Publicado: mayo 18, 2025, 6:23 pm
Toda Europa tenía sus ojos puestos en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Rumanía y el país habría elegido un rumbo proeuropeo con la victoria del progresista Nicusor Dan (55%) frente al ultraconservador y euroescéptico George Simion (45%), que había vencido en la primera vuelta, según los sondeos a pie de urna. Todas las encuestas dan un cierto margen a Dan, que habría sido capaz de aglutinar a las fuerzas centristas frente a las propuestas de Simion, rupturistas con la UE y la OTAN. La participación ha ascendido a un 64.72%, según los datos oficiales.
Los de este domingo fueron unos comicios que, en realidad, llegaron en una situación sin precedentes: se han celebrado porque la justicia rumana suspendió los del pasado noviembre entre investigaciones de fraude e injerencias extranjeras por parte de Calin Georgescu, también extremista y ahora ‘padrino’ de Simion. Entonces Georgescu venció en las dos vueltas cuando los sondeos le daban solo un 8% de los apoyos, basando su campaña sobre todo en las redes sociales. Así, la situación se tornó muy tensa en el país, que ha quedado dividido completamente en dos.
De hecho, antes del cierre de los colegios el Gobierno ha denunciado posibles injerencias por parte de Rusia, precisamente en favor de Simion. En este sentido, Andrei Tarnea, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, señaló en redes que se han detectado «nuevas evidencias de manipulación rusa». Según explicó, se habría llevado a cabo durante toda la jornada electoral una campaña masiva de desinformación en Telegram y otras redes sociales, «con el objetivo de alterar el desarrollo del proceso electoral».
En Rumanía la política ha estado marcada por la sucesión de desencuentros entre los principales los principales partidos, que no han sabido calar entre los ciudadanos durante los últimos tiempos. De hecho, la situación con las elecciones presidenciales ha provocado la caída del Gobierno, formado por el partido liberal y los socialdemócratas, con el apoyo de la formación representante de la minoría húngara. El hasta entonces primer ministro, Marcel Ciolacu, aseguró que con la victoria de Simion en la primera vuelta su Ejecutivo había perdido «toda la legitimidad».
La realidad social en Rumanía está marcada por una profunda desigualdad económica, una creciente desconfianza hacia las instituciones y una fuerte emigración, especialmente de jóvenes y profesionales cualificados. Aunque el país ha experimentado cierto crecimiento económico en los últimos años, sobre todo a partir precisamente de su entrada en la Unión Europea y en la OTAN, gran parte de la población aún enfrenta bajos salarios, precariedad laboral y deficiencias en servicios públicos como la sanidad y la educación.
Esta situación ha alimentado el descontento social, el auge del nacionalismo y una sensación generalizada de desencanto con la clase política tradicional, factores que han contribuido al fortalecimiento de partidos radicales y populistas, con una marcada diferencia también entre las grandes ciudades y las zonas rurales, mucha más desconectada de las mejoras en infraestructuras y en lo que se refiere al poder adquisitivo. Esas ‘dos’ Rumanías que existen están marcadas también por el voto exterior y por dos opciones políticas dispares que se han visto las caras en estas últimas elecciones.