Publicado: septiembre 8, 2025, 5:24 pm
Tesla ha decidido mover ficha y lo hace mirando al futuro más que a su negocio tradicional. La compañía de Elon Musk acaba de anunciar que su aplicación de robotaxi ya está abierta al público, un paso que sugiere que podría estar pensando en redefinir su estrategia empresarial.
El motivo lo dictan los números: las ventas de coches eléctricos Tesla atraviesan una de las peores etapas de los últimos ocho años. Aunque es posible que Musk haya visto la solución en un modelo de negocio basado en robotaxis y robots humanoides. Y está pisando el acelerador.
Una app para viajar sin conductor
La apertura de la aplicación de robotaxi permite a cualquier usuario registrado pedir un Tesla que se conduce solo. De momento, el despliegue se concentra en Austin (Texas), pero podría marcar el inicio de una expansión más amplia. Hasta ahora, los robotaxis solo estaban disponibles en pruebas controladas con grupos reducidos.
La experiencia es sencilla: se solicita el coche desde la app, se valida la identidad del pasajero y el viaje comienza al pulsar un botón. El precio inicial ronda los 4,20 dólares por trayecto y durante el viaje los pasajeros pueden personalizar detalles como la temperatura, la música o la posición del asiento. Todo, sin necesidad de un conductor ni de tocar un volante o unos pedales que, en el caso de los modelos más futuristas, directamente ya no existen.
Los testimonios de los primeros usuarios describen una conducción sorprendentemente fluida, con arranques, giros y frenadas suaves, muy similares a los de un humano experimentado. Algunos han llegado a completar 20 trayectos en apenas 36 horas sin ningún incidente, lo que Musk destacó como prueba de la madurez de su sistema de conducción autónoma total (Full Self-Driving, FSD).
Del piloto automático al coche que llega solo a casa
El salto de Tesla hacia la autonomía completa no se limita a los trayectos de pasajeros. En julio, un Model Y se desplazó por sí mismo desde la fábrica hasta la casa de su propietario, recorriendo carreteras, autopistas y calles urbanas sin intervención humana. Es un hito simbólico que refuerza la visión de Musk de un futuro donde los coches eléctricos de Tesla se conviertan en flotas de robotaxis bajo demanda, capaces incluso de recoger al propietario por su cuenta.
Además, Tesla ha presentado prototipos de robotaxis sin volante ni pedales, con capacidad para dos pasajeros y diseño minimalista, que apuntan a un modelo de transporte completamente distinto al coche particular tradicional.
Primeras pruebas en España
Aunque el lanzamiento oficial de la app se concentra en Estados Unidos, Tesla ya ha hecho pruebas en Europa. En Madrid, un Model 3 equipado con FSD recorrió puntos emblemáticos como la Puerta de Alcalá y el Parque del Retiro de manera autónoma. La marca considera este test un éxito, aunque todavía queda pendiente la aprobación de reguladores europeos para un despliegue masivo de este tipo de servicios.
Un giro estratégico en tiempos difíciles
El impulso a los robotaxis no es casualidad. Llega justo cuando Tesla atraviesa su mayor pérdida de cuota de mercado en casi una década. Según datos de Cox Automotive recogidos por Reuters, en agosto su participación cayó al 38%, frente al más del 80% que llegó a ostentar hace solo unos años. Es la primera vez desde 2017 que la compañía baja del 40%.
El contraste con el pasado es evidente: el Model 3 y el Model Y llevaron a Tesla a liderar la movilidad eléctrica global, pero hoy ambos modelos muestran signos de desgaste. La renovación del Model Y no convenció al mercado y el último vehículo presentado —el Cybertruck, en 2023— no ha tenido la acogida esperada.
Todo apunta a que Tesla cerrará su segundo año consecutivo de caída en ventas, mientras rivales como Hyundai, Kia, Toyota, Honda y las nuevas marcas chinas ganan terreno con vehículos más asequibles y variados.
A este escenario se suma un factor político. La cercanía de Elon Musk al presidente Donald Trump, con quien colaboró en la reestructuración del gobierno antes de romper relaciones en mayo, ha generado controversia. Parte de la clientela tradicional de Tesla rechaza la deriva política del magnate, lo que ha añadido presión sobre la imagen de la marca.
De coches eléctricos a robots
Con todo, el mensaje es claro: Tesla ya no se define solo como fabricante de coches eléctricos. La empresa quiere ser vista como un gigante de la robotización, con dos pilares de futuro: los robotaxis autónomos y los robots humanoides Optimus, que Musk asegura podrán realizar trabajos de asistencia, fábrica e incluso tareas domésticas en los próximos años.
Esta apuesta, sin embargo, implica riesgos. Por un lado, Tesla reduce sus inversiones en nuevos modelos eléctricos más asequibles, una demanda que sigue vigente en un mercado cada vez más competido. Por otro, su valoración bursátil —cercana al billón de dólares— depende en gran medida del éxito de estas iniciativas futuristas, todavía en fases iniciales.
El lanzamiento público de la app de robotaxi simboliza este viraje: menos coches, más robots. Si la estrategia sale bien, Tesla podría liderar no solo el mercado eléctrico, sino también el de la movilidad autónoma y la automatización personal. Pero si fracasa, corre el riesgo de perder relevancia frente a competidores que siguen apostando por coches eléctricos cada vez más accesibles y sofisticados.