Publicado: diciembre 19, 2025, 11:23 am
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Uno de los sueños recurrentes de los programadores y desarrolladores de código es ser emprendedor de Silicon Valley, es decir, crear una idea que se materialice en una empresa que levanta capital y eventualmente se una a firmas más grandes de tecnología, o bien convertir este sueño en un nuevo gigante tecnológico, como los casos de las compañías Anthropic u OpenAI; sin embargo, este plan fue más difícil de ejecutar en 2025 por la falta de liquidez. Datos de Growth Equity Guide apuntan que la inversión global de capital de riesgo vivió un pico histórico alrededor de 2021 y principios de 2022, con cifras récord impulsadas por valoraciones altas y abundante liquidez. A partir de 2022 y hasta 2023 la inversión descendió, y para este 2025 el descenso fue del 25%, regresando a niveles que no se veían desde mediados de la década pasada.
“Los inversionistas están diversificando ingresos, buscan eficiencia operativa y rutas claras hacia la rentabilidad. El dinero sigue fluyendo, pero lo hace con mayor cautela, bajo criterios más estrictos y con una lógica financiera más tradicional”, señaló Antonio Di Giacomo, analista de Mercados Financieros para América Latina en XS. De acuerdo con información de OpenVC, en 2025 el volumen de rondas early stage se mantuvo estable frente a 2024, pero con tickets promedio más pequeños y procesos de due diligence más largos. En contraste, las rondas Serie B y C se concentraron en startups con métricas claras de ingresos recurrentes, márgenes en mejora y modelos con ventajas competitivas difíciles de replicar. Empresas como Mobly, Paxum y Laennec AI lograron cerrar rondas pre-seed y seed con tickets más contenidos que en años anteriores, reflejando un mercado donde el capital sigue disponible, pero bajo condiciones más estrictas. Estas operaciones muestran que los inversionistas mantienen apetito por proyectos nuevos, siempre que exista una propuesta clara de valor, señales tempranas de monetización y estructuras de costos alineadas con un crecimiento sostenible. Un análisis de Valmex Casa de Bolsa apunta a que el entorno de tasas de interés elevadas y la mayor volatilidad geopolítica obligaron a los fondos de Venture Capital a justificar con mayor rigor sus decisiones ante inversionistas institucionales. Y en regiones como América Latina, el impacto ha sido particularmente visible. Tras el boom de capital que vivió la región entre 2020 y 2022, muchas startups quedaron atrapadas en estructuras de costos diseñadas para crecer rápido, pero no para generar utilidades. En 2025, solo aquellas que lograron ajustar su modelo, optimizar operaciones y demostrar ingresos sostenidos lograron acceder a nuevas rondas, otras incluso desaparecieron, como fue el caso de Jokr o Jüsto. OpenVC identifica otro patrón relevante que se observó en este año, pues hubo una mayor preferencia por rondas puente y extensiones condicionadas al cumplimiento de hitos financieros específicos. En lugar de levantar grandes sumas de capital de una sola vez, muchas startups optaron por financiamientos escalonados, alineando el crecimiento con resultados tangibles. Este enfoque también redefine la relación entre crecimiento y rentabilidad. Lejos de ser conceptos opuestos, hoy se presentan como variables que deben avanzar en paralelo.
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