Publicado: noviembre 8, 2025, 2:23 pm
La megaciudad The Line es un fracaso. Este proyecto faraónico, construido en Arabia Saudí, tuvo que recortar su presupuesto al reducir la cantidad de ciudadanos que habitarían en la ciudad y los kilómetros prometidos, no instaló la planta desalinizadora para abastecer las necesidades de agua previstas y consumió una buena parte del acero mundial. Por lo tanto, todas estas malas noticias provocaron que The Line se convirtiera en un «desastre financiero», teniendo en cuenta que el país tuvo que aumentar el presupuesto de la megaconstrucción, lo que también provocó que las obras se alargaran otros 55 años.
En un principio, estaba previsto que la primera fase The Line estuviera terminada para 2030, con el proyecto completo finalizado en 2045; pero, si echamos las cuentas y sumamos los 55 años de retrasos, todas las obras terminarían en 2080 —evidentemente, si no surge ningún contratiempo—.
Por consiguiente, toda esta serie de desdichas ha provocado que el fondo soberano de Arabia Saudí reuniese a varias firmas consultoras para hacer una evaluación exhaustiva del proyecto y determinar si The Line es realmente viable, debido a que, ante la presión de los precios petroleros más bajos y una inversión extranjera inferior a lo previsto, Arabia Saudí ha tenido que replantear sus prioridades presupuestarias para encontrar nuevas estrategias y hacer viable su puesta en marcha. Pero ahora, unos nuevos testimonios procedentes de antiguos responsables del proyecto afirman que The Line nunca se hará, tal y como estaba concebida cuando se dio a conocer por primera vez en 2021.
Los costes de The Line «han dejado de ser sostenibles»
El diario Financial Times ha podido hablar con antiguos empleados de The Line y, según los testimonios, tanto la velocidad como el coste de la construcción «han dejado de ser sostenibles». Los motivos tienen que ver con las decisiones tomadas por el ministro Mohammed bin Salmán, ya que apostaba por construir una estructura de 500 metros de alto y 200 metros de ancho, aunque surgieran dudas técnicas y logísticas.
Los antiguos empleados cuentan a Financial Times que, cuando se ponía en duda algún aspecto técnico y logístico, cualquier opinión se ignoraba, incluso se castigaba. Además, confiesan que se veían en la situación de «mentir sobre los plazos y costes» porque a Mohammed bin Salmán no se le podía llevar la contraria.
Por otro lado, afirman que los ritmos de trabajo no son de este mundo, ya que, para construir un módulo de 800 metros se requiere más de cinco millones de metros cúbicos de hormigón y unos 3,5 millones de toneladas de acero estructural. Por lo tanto, para edificar los módulos de The Line, los antiguos empleados afirman que sería necesario que llegase un contenedor de materiales cada ocho segundos durante las 24 horas del día —algo bastante inviable—.
Una inversión (muy) millonaria
Como hemos mencionado, las cuestiones logísticas y la nula viabilidad financiera provocó que el equipo de The Line tuviese que encontrar nuevas estrategias para hacer viable su puesta en marcha y comercialización.
Asimismo, un informe compartido por el diario The Wall Street Journal reveló que Arabia Saudí tuvo que desembolsar 50.000 millones de dólares, «con un asombroso coste previsto de 8,8 billones de dólares». Por lo tanto, esta elevada cifra supone más de 25 veces el presupuesto anual del país, siendo que, al principio, se estimaba que la construcción completa estaba valorada en más de dos billones de dólares. Veremos si finalmente The Line termina haciéndose realidad, o si queda en ‘agua de borrajas’.
