Publicado: mayo 2, 2025, 7:24 pm
Tiempos inciertos para la NASA con la administración Trump. Este viernes se han hecho públicas las principales líneas en el presupuesto presidencial para el 2026 y la agencia espacial estadounidense verá cómo programas en los que lleva invirtiendo años dejarán de recibir financiación. Es el caso de proyectos como la estación lunar Gateway, una suerte de ‘hotel’ que orbitaría nuestro satélite y donde vivirían las próximas tripulaciones a la Luna; o la misión de retorno de muestras de Marte, que recogería los tubos que está recolectando el rover Perseverance de la superficie del planeta rojo -algunos de ellos con posibles signos de vida pasada muy prometedores- para traerlos a la Tierra y analizarlos en laboratorios terrestres. «La prioridad de la administración de regresar a la Luna antes que China y enviar a un estadounidense a Marte, el presupuesto impulsará misiones y proyectos científicos y de investigación prioritarios, poniendo fin a programas financieramente insostenibles», explica la NASA en un comunicado . «Se prioriza la inversión en tecnologías espaciales transformadoras, a la vez que se reorientan responsablemente proyectos más adecuados para el liderazgo del sector privado». Entre los cambios importantes también la «transición del Programa Artemis hacia un enfoque más sostenible y rentable» para la exploración lunar. En concreto, el cohete SLS y la cápsula Orion, creadas por la NASA para que las siguientes tripulaciones viajen a nuestro satélite y en las que se lleva una década invirtiendo, serán suprimidos a partir de la misión Artemis 3, la primera en la que astronautas estadounidenses pisen de nuevo la Luna. A partir de ahí «se invitará a socios internacionales a unirse a estos renovados esfuerzos, ampliando así las oportunidades de colaboración significativa en la Luna y Marte». De hecho, ambos destinos recibirán un impulso económico de más de 7.000 millones de dólares a la exploración lunar y oros 1.000 millones en nuevas inversiones para programas centrados en el Planeta Rojo con la intención de «explorar simultáneamente» ambos mundos, «priorizando la investigación científica y tecnológica crucial», señala en la misma misiva la administradora interina de la NASA, Janet Petro. Además, se eliminará el gasto en ‘aviación verde’, centrado en estudios del clima, enfocando los recursos en el desarrollo de tecnologías para el tráfico aéreo y otras aplicaciones gubernamentales y comerciales «que generen ahorros». «Este presupuesto también garantizará la eliminación continua de cualquier financiación destinada a iniciativas desalineadas con la DEIA -el programa por el que se eliminan o recortan proyectos que tengan que ver con cambio climático o igualdad, entre otros temas-, destinándola en su lugar a misiones capaces de impulsar la misión principal de la NASA». Debido a que las misiones espaciales conllevan años de preparación, incluso décadas antes de ser ejecutadas, las consecuencias de la eliminación o recortes en estos programas son de bastante calado para Europa, tanto para la Agencia Espacial Europea (ESA) como para las empresas que colaboran en dichos proyectos. Por ejemplo, hace tan solo unos meses la ESA presentaba en sociedad HALO , un módulo lunar que ha costado 2.300 millones de euros y que estaba destinado a acoplarse a la estación lunar Gateway junto con otros dos módulos más en marcha. También Europa es responsable del módulo de servicio de la cápsula Orion, la nave en la que viajarán los astronautas de Artemis 2 y 3, pero que dejará de prestar sus servicios justo después. La ESA y empresas españolas como GMV también participaban activamente en la misión de retorno de muestras de Marte, en el punto de mira ya con la anterior administración estadounidense por sus múltiples retrasos y su disparado presupuesto. «Que el coste del retorno de las muestras aumentase a 11.000 millones de dólares y las muestras regresen en 2040 es inaceptable. Así que hemos dejado de lado ese plan», señaló el anterior administrador de la NASA, Bill Nelson. «La NASA busca nuevos diseños para hacer MSR a menor coste y regresar en la década de 2030. Se busca un menor riesgo y una menor complejidad de la misión». Finalmente el siguiente gobierno ha optado por cortar por lo sano, una decisión que repercutirá negativamente no solo en Europa, sino en otras agencias espaciales importantes como la canadiense o la japonesa.