Publicado: mayo 28, 2025, 1:23 pm
Alrededor de 2.500 millones de personas podrían estar expuestas a condiciones climáticas extremas en 2050, entre ellas 239 millones de personas en condiciones de extrema pobreza, con nulas o escasas posibilidades de superar su precaria situación socioeconómica en escenarios climáticos cada vez más amenazantes.
Los grupos de población vulnerables, como las mujeres, los pueblos indígenas, los niños y los trabajadores irregulares, corren un riesgo significativamente más alto, y se calcula que 1.400 millones de mujeres podrían verse directamente afectadas entre 2040 y 2060.
Un informe de la Unesco y la Fundación La Caixa ha destacado el «impacto desigual» del cambio climático, aborda medidas para afrontarlo y pide proteger a los más vulnerables e integrar la equidad, la justicia social y los derechos humanos en las políticas climáticas para garantizar una «transición justa e inclusiva».
Bajo el nombre ‘¿Quién asume el coste? Cómo abordar las desigualdades derivadas del cambio climático y la acción climática‘, el informe se ha presentado este miércoles en el Palau Macaya de Barcelona, con el director de Políticas Sociales de la Unesco, Gustavo Merino; el autor, Rodolfo Lacy, y la responsable de Alianzas Estratégica del Palau Macaya, Mònica Badia.
En su presentación Rodolfo Lacy ha asegurado que si los países con mayores recursos «no apoyan las políticas climáticas las soluciones van a ser más lentas».
Preguntado por el caso de España, Lacy ha dicho que antes del 2050 se verá una transición hacia una nueva climatología en la Península Ibérica con fenómenos extremos cada vez más frecuentes, como olas de calor: «Se visualiza que el sur de España será el norte de África actualmente. Eso implica para España una crisis climática severa».
«El norte de España se visualiza muy semejante a lo que está ocurriendo en Portugal: esos incendios que vemos en Portugal pueden ser parte de la nueva normalidad del País Vasco», y ha añadido que los bosques siempre verdes van a empezar a ser perennefolios.
Colectivos afectados y desplazados
Según los datos del informe presentado, 3.600 millones de personas viven en zonas muy vulnerables a los efectos del cambio climático; y que 2.500 millones de personas «podrían estar expuestas a un calor extremo en 2050» de las que 239 millones viven en condiciones de extrema pobreza y con temperaturas superiores a 35 grados durante más de 12 semanas al año. Los datos también muestran que hay 80 millones de personas «forzosamente desplazadas» que ya viven actualmente en zonas de riesgo climático, y en 2070 puede haber hasta 2.100 millones de personas más en riesgo de desplazamiento forzoso.
Según el informe, las mujeres, los pueblos indígenas, los niños y los trabajadores irregulares sufren un riesgo más elevado, con 1.400 millones de mujeres se verán directamente afectadas entre 2040 y 2060; y que 325 millones de trabajadores de los sectores manufacturero, minero y energético, incluyendo 108 millones de mujeres y 106 millones de mayores de 45 años, están en riesgo.
Además, el patrimonio cultural está «cada vez más amenazado» y se prevé que 238 de los sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco se enfrentarán a graves peligros relacionados con el cambio climático en las próximas décadas.
Los primeros efectos del cambio climático global afectan de una manera «desproporcionada a países y comunidades que apenas han contribuido a la crisis», pero son extremadamente vulnerables a sus efectos, como Chad, Sudán del Sur, Níger, República Centroafricana y Somalia.
Propuestas de los expertos
Gustavo Merino ha destacado que, ante esta situación, la clave «no es solo encontrar una manera para reentrenar a las personas, sino también tener una protección social adecuada para los afectados» que, a su juicio, es otra forma de medida ambiental.
Otras medidas que propone el informe pasan por aumentar la financiación climática anual a 1,15 millones de euros hasta 2035, y poner en marcha programas de reciclaje a gran escala para trabajadores de sectores con altas emisiones de carbono.
También plantea invertir los ingresos procedentes de los mercados de carbono y de las ecotasas en las comunidades desfavorecidas; acelerar la transferencia de tecnología limpia mediante iniciativas de cooperación globales y aplicar una perspectiva que priorice a la población en situación de vulnerabilidad en la adaptación climática. Además de ampliar la protección social para ayudar a los grupos de población vulnerables durante la transición verde.
A continuación, la versión íntegra del informe (en inglés) de la Unesco y de la Fundación la Caixa:
