino que se había convertido en uno de los favoritos del público por su naturalidad, su bonhomía y su templanza.

Sin ir más lejos, en este comienzo de una nueva estancia en Cayos Cochinos, se ha hecho con el triunfo en el juego de líder, ha ganado la inmunidad y ha nominado a Gloria Camila, con quien ya ha tenido sus más y sus menos dialécticos. Al fin y al cabo, Albalá, de 30 años, prácticamente entró al mundo de la fama por el clan Pantoja, con aquel noviazgo de dos años y posterior boda en México en 2016 con Isa Pantoja —aunque se separasen apenas seis meses después—.

Pero eso no hizo que desapareciese de los programas de la cadena, más bien al contrario: sus apariciones se multiplicaron, máxime cuando comenzó a salir con Sofía Suescun, cuya relación acabó envuelta en polémicas incluso con su suegra, Maite Galdeano. De ahí que participase en la primera edición de GH Dúo, en 2019, y en Supervivientes en 2021. Y precisamente fue en esta etapa en Honduras en la que algo cambió en su modo de vida y, a su regreso, y después de convertirse en el jefe de producción de un concurso en la televisión pública de Castilla-La Mancha en 2021, desapareció del foco mediático.

Han sido alrededor de cuatro años en los que Albalá ha preferido no ser ese joven veinteañero que asistía con asiduidad a debates y programas del corazón. Al contrario, alejado de las cámaras prefirió aprovechar el dinero ahorrado y la cuota de fama alcanzada para comenzar una vida distinta completamente, ya que se convirtió en un empresario… Pero no de un gran negocio como acostumbran otros influencers y colaboradores, sino que, tras salir a la luz unas imágenes de él encargándose casi de todo en su nuevo «curro», volvió a la televisión a explicar su situación.

«Tengo un estanco gracias al dinero que tenía ahorrado de la tele», contó en uno de los últimos Deluxe. «Me llamaban vago pero todo tiene su tiempo. En el estanco me encargo de todo», añadió y explicó que vivía de manera desahogada, pero que antes había tenido que realizar una inversión de entre «300.000 y un millón de euros». Un dinero, además, con el que había conseguido tener dos empleadas, que favorecían que él tuviese un horario mucho más descargado, de nueve de la mañana a tres de la tarde.

Alejandro era quien llevaba las cuentas y los pedidos, pero si algún vecino de Carabanchel, el barrio madrileño situó su negocio, entraba durante la mañana, no se le caían los anillos a la hora de despacharle lo que hiciese falta, ya fueran cigarrillos, sellos, o recargar su tarjeta móvil o el abono transporte. «Me apetecía invertir mi dinero con cabeza», explicó, así como que tomó la decisión cuando comprendió que no iba a poder vivir de la televisión para siempre porque hubo unos meses en los que no le llamaban y entendió que necesitaba asegurarse su futuro.

Y no le iba nada mal. De hecho, en aquel programa María Patiño le preguntó abiertamente cuánto ganaba al mes, habida cuenta de la gran inversión que había realizado —y que tiene que costearse un piso en una de las zonas más caras y exclusivas de Madrid, el Barrio de Salamanca, donde reside—. Y Albalá fue sincero y directo: «Estoy contento». Al no decir ninguna cifra exacta, Patiño insistió, como recuerdan desde Lecturas: «¿Más de 3.000 euros [al mes]?». Y Alejandro respondió: «Bastante más que menos».

A todo ello había que añadirle su faceta en las redes sociales, pues aunque no suele publicar demasiado, sí que ha subido bastantes stories, en las que muestra a sus cerca de 190.000 seguidores en Instagram su entrenamiento, sus looks o sus vacaciones, si bien no su trabajo en el día a día. Además, suele utilizar citas bíblicas o traducciones de otros idiomas como el árabe o el japonés. A todo ello hay que añadir que nunca dejó del todo la televisión y que, si bien ha mantenido su vida alejada de los platós, nunca ha dicho que no cuando le han llamado o cuando ha entendido que se iba a hablar de él.

No solo regresó cuando salió a la luz que estaba trabajando en su estanco, sino también el año pasado en el programa Fiesta, cuando le contactaron para contar su experiencia con quien fuera su suegra durante su relación con Suescun. «La he sufrido igual que Kiko [Jiménez]. No es por hacer de ello una bola más, de verdad, es que fue así. Entiendo a Kiko, lo comprendo y le doy el pésame», afirmó, así como que había vivido momentos muy duros con ella siendo muy joven —como que entrase en el cuarto de baño mientras él se duchaba— y que prefería a «Isabel [Pantoja] mil veces».

Por último, también regresó a la televisión para responder a Claudia Bavel, quien confirmó que habían tenido un par de encuentros en 2023, mientras el joven «tenía novia». Albalá no llegó a desmentirlo del todo, y quizá de ahí provengan los problemas «amorosos» de los que ha hablado en Cayos Cochinos. Aun así, todavía quedan muchas semanas para descubrir cómo le ha ido en su negocio o si su regreso a los platós y a Telecinco será para largo, de manera que pueda volver a ahorrar.

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