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Trabajar para Israel o renunciar a 500 millones de euros: el juego de equilibrios de CAF y su tren ligero en Jerusalén

Publicado: octubre 2, 2025, 12:23 pm

Trabajar para Israel o renunciar a 500 millones de euros: el juego de equilibrios de CAF y su tren ligero en Jerusalén

El «gran gigante ferroviario español». Esa es la denominación que se suele utilizar para hablar de Construccciones y Auxiliar de Ferrocarriles. CAF , como se conoce popularmente a este proveedor de trenes y material ferroviario internacionalmente reconocido. Una empresa española, de Guipozcoa, que está cosechando enormes contratos fuera de nuestras fronteras. 

Y que también está en el punto de mira internacional. 

CAF. Es una de esas empresas de las que nos suena su logo y sus siglas. Sabes que lo has visto pero puede que no tengas muy claro dónde o en qué sector puedes situarla. No es tan raro, no te preocupes, aunque CAF se encuentra entre las 200 mayores empresas españolas. 

Para que nos hagamos una idea de su tamaño, en 2024 facturó 4.200 millones de euros y generaron más de 100 millones de euros de beneficio. En Euskadi cuenta con unos 3.000 empleados pero tiene más de 16.000 personas contratadas por todo el mundo, ya que el grueso de su negocio está en Europa (58%) pero también cuenta con proyectos en América y Asia-Pacífico. 

Israel. Precisamente es uno de sus proyectos en el extranjero el que está generando grandes dolores de cabeza a la compañía. La empresa trabaja desde 2019 con la israelí Shapir para construir y ampliar las líneas Roja y Verde del tren ligero de Jerusalén

El proyecto no es cualquier tontería. Está valorado en 1.800 millones de euros de los cuales CAF debería embolsarse 500 millones si entrega su parte en tiempo y forma. Además, gestionaría al 50% la explotación de la ampliación en un periodo de entre 15 y 25 años. 

Asentamientos. Para CAF, estar inmersa en un proyecto entregado por Israel ya de por sí debería suponer un problema, teniendo en cuenta el genocidio que se está llevando a cabo en la Franja de Gaza. Pero, por si fuera poco, hablamos de construir 50 estaciones a lo largo de 27 kilómetros de nuevas vías… en asentamientos ilegales. 

En este mapa se observa cómo Israel está ampliando ambas líneas para unir los asentamientos ilegales de Jerusalén Este ya construidos con los de Jerusalén Oeste. La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) asegura que la intención final de este tipo de infraestructuras es crear vínculos permanentes entre estos espacios para dificultar la reversión de su entidad y su devolución a Palestina. 

Presión internacional. Esa posición no sólo la defiende la OLP.La relatora especial ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas publicaba el informe De la economía de la ocupación a la economía del genocidio. En él señalaba a CAF como una de las empresas que hace negocio con las ocupaciones ilegales israelíes. 

Amnistía Internacional también pedía a los gobiernos que tengan en cuenta qué empresas bajo su paraguas están aprovechándose de esta situación. Y señalaba a CAF directamente: 

«La empresa no ha hecho sino obviar las diferentes resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, de la Unión Europea y de la Corte Internacional de Justicia que consideran ilegales los asentamientos israelíes en Territorio Palestino Ocupado, así como el hecho de que el propio Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas declaró ilegal el proyecto de este tranvía en 2016 y 2017 afirmando que ‘viola claramente el derecho internacional y las resoluciones pertinentes de la ONU ”

Qué dice CAF. El último punto que señalan desde Amnistía Internacional tiene mucha relevancia. La compañía señalaba en sus informes de sostenibilidad que “el proyecto del tren ligero se encuentra en territorios que son objeto de controversia política (…) no se ha detectado ninguna vulneración de derechos humanos derivada de la participación del grupo CAF en ningún proyecto”. 

Así mismo, CAF también ha publicado de forma reciente un documento en el que exculpa su papel en el proyecto, asegurando lo siguiente:

«Más allá del cumplimiento del marco normativo aplicable, CAF está firmemente comprometida con la ética empresarial y el respeto de los Derechos Humanos en todas sus operaciones, incluyendo la cadena de valor, con base en los más altos estándares de responsabilidad y transparencia. Para ello, CAF cuenta con una serie de normas, procedimientos y sistemas, adoptados al máximo nivel, que conforman un completo Sistema de Compliance, de aplicación a todo el Grupo, así como a los terceros que contratan con CAF, con el objeto de prevenir y actuar contra cualquier conducta que pudiera ser contraria a la ética, a la ley o al Sistema Normativo Interno de CAF. En particular, en materia de Derechos Humanos, CAF dispone de una Política específica de diligencia debida, que tiene su desarrollo en varios procedimientos de detalle, que refuerza, al más alto nivel, su compromiso ético en todas sus actividades y relaciones comerciales»

Y recalca que el proyecto fue adjudicado en 2019. 

2019. La compañía española se defiende asegurando que este proyecto fue adjudicado en 2019 omitiendo cualquier referencia a una fecha anterior. Señalan que el visto bueno se dio antes del ataque de Hamás a Israel y la posterior invasión de la Franja de Gaza. 

Pero lo que se pasa por alto, como explican en Amnistía Internacional, es que el proyecto ya había declarado como ilegal por el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas en 2016 y 2017. De hecho, la empresa francesa Alstom acabó saliendo del mismo poco antes de la entrada de CAF tras las presiones recibidas aunque, eso sí, en ningún momento se alegaron motivos políticos ya que la compañía mantenía un proyecto en la ciudad israelí de Tel Aviv. 

¿Demasiado dinero? Señalada por entidades como el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas o Amnistía Internacional, CAF está en el punto de mira tanto dentro como fuera de nuestras fronteras

De hecho, su participación en el proyecto israelí fue uno de los motivos alegados para tratar de evitar que la empresa española no se hiciera con el llamado «contrato del siglo», que podría reportarle hasta 3.400 millones de euros por suministrar trenes a SNCB (la Renfe belga). 

Dentro de nuestras fronteras, el debate también ha llegado a las instituciones. Desde el PNV aseguran que CAF está siendo señalada por «responsabilidades que no le corresponden» y que rescindir el contrato (como piden desde la coalición Elkarrekin Podemos) «podría suponer el cierre de la empresa o llevársela fuera», en palabras recogidas por El Correo

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Otras empresas. Como decíamos, el proyecto israelí de este tren ligero para conectar asentamientos ilegales ya provocó la salida de Alstom antes de 2019 pero, derivado del genocidio que está llevando a cabo Israel en la Franja de Gaza, algunas otras empresas españolas también han dejado de trabajar para dicho Estado. 

Sin salir de Euskadi, la acerera Sinedor no proveerá de su producto a las empresas israelíes y la catalana COMSA ya se retiró el año pasado del consorcio que había ganado la construcción de la línea azul del tren ligero de Jerusalén. Además, el fondo soberano noruego también ha retirado su apoyo económico a Shapir, socia de CAF en este proyecto. 

Foto | Iñaki Lopez de Luzuriaga y Adam Yishay Amorai en Wikimedia

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La noticia

Trabajar para Israel o renunciar a 500 millones de euros: el juego de equilibrios de CAF y su tren ligero en Jerusalén

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Alberto de la Torre

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