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Samsung Galaxy S25 Edge: el móvil más delgado de su clase hace sacrificios para destacar

Publicado: junio 22, 2025, 7:24 am

Parece que el Ozempic haya entrado de lleno en todos los terrenos de la vida y 2025 se está convirtiendo en un año marcado por la obsesión por la ligereza. También en tecnología: los móviles están perdiendo gramos como nunca. Fabricantes como Google, Apple o OnePlus han apostado por modelos más compactos y cómodos de usar, como el Pixel 9a, el iPhone 16e o el OnePlus 13s, mientras que los plegables siguen afinando sus cuerpos con locuras como los 3,6 milímetros de grosor del HUAWEI Mate XT desplegado.

Ya lo vimos en Mobile World Congress este año: lo fino es tendencia. En ese contexto, Samsung ha querido llevar la delgadez al extremo con el Galaxy S25 Edge: un terminal premium de tan solo 5,8 mm de grosor y 163 gramos de peso, que busca destacar precisamente por lo que muchos consideran secundario: el diseño.

El resultado es un móvil llamativo, con una estética impecable y una gran pantalla, pero que llega con sacrificios evidentes: batería ajustada, sin cámara con zoom óptico y experiencia de audio por debajo del resto de la gama. ¿Es suficiente el estilo para justificar su precio (nada económico)? ¿O estamos ante un experimento interesante pero difícil de recomendar?

Diseño: el más fino

El Galaxy S25 Edge mide solo 5,8 mm de grosor. Cuando lo coges por primera vez, parece casi un prototipo. Es tan delgado y tan ligero (163 gramos) que cuesta creer que sea un móvil de gama alta completo. Y, sin embargo, lo es.

Frente al Galaxy S25 estándar (7,6 mm de grosor, 167 g) y al S25 Ultra (8,9 mm, 233 g), el Edge es claramente el más ligero y delgado.

Me ha sorprendido la solidez del chasis, fabricado en titanio, y el cristal Ceramic 2 en la parte trasera, que además de elegante, resiste bien huellas y arañazos.

El diseño es espectacular y la sensación en la mano es comodísima, con buena ergonomía a pesar de tener una pantalla grande (6,7 pulgadas). Es un diseño que llama la atención desde el primer segundo. En un mercado saturado de móviles grandes y pesados, este destaca por lo contrario. Lo sacas del bolsillo y todo el mundo te pregunta cuál es.

Lo malo es que si le pones una funda (lo que hace la mayoría de los mortales), pierde parte de su esencia.

Lo fino es tendencia

Conviene recordar que los rumores dicen que el iPhone 17 Air podría marcar un nuevo estándar en finura dentro de los dispositivos móviles, siendo el más delgado la historia de Apple, con un grosor de apenas 5,5 mm, según diferentes informaciones.

Y una marca que también sigue esta línea es Tecno, con su nuevo Tecno SPARK Slim, que tiene un grosor de 5,75 mm y está ya en el mercado. Eso sin hablar de todos los plegables que apuestan por ser finos, como el mencionado de HUAWEI o el OPPO Find N5.

Pantalla: espectacular, en la línea Samsung

La pantalla es una AMOLED LTPO de 6,7 pulgadas con resolución QHD+ y tasa de refresco adaptativa hasta 120 Hz. Con esa presentación, sin duda, tiene papeletas para ser una de las mejores pantallas del mercado. Y cuando la usas se confirma. Se ve genial en exteriores, incluso bajo el sol directo, gracias a su brillo máximo de 2.600 nits. Los colores son vívidos, el contraste es brutal y todo se siente fluido y suave.

Para ver series, editar fotos o simplemente navegar, la experiencia es excelente. Además, el lector de huellas bajo la pantalla funciona rápido y sin errores.

El pero principal de este apartado es que el Galaxy S25 Edge no incluye una capa antirreflejos integrada en pantalla, a diferencia del modelo Ultra. No es algo que nos pudiera hacer rechazar el modelo como móvil de cabecera, pero sí deja un sabor agridulce.

Siendo que su precio (1.259,01 euros) es similar al modelo tope de gama, incluso actualmente es menor porque el Ultra tiene descuento, me parece que ese tipo de mejoras deberían estar también en el modelo Edge.

Rendimiento: va sobrado, pero se calienta

En cuanto a potencia, no hay nada que reprocharle. Lleva el nuevo Snapdragon 8 Elite junto a 12 GB de RAM y todo va como la seda. Multitarea, juegos, edición de vídeo, fotografía… no hay tarea que se le resista. El sistema vuela, no hay tirones ni cierres forzados y One UI 7 ofrece una experiencia de usuario simplemente perfecta.

El problema es que, al tener un cuerpo tan fino, el calor se nota antes. En sesiones largas de juegos o grabando vídeo en 4K, incluso si estás haciendo muchas fotografías, el móvil se calienta por la parte trasera. No es alarmante ni quema, pero sí se percibe y puede incomodar si estás sujetándolo mucho rato.

Parece que la eficiencia térmica es uno de los precios que hay que pagar por tener este diseño tan extremo.

Software e IA: de lo mejor que he probado

Como ya adelantaba, en el apartado de software, nada que objetar. Viene con Android 15 y One UI 7 y toda la suite de Galaxy AI está incluida. Me ha resultado útil la edición de fotos con IA, la traducción de llamadas en tiempo real y también la generación de resúmenes automáticos o la nueva barra flotante con notificaciones.

La experiencia es fluida, bien integrada y sin errores. Además, Samsung promete siete años de actualizaciones, lo que garantiza longevidad. De lo que tengo más dudas es de si un terminal así tiene recorrido para tantos años.

En este sentido, el Edge se comporta como un auténtico tope de gama.

Cámara: bien, pero sin zoom real

La cámara principal de 200 MP es, sin duda, uno de los puntos fuertes del S25 Edge. En condiciones de buena luz, el nivel de detalle es impresionante. Las fotos tienen buena nitidez, colores naturales y un rango dinámico excelente. En escenas nocturnas, el sensor también responde bien, con imágenes limpias y con poco ruido. El modo noche automático ayuda bastante.

El ultra gran angular de 12 MP cumple su función, aunque los bordes pueden perder nitidez en algunas condiciones. Para redes sociales, paisajes o fotografía urbana funciona sin problema.

Lo que realmente echo en falta es una lente teleobjetivo. Este modelo no la tiene. El zoom digital, aunque los resultados son aceptables en exteriores o buena luz, no tiene ni la precisión ni la calidad de un zoom óptico. Para retratos, fotos desde lejos o capturas de detalles, se queda corto.

Batería: demasiado justa

Y llegamos al mayor de los problemas de este rompedor móvil. La batería de 3.900 mAh es probablemente lo que más limita al S25 Edge. Tras varios días de uso, mi impresión es clara: si haces un uso básico, puedes llegar al final del día, pero sin margen. En cuanto empiezas a usar redes sociales con frecuencia, grabar vídeo, ver contenido en streaming o usar funciones de IA, la batería cae rápido.

En mi caso, con unas 5-6 horas de pantalla activa, el móvil ya pedía cargador al atardecer. En días exigentes, incluso antes. La carga tampoco ayuda: solo tiene 25 W por cable y tarda más de una hora en cargar por completo. Nada de carga súper rápida como en otros Galaxy.

La verdad es que no hay sorpresas aquí y la autonomía es coherente con su tamaño y con el tamaño del móvil. Si el diseño no fuera tan delgado, seguramente habríamos ganado entre 500 y 800 mAh extra y eso cambiaría por completo la experiencia.

Tal vez, como ya se ha comentado ampliamente, esto se habría solucionado con una batería de silicio-carbono, la nueva tecnología que algunos fabricantes ya están probando en dispositivos premium. Este tipo de baterías permiten almacenar más energía en el mismo espacio

La conclusión en cuanto a la autonomía es clara: si eres de los que usa mucho el móvil, mejor ten siempre un cargador o una batería externa cerca.

Resumen

El Galaxy S25 Edge es uno de los móviles más bonitos y agradables de usar que he probado nunca. Es elegante, ligero, muy potente y da gusto tenerlo en la mano. La sensación al sostenerlo es única: es como si por fin alguien hubiese creado un móvil premium que no pesa ni molesta en el bolsillo. Si solo valorara el diseño y la experiencia visual, este sería uno de mis dispositivos favoritos del año.

Pero también es un móvil con renuncias. Y lo importante aquí es saber si esas renuncias te afectan o no. Porque si lo que buscas es autonomía para todo el día o una cámara más versátil con zoom óptico, este no es tu terminal. Aquí prima el concepto, la forma sobre el fondo. Samsung ha querido experimentar y eso siempre es positivo, pero el resultado no es del todo equilibrado.

Tampoco puedo evitar pensar que si hubieran apostado por tecnologías emergentes como las baterías de silicio-carbono, la historia sería distinta. Ese tipo de avances encajarían perfectamente con un móvil tan delgado y quizás habrían solucionado la mayor limitación del Edge: su autonomía.

Es un móvil que recomendaría a perfiles muy concretos: usuarios que priorizan el diseño por encima de todo, que no usan la cámara de forma intensiva ni exigen demasiada autonomía y que buscan un dispositivo que se sienta diferente, premium y minimalista. Si estás en ese grupo, el S25 Edge te va a encantar. Para el resto, hay alternativas dentro de la misma familia Galaxy que son más redondas.

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