Publicado: septiembre 21, 2025, 6:31 am
Vamos a cerrar la semana hablando de una historia olímpica, protagonizada por un personaje poco conocido pero cuyo relato merecería algo más: es Lewis Tewanima.
Nacido como Tsökahovi Tewanima en una reserva de tribu hopi en Arizona, en el año 1888, el protagonista de hoy fue víctima de la política del Gobierno de Estados Unidos con los nativos americanos a principios del siglo XX. Ante la negativa de los hopi de escolarizar a sus hijos en internados oficiales del Gobierno, este decidió hacerlo de manera forzosa.
De esta manera, un rebautizado Lewis Tewanima fue enviado a 3.200 km de su hogar, en concreto a la Escuela Industrial Indígena Carlisle, en Pennsylvania. Le cortaron el pelo y le dieron ropa militar. Tenía 18 años.
Allí, Tewanima, de apenas 1,6 metros y 50 kilogramos de peso, empezó a practicar el deporte en el que siempre destacaron los miembros de su tribu: correr. Era una forma de ‘escapar’ de las duras condiciones de su cuasi cautiverio: apenas hablaba inglés, no podía comunicarse con la mayoría del resto de alumnos porque procedían de tribus de todo el país y no compartían lengua, eran castigados con trabajos forzados…
Tewanima se animó y habló con el entrenador de atletismo de la escuela, Glenn ‘Pop’ Warner, con el fin de enrolarse en el equipo de la institución. Warner se dio cuenta muy pronto de que el chico tenía unas condiciones inusuales y en poco tiempo ya estaba compitiendo con otras escuelas y universidades del país, con resultados excelentes.
Tal fue su éxito que en 1908 fue elegido para formar parte del equipo olímpico de Estados Unidos que iba a competir en los Juegos de Londres. Corrió la prueba de maratón y acabó noveno. Los testigos dicen que no entendía ni una palabra de lo que le indicaba el entrenador.
De vuelta en Estados Unidos, Tewanima siguió compitiendo y ganando carreras locales, lo que le permitió ser seleccionado de nuevo en 1912 para participar en los Juegos Olímpicos de Estocolmo junto a otro legendario deportista nativo americano y compañero de escuela: Jim Thorpe.
Tewanima participó en la prueba de los 10.000 metros y solo el finlandés Hannes Kölehmainen fue más rápido que él, logrando así una histórica medalla de plata para Estados Unidos, con una marca de 32:06,6, un récord estadounidense que duraría más de medio siglo y que batiría otro nativo americano… aunque esa es otra historia.
Thorpe (que ganó dos oros) y Tewanima fueron recibidos como héroes en Carlisle. Y tras seis años en Pennsylvania, se le permitió regresar a su Arizona natal. Pero Tewanima no quería saber nada más de deporte y competición, así que se dedicó a cultivar maíz, pastorear ovejas y participar en ceremonias tradicionales. Se casó con una mujer hopi y tuvo una hija. Se negó a volver hablar en inglés y adoptó un papel preponderante en la nación hopi, organizando ceremonias y actos nativos.
La noche del 18 de enero de 1969, con 81 años de edad, Tewanima regresaba a su aldea tras los preparativos de una de esas ceremonias, pero se despistó y acabó cayendo por un barranco de 21 metros de altura. Encontraron su cuerpo al amanecer.
Su legado sigue vivo. Los hopi celebran todos los años una carrera que lleva su nombre, a la que acuden atletas de todo el país.
Espero que os haya gustado esta historia. Hasta la semana que viene.