Publicado: septiembre 1, 2025, 3:18 pm
El envejecimiento poblacional ya no es una proyección futura: es una realidad tangible que empieza a reconfigurar la demanda inmobiliaria en México. Con más de 15 millones de personas mayores de 60 años y una proyección que eleva esa cifra a más de 35 millones para el 2050, el país se encuentra ante una oportunidad clara de diversificar su portafolio habitacional. El desarrollo de comunidades senior living no solo responde a esta nueva realidad, también representa una de las oportunidades más prometedoras para el sector inmobiliario.
El modelo está demostrando que es posible diseñar espacios pensados para una población envejecida sin recurrir a soluciones institucionales o clínicas. Estos desarrollos combinan atención médica especializada con arquitectura cálida, tecnología integrada y una operación altamente eficiente. No se trata de replicar un hospital ni una casa tradicional, sino de ofrecer un entorno funcional, adaptable y emocionalmente significativo, donde los residentes puedan mantener su independencia, pero con el soporte necesario.
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Desde la perspectiva de desarrollo, estos proyectos plantean retos muy particulares: deben cumplir regulaciones similares a las de una institución médica, pero sin renunciar al estándar residencial; incorporar soluciones técnicas invisibles al usuario, como rutas para personal de enfermería o cuartos de emergencia, sin alterar la estética ni el confort; e integrar tecnología para monitoreo y operación sin generar una atmósfera invasiva.
Todo esto exige una coordinación fina entre arquitectura, salud, tecnología y operación.
El componente operativo es tan estratégico como el diseño arquitectónico. Las áreas de servicio —cocinas, lavanderías, salas técnicas, cuartos médicos— deben estar planeadas desde la concepción del proyecto para no comprometer la experiencia del residente. Esto implica prever flujos, rutinas, mantenimiento y escalabilidad. Un desarrollo senior living bien ejecutado puede operar con eficiencia hospitalaria, pero con alma de hogar.
Más allá del plano técnico, este segmento abre nuevas posibilidades de inversión en ciudades como Guadalajara, Monterrey, Puebla, Querétaro o la Ciudad de México, donde ya existen condiciones para su adopción: demanda potencial, capacidad médica instalada, normativas flexibles y mayor conciencia sobre la importancia de habitar espacios pensados para todas las etapas de la vida. La oferta aún es incipiente, lo que da margen para consolidar proyectos pioneros con alto impacto.
Los fondos de inversión, fideicomisos inmobiliarios y desarrolladores con experiencia en proyectos mixtos están empezando a interesarse en este nicho, conscientes de que no solo hay rentabilidad, sino estabilidad a largo plazo. Las comunidades senior living bien estructuradas generan ocupación constante, tienen baja rotación y ofrecen oportunidades de expansión conforme aumenta la demanda.
El mercado mexicano todavía está a tiempo de posicionarse con propuestas robustas en este segmento. No se trata de replicar modelos extranjeros, sino de adaptarlos con visión local, sensibilidad cultural y una lectura acertada del cambio demográfico. Lo que está en juego no es sólo la transformación del entorno construido, sino también la calidad de vida de millones de personas que merecen envejecer con dignidad, seguridad y bienestar.
** El autor es director ejecutivo de Proyectos y Desarrollos JLL México
Es Ingeniero Civil por la Universidad Nacional Autónoma de México. Cuenta con la certificación LEED AP Building Design + Construction. Con más de 30 años de experiencia, Gutiérrez Ochoa es un profesional en el sector de la construcción y en la administración de proyectos. Como director del área de Proyectos y Desarrollos de JLL México, lidera a un equipo de más de 300 Project Managers.