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Trabajar delante de un ordenador no debe ser sinónimo de dolor de espalda: solo tienes que elegir bien tus muebles

Publicado: octubre 19, 2025, 8:23 am

Trabajo muchas horas frente al ordenador y sé de primera mano lo que supone pasar el día entero sentada. Por eso me apetecía probar cómo cambia la experiencia cuando usas mobiliario diseñado para cuidarte. Y he descubierto que estar delante de una pantalla no tiene por qué ser sinónimo de dolor de espalda o de cuello. Aunque (sorpresa) no todo depende de la tecnología o los agentes externos: el cambio tiene que empezar por ti y lo principal es adoptar lo que en el ámbito de la salud y la prevención llaman una buena higiene postural.

Eso sí, la tecnología no lo es todo, pero ayuda. En los últimos años, el auge del teletrabajo y la conciencia sobre la ergonomía han impulsado una nueva generación de muebles inteligentes, diseñados para adaptarse a nuestras necesidades y no al revés.

Durante las últimas semanas he probado la mesa elevable FlexiSpot Q8 y la silla ergonómica C7, dos productos que combinan diseño, tecnología y confort con un mismo objetivo: hacer que trabajar sea más cómodo y saludable. Te cuento cómo ha sido la experiencia.

Una mesa que se ajusta a tu ritmo

La FlexiSpot Q8 me ha sorprendido primero por su diseño: es una mesa de oficina bonita. Disponible en blanco y en negro, cuenta con un tablero de bambú que encaja bien en cualquier espacio.

Yo tengo los dos modelos y ambos quedan bien: la blanca tiene un toque más nórdico y suave, mientras que la negra tiene ese aire más industrial y moderno que también me gusta.

El tamaño me parece ideal —140 x 70 cm—, lo justo para tener un espacio de trabajo cómodo sin ocupar media habitación. Además, incluye un pequeño cajón que resulta muy útil para guardar el teclado, el ratón o cualquier cosa que quieras tener a mano, pero fuera de la vista. Eso sí, hay que hacer un poco de fuerza para abrirlo (pienso que podría deslizar mejor).

Sobre el papel, una de las cosas que más me gustaron de esta mesa fue que viene con carga inalámbrica integrada. Pensé que sería comodísimo dejar el móvil o los auriculares encima y que se carguen sin cables.

Sin embargo, no carga especialmente rápido y no todos los móviles son compatibles, sobre todo si tienen un módulo de cámara muy grueso que impide que se apoyen bien en la base.

También incluye puertos USB-A y USB-C y un panel táctil con cuatro posiciones de memoria. Puedes guardar tus alturas favoritas y cambiar de una a otra solo pulsando un botón.

Los controles son muy sensibles, así que conviene tener cuidado al tocarlos si no tienes configurados los presets, porque sube o baja con apenas rozarlos.

Resistencia y silencio

Después de dos meses de uso, la mesa sigue como el primer día. Ni una marca en el tablero, ni un arañazo en la estructura… y eso que el robot aspirador pasa por las patas sin compasión.

La construcción se nota sólida y el mecanismo de elevación es muy silencioso: apenas se oye cuando sube o baja, lo que se agradece si trabajas en casa o compartes espacio.

Pero lo que más valoro es la sensación de libertad para cambiar de postura. Poder levantar la mesa y trabajar de pie a mitad del día te da otra energía, rompe la rutina y hasta parece que el cuerpo fluye mejor.

Montaje y precio

La mesa llega desmontada en varias cajas y, aunque el proceso de montaje es sencillo, conviene reservar una tarde para hacerlo con calma. Las instrucciones son claras, todas las piezas encajan bien y no se necesita experiencia previa, pero requiere tiempo y algo de espacio y no es un mueble “lo saco de la caja y listo”. Si eres de los de plug and play, la cosa se te complica.

En cuanto al precio, la FlexiSpot Q8 no es una mesa económica, aunque sus materiales, acabados y funcionalidades justifican la inversión dentro de la gama premium.

Actualmente, la marca ofrece descuentos y promociones en su web oficial, lo que permite conseguirla con una rebaja considerable.

La importancia de sentarse bien: así es la silla C7

Las sillas ergonómicas C7 son un buen complemento para esta mesa. He probado los dos modelos —uno con reposapiés y otro sin él— y, como era de esperar en unas sillas que rondan los 500 euros, la comodidad está más que asegurada (aunque ahora también suelen estar rebajadas).

El montaje es sencillo, requiere algo de tiempo y espacio, pero siguiendo las instrucciones paso a paso no presenta complicaciones.

En cuanto al diseño, resultan atractivas dentro de lo que puede ser una silla de oficina, con líneas modernas y un respaldo de malla transpirable que aporta sensación de ligereza.

El material es más rígido de lo que se podría esperar al tacto, pero eso no las hace incómodas: simplemente hay que acostumbrarse. Esa firmeza ayuda a mantener una postura más correcta y estable, algo que a la larga es positivo para la espalda.

Ambas versiones —con y sin reposapiés— son cómodas y versátiles. Permiten reclinarse con suavidad y en el modelo con reposapiés incluso recostarse por completo.

Una de las cosas que más me ha gustado es el soporte lumbar dividido, que se puede ajustar en varias posiciones. A mí me ha resultado cómodo, pero no a todo el mundo le convence. Supongo que depende mucho de la forma de la espalda y de cómo se adapte cada cuerpo.

Todo depende, probablemente, de la morfología y de cómo cada cuerpo se amolda a la silla.

Los reposabrazos 4D ofrecen varios niveles de ajuste y son muy prácticos, aunque se mueven con bastante facilidad. No es un problema grave, pero sí algo a tener en cuenta si prefieres que queden fijos.

En conjunto

Después de este tiempo de uso, tengo claro que la mesa Q8 y las sillas C7 forman un buen tándem.

La mesa te da libertad de movimiento y la silla te mantiene en una postura correcta. Y, más allá de lo técnico, se nota la diferencia al final del día: menos rigidez, menos cansancio y más sensación de bienestar.

No son productos baratos, pero sí una inversión en salud y comodidad. Y si trabajas tantas horas frente al ordenador como yo, te aseguro que se nota.

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