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Tenemos que empezar a llamar por su nombre lo que está ocurriendo en Venezuela. Los «otros» bombarderos de EEUU han llegado

Publicado: octubre 24, 2025, 10:23 am

Tenemos que empezar a llamar por su nombre lo que está ocurriendo en Venezuela. Los "otros" bombarderos de EEUU han llegado

Que Estados Unidos vuelva a “pasear” bombarderos estratégicos frente a Venezuela da forma a una idea: esto ya no es un capricho táctico, es una campaña militar que se mueve en una frontera peligrosa entre la ambigüedad y el preludio de algo de mayor calado. No solo eso: la presencia en el aire, el mar y la periferia territorial de un país sin capacidad de paridad militar introduce un mensaje geopolítico dirigido hacia terceros, y coloca a la región ante un escenario inédito.

La fase visible. Estados Unidos lo ha vuelto hacer. Ahora han sido B-1 Lancer (bombarderos de largo alcance, gran carga bélica y velocidad supersónica) desde Dyess (Texas) hasta las inmediaciones de Venezuela, sin ingresar en espacio aéreo soberano pero lo bastante cerca como para constituir una señal inequívoca de disponibilidad de fuego a distancia.

Esos vuelos se suman a demostraciones previas con B-52 y F-35B, y forman parte de un despliegue ampliado que incluye ocho buques de guerra, un submarino, P-8 de patrulla marítima, MQ-9 Reaper y un escuadrón de F-35 ya adelantado en el teatro. La novedad no es la capacidad sino la frecuencia: lo que solía ser un ejercicio anual se ha convertido en una cadencia sostenida que funcionarios del Pentágono ya insinúan que crecerá, bajo el argumento operativo de vigilancia y destrucción de lanchas, pero con un claro potencial de transición a blancos fijos en tierra.

Lo que revelan los bombarderos. Los rastreos de tráfico aéreo mostraron parejas de B-1 con BARB21/22 y aviones nodales (KC-135 para reabastecimiento, RC-135 ISR y un E-11A BACN) componiendo arquitectura de mando, enlace y persistencia propia de operaciones complejas, no de gestos simbólicos.

El precedente inmediato de los B-52 en la misma zona, descrito por el propio Departamento de Defensa como “demostración de ataque”, refuerza la lectura de que Washington está montando un entorno desde el que podrá golpear desde fuera del alcance táctico venezolano sin necesidad de preposicionar bombarderos en bases regionales, explotando la autonomía estratégica del ala pesada.

E-11 BACN

El E-11 BACN

El puente y opciones. La campaña contra embarcaciones sospechosas (con al menos siete ataques confirmados a lanchas rápidas y un submersible desde septiembre) cumple una doble función: produce efectos cinéticos inmediatos y, a la vez, normaliza el uso de poder letal sin autorización del Congreso explícita sobre blancos designados políticamente como “narco-objetivos”. 

Trump declaró abiertamente que, agotada la fase marítima, los ataques podrían trasladarse a tierra contra instalaciones de distribución o producción, y exoficiales de la USAF admiten que la plataforma B-1 es idónea para ese escenario. El Congreso, dominado por republicanos, ha bloqueado intentos de acotar la autoridad presidencial, y la línea entre guerra contra carteles y coacción estratégica sobre el régimen ha quedado deliberadamente borrosa.

B 52 F 35 Venezuela

Un B-52 y dos F-35B vistos volando juntos durante la “misión de demostración de ataque con bombarderos” la semana pasada

El trasfondo. Antes de reaparecer el ala pesada sobre el Caribe, Washington había consumido tres ciclos sin éxito: sanciones máximas, negociación política y reconocimiento de un gobierno paralelo. Todos fallaron en desalojar a Maduro, protegido por un aparato de contrainteligencia cubano y blindado por el alineamiento con Rusia, China e Irán. 

El viraje a la coerción militar (destructores con Tomahawk, fuerzas especiales embarcadas, medios ISR y fuego de precisión) replica un repertorio con larga y accidentada genealogía en América Latina, pero aquí con un propósito deliberadamente ambiguo. 

El Caribe sin ley. El Pentágono ha hundido embarcaciones alegando narcoterrorismo, sin autoridad específica del Congreso para equiparar carteles con amenazas tipo al-Qaeda. 

Trump llegó a contemplar golpes en tierra que producirían imágenes virales de alto impacto, pero sin una vía segura hacia un resultado político estable: la fuerza disponible (unos 10.000 efectivos) no basta para una invasión convencional, y un asalto quirúrgico para capturar a Maduro entrañaría riesgos catastróficos si fallara.

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Los límites y la fragilidad. Recordaba hace unas horas el Financial Times que la historia reciente de Estados Unidos en “nation-building” tras el empleo de fuerza es pobre, y en Venezuela el vacío tras una decapitación forzosa podría ser ocupado por facciones duras del aparato o bien consolidar al propio Maduro si una operación fallida le diera coartada para represión más profunda. 

La oposición legítima se halla fragmentada o en el exilio, y la continuidad institucional tras un choque sería incierta. El peso principal de la advertencia no reside tanto en la probabilidad de ataque inmediato como en el hecho de que, al declarar abierta la guerra a “narco-terroristas” y señalar a Maduro como uno de ellos, la administración ha cruzado una línea de la que es difícil retroceder sin demostrar fuerza.

La estrategia. Si se quiere, el sobrevuelo de bombarderos frente a Venezuela funciona como elemento de presión psicológica, como infraestructura habilitante para un salto cinético rápido, y como mensaje extrarregional hacia quienes sostienen al régimen. 

Hasta ahora, la elasticidad jurídica de ese marco “antidrogas” ha servido para pasarse por el forro las barreras de empleo de la fuerza sin una guerra declarada. Ahora, con la aparición del ala pesada, Washington señala que la coerción ha salido del plano discursivo para asentarse en lo más parecido a una arquitectura real del teatro.

Imagen | USA, USAF

En Xataka | EEUU tiene a varios barcos de guerra desplegados frente a Venezuela. Venezuela tiene un misil soviético capaz de penetrarlos 

En Xataka | Imágenes por satélite no dejan dudas: hay 10.000 soldados y una artillería insólita apuntando al mismo lugar del Caribe 


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La noticia

Tenemos que empezar a llamar por su nombre lo que está ocurriendo en Venezuela. Los «otros» bombarderos de EEUU han llegado

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Miguel Jorge

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