Publicado: octubre 28, 2025, 7:14 am
No podría haber sido de otra manera. Sheinbaum (CS) no felicitó al ganador de la democrática contienda presidencial en Bolivia, Rodrigo Paz, señalando que “desde la perspectiva de los movimientos progresistas en América Latina, pues es una pena que se hayan dividido ahí en Bolivia”. De igual forma, CS desconoce al actual gobierno del Perú, ya que solo reconoce como legítimo presidente al golpista y delincuente político Pedro Castillo. Un tercer caso es la ruptura de relaciones con Ecuador que se mantiene desde AMLO, por defender al exvicepresidente Glas, condenado por actos de corrupción y rescatado violentamente por la policía ecuatoriana de las instalaciones de la embajada mexicana en Quito.
Estos tres casos ponen de manifiesto los dislates y desaciertos de la política exterior y la contradicción de aludir a la Doctrina Estrada que tanto invoca CS, de que ella no opina sobre asuntos político-electorales de otros países. Pero CS utiliza el principio de la Doctrina Estrada a conveniencia. Por ejemplo, absurdamente invocó dicha Doctrina hace unas semanas para no felicitar a Corina Machado por el otorgamiento del Nobel. Un acto de una gran mezquindad.
Desde AMLO, la política exterior ha sido desastrosa. En América Latina, México ha perdido respeto y confianza al haberse alineado con las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Muchos dirán que, en cambio, la relación bilateral con Estados Unidos en los tres temas fundamentales de migración, seguridad y comercio ha sido atinada. Quizá sí, pero le han faltado funcionarios, diplomáticos y negociadores con experiencia y mayor pericia.
CS ha continuado con la destrucción del funcionamiento y operación del Servicio Exterior Mexicano (SEM), reduciendo su presupuesto y frenando el desarrollo de muchos miembros de carrera del SEM. Ha designado como embajadores, en mayor número que sus antecesores, a políticos inexpertos en relaciones exteriores. Peor aún, utiliza sin pudor a las embajadas como “premio” para exgobernadores del PRI que la apoyaron, o bien para promover cuadros morenistas sin preparación, como el actual embajador en Italia.
CS comete el error de pensar que la política exterior se basa en sus puntos de vista e ideología personales. Se le olvida que representa al país, y que la política exterior debería ser una política pública, no basada en opiniones personales. El canciller tiene la responsabilidad de asesorar y hacerle ver esto a la presidenta, lo que claramente no sucede.
Una pifia más: CS ha continuado con la ridiculez de que España debería pedir perdón por la Conquista de hace más de 500 años. En el marco reciente del otorgamiento del Premio Princesa de Asturias por la Corona Española al Museo Nacional de Antropología, una vez más, mostrando su supina mezquindad, señaló: “Valoro este premio como ‘un pasito’ para el reconocimiento de las atrocidades de la Conquista”. Al entregar el premio, el discurso de la princesa Leonor fue una lección sobre la convivencia, el respeto y la solidaridad. Aludió a “la necesidad de unirnos para hacer las cosas mejor”, haciendo un llamado a la confianza y la convivencia. Ojalá CS haya entendido la parte que le atañe de este mensaje.
Urge que la política exterior recobre su dignidad, rumbo y prestigio del que tradicionalmente gozó hasta antes de la 4T.
