Publicado: mayo 15, 2025, 10:23 am
La cumbre bilateral que Ucrania y Rusia deben mantener este jueves en Estambul para allanar el camino hacia un alto el fuego se presenta rodeada de incertidumbre. Se desconoce el contenido a tratar en esa mesa de negociación, más allá de un genérico intento para acercar posturas; y hay dudas sobre quiénes serán los protagonistas que ocuparán los asientos en esa mesa.
El presidente ucraniano, Volidimir Zelenski, ha confirmado su disposición a asistir y ha insistido en que espera mantener un cara a cara con Vladimir Putin, pero el Kremlin difundió a última hora del miércoles la lista de representantes rusos que acudirán a Estambul, en la que no figura Putin. En su lugar, encabezará la delegación rusa el asesor presidencial Vladimir Medinski, como ya hiciera en las negociaciones de paz con Kiev en 2022. Asimismo, formarán parte del equipo negociador ruso el viceministro de Defensa, Alexander Fomin, y el número dos de Exteriores, el viceministro Mijail Galuzin.
Queda, por lo tanto, la duda de si Zelenski participará finalmente en la cumbre bilateral, pues ya advirtió que no se reuniría con ningún representante ruso de menor rango.
En este sentido se ha pronunciado Mijailo Podoliak, principal asesor de la Presidencia de Ucrania, que ha sostenido que la reunión no tiene sentido sin Putin. «Solo quieren ganar tiempo y posponer la posibilidad de que se apliquen sanciones más severas contra Rusia o posponer el suministro de armas antimisiles a Ucrania», ha indicado.
Ante ese escenario, y si finalmente se produce la cumbre, será una reunión descafeinada y protagonizada por nombre de segunda fila, ya que tampoco asiste el titular de Exteriores ruso, Serguei Lavrov. En ese sentido, tampoco parece probable que asista el ministro de Exteriores de Ucrania, Andrí Sibiga, que se encuentra en Turquía y este miércoles se reunió con su homólogo turco, Hakan Fidan.
EEUU sí ha confirmado que estarán en Turquía para las negociaciones entre ucranianos y rusos los dos representantes especiales de la Casa Blanca para esta guerra, Steve Witkoff y Keith Kellogg, así como el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, en su papel de mediador. El propio Donald Trump, de gira por Oriente Medio, no había descartado su presencia en Estambul y admitió que desconocía si Putin acudiría a ese encuentro. «No sé si aparecerá. Sé que le gustaría que yo estuviera allí. Y es una posibilidad. He estado pensando en ello», afirmó este miércoles ante los periodistas al aterrizar el Air Force One en Qatar.
Respecto al contenido a tratar, Sibiga ha explicado que Ucrania insistirá en la necesidad de que se declare un alto el fuego inmediato de al menos un mes, que permita dar un impulso a las negociaciones, y volverá a abogar por redoblar la presión sobre Rusia si el Kremlin sigue rechazando declarar esta tregua. Por la parte rusa, Ushakov se ha limitado a comentar que en la reunión pondrán sobre la mesa «asuntos políticos y un conjunto de cuestiones técnicas».
Más presión para Rusia
El rechazo de Putin a aceptar la tregua de 30 días propuesta por Ucrania ha provocado que los aliados occidentales incrementen la presión sobre Moscú. En ese línea, el ministro francés de Exteriores, Jean-Noël Barrot, explicó este miércoles que trabaja con el senador estadounidense Lindsey Graham en «sanciones masivas» contra Rusia para forzarla a comprometerse con un proceso de paz.
Barrot, que tiene previsto entrevistarse con Graham este jueves en Turquía, ha señalado que a la vista de que los paquetes aprobados hasta ahora han sido en parte «puenteados» por Rusia, hay que contemplar «sanciones devastadoras». En concreto, se trataría de aplicar aranceles del 500% al petróleo y el gas rusos, pero también a los países que compren esas materias primas, que desde el comienzo de la guerra de Ucrania se han dirigido en gran medida a China e India. Y buena parte del petróleo ruso, una vez refinado en India, ha terminado en el mercado europeo en forma de productos derivados como gasóleo.
Los países de la Unión Europea, por su parte, aprobaron este miércoles el decimoséptimo paquete de sanciones contra Rusia desde la invasión de Ucrania, que incluye a casi 200 petroleros de la llamada ‘flota en la sombra’, que comercian con crudo ruso. El bloque comunitario sancionó también a 30 nuevas empresas implicadas en la invasión, especialmente en bienes de doble uso civil y militar.