Publicado: julio 9, 2025, 12:23 am
La cifra de muertes por las inundaciones que devastaron el centro-sur de Texas ha ascendido a las 109 víctimas, a medida que continúan las labores de búsqueda y rescate, a las que se han unido decenas de voluntarios de otras ciudades del estado. Durante días, autoridades federales, estatales y ciudadanos de a pie han estado peinando kilómetros de terreno a lo largo del río de Guadalupe en búsqueda de 161 personas que siguen desaparecidas tras las inundaciones que golpearon la región en la madrugada del pasado 4 de julio.
Según indicó este martes en rueda de prensa Larry Leitha Jr., alguacil del condado de Kerr, —el más afectado por el desastre— ya se han recuperado los cuerpos de 87 fallecidos en su jurisdicción. De ellos, 56 son adultos y 30 niños, con la edad de una víctima aún por determinar. Los cuerpos de 19 adultos y siete menores permanecen además sin identificar, dijo Leitha Jr. El alguacil afirmó que aún permanecen desaparecidas cinco niñas que estaban hospedadas en el campamento cristiano Mystic y una monitora. En el centro fallecieron al menos 27 campistas debido a la subida del cauce del río Guadalupe. A los fallecidos se suman otros 22 en otros condados afectados, lo que eleva a al menos 109 la cifra de muertos.
En los días después de las inundaciones, las autoridades locales han enfrentado criticas por parte de los residentes y expertos sobre por qué no se evacuaron las zonas cercanas al río ante las precipitaciones. En la rueda de prensa de este martes, ante las distintas preguntas de reporteros, el aguacil Leitha Jr. dijo que no es su prioridad hacer una evaluación sobre la respuesta de las autoridades la noche del 4 de julio. «Ahora mismo, hay tres prioridades: ubicar a las personas que están todavía perdidas, identificarlas y notificar a sus familiares», subrayó.
Varios residentes de Kerrville indicaron en declaraciones a Efe que recibieron alertas de inundación y fuertes lluvias en la madrugada del 4 de julio, pero no se les pidió evacuar o moverse hacia otra zona. Desde la 01:00 del sábado, el Servicio Nacional de Meteorología (NWS, por sus siglas en inglés) comenzó a emitir alertas sobre la amenaza de inundaciones en los condados de Bandera y Kerr. En una de las primeras ruedas de prensa tras el desastre, las autoridades reconocieron que los pronósticos de lluvia subestimaron las precipitaciones.
Algunos expertos, sin embargo, han expresado dudas sobre qué tan preparada estaba la región, dada la magnitud de la tragedia. «Parece que se podrían haber aplicado medidas preventivas para reducir el riesgo de muertes si los organizadores de los campamentos afectados y las autoridades locales hubieran atendido las advertencias del gobierno y de fuentes meteorológicas privadas», señaló el principal meteorólogo de la empresa AccuWeather, según reportó el medio local The Texas Tribune.
Las aguas devastaron la región conocida como Hill Country, a las afueras de San Antonio coincidiendo con el inicio de un fin de semana festivo con múltiples actividades organizadas al aire libre a raíz del Día de la Independencia de Estados Unidos. El Servicio Meteorológico Nacional explicó que, en un periodo de apenas 12 horas el viernes, se acumularon más de 30 centímetros de precipitaciones, lo que elevó el caudal del río Guadalupe, a su segundo nivel más alto registrado, con 9,9 metros de altura.
«Estas inundaciones nos ha puesto a prueba pero también nos ha recordado quiénes somos», dijo el juez del condado de Kendall, Shane Stolarczyk, donde las autoridades encontraron este lunes seis cuerpos. «Frente a la adversidad los vecinos ayudaron a los vecinos, los desconocidos se convirtieron en rescatistas y nuestro sentido de comunidad brilló incluso en la tormenta más oscura», insistió el funcionario.
En el condado de Kerr, la zona más afectada por las inundaciones —con 87 muertos— la comunidad también se ha volcado en responder a la tragedia. Ciudadanos particulares se unieron a los bomberos y las diferentes agencias de seguridad y emergencia del estado para apoyar también en las incipientes labores de recuperación: quitando el lodo de las calles, removiendo los árboles y recogiendo escombros.
Trump visitará el viernes la zona
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este lunes una declaración de emergencia por desastre natural, que permitió que se activara la Agencia Federal de Manejo de Desastres (FEMA) en el estado. Durante una cena en la Casa Blanca con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, Trump confirmó que visitará las zonas afectadas el próximo viernes. El republicano indicó además que su Gobierno está haciendo lo posible por ayudar a Texas a enfrentar las inundaciones, que calificó de una «gran sorpresa».
Los demócratas pidieron que se abra una investigación sobre la posible influencia que los recortes masivos impuestos por la Administración republicana a las agencias federales – incluyendo el Servicio Nacional de Meteorología- pudo haber tenido en la tragedia en Texas.
El líder de esta formación política en el Senado, Chuck Schumer, escribió una carta al nspector general del Departamento de Comercio, pidiendo una pesquisa sobre el «alcance, la magnitud y las consecuencias de si la escasez de personal en estaciones clave del Servicio Meteorológico Nacional contribuyó a la catastrófica pérdida de vidas y bienes durante las mortales inundaciones.» La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, tachó de «mentiras» estas acusaciones y defendió que el Gobierno federal está enfocado en «brindar el apoyo a las víctimas».