Publicado: octubre 30, 2025, 12:23 pm
Sudán se desangra. En dos años y medio de guerra civil (desde abril de 2023), el país se ha visto sumido en la mayor crisis humanitaria del mundo: cerca de 40.000 personas han muerto, 12 millones han tenido que huir de sus hogares y unos 30 millones —la mitad niños— necesitan hoy ayuda humanitaria, según la ONU. La guerra enfrenta al ejército regular con las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), un grupo rebelde que surgió de antiguas milicias tribales y que ahora controla territorios estratégicos.
¿Qué está pasando? El Fasher ha caído en manos de las RSF
En los últimos días, la ciudad de El Fasher, capital del estado de Darfur, en Sudán, ha caído en manos de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) tras 500 días de asedio. Ahora, informes, testimonios y hasta imágenes de satélite de la Universidad de Yale sugieren que la toma de la ciudad ha estado marcada por una violencia extrema contra la población civil: ejecuciones masivas, ataques indiscriminados contra hospitales y saqueos generalizados. Además, vídeos que circulan en redes sociales muestran milicianos disparando contra personas desarmadas, cuerpos colgados de árboles y escenas de brutalidad que recuerdan a masacres sistemáticas.
La ONU advierte sobre posibles motivaciones étnicas en estos crímenes y denuncia la “violencia sexual generalizada” contra mujeres y niñas. Asimismo, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la ciudad se ha convertido en un epicentro del sufrimiento infantil, donde la desnutrición, las enfermedades y la violencia se cobran la vida de niños a diario. «Estamos presenciando una tragedia devastadora: los niños de El Fasher se mueren de hambre mientras que los servicios de nutrición vitales de UNICEF están bloqueados», declaró recientemente Catherine Russell, directora ejecutiva de la agencia.
UNICEF también informa que al menos 600.000 personas han sido desplazadas de El Fasher y los campamentos circundantes desde el inicio del conflicto. Además, según la propia ONU, los pocos civiles que han logrado escapar hasta el campo de refugiados de Tawila, a unos 60 kilómetros, relatan escenas de horror que han dejado una marca profunda en toda la región, con víctimas atrapadas entre la muerte, la huida y la desesperación por la falta de ayuda humanitaria.
El origen del conflicto: cuáles son los dos bandos
Para comprender el conflicto que sacude Sudán desde abril de 2023 hay que acudir a la historia reciente del país y a la relación entre el ejército y las milicias paramilitares que operan en su territorio.
Todo comenzó con el golpe de Estado que llevó a Omar al-Bashir al poder en 1989, estableciendo un régimen autoritario que duraría tres décadas. Durante su gobierno, al-Bashir armó milicias conocidas como Janjaweed, formadas principalmente por grupos árabes en Darfur para desplazar y neutralizar a los rebeldes.
Estas milicias fueron responsables de brutales ataques contra comunidades afrodescendientes no árabes, lo que la ONU y organismos internacionales calificaron como genocidio, debido a ejecuciones masivas, desplazamientos forzados y violaciones sistemáticas de derechos humanos.
Con el tiempo, las Janjaweed evolucionaron hacia las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), un grupo paramilitar con autonomía propia liderado por Mohamed Hamdan Dagalo, conocido como Hemedti. La RSF mantiene hoy control sobre armas, vehículos blindados y territorios estratégicos, y ha desempeñado un papel central en la política y la seguridad de Sudán, incluso después de la caída de al-Bashir en 2019.
Durante la transición posterior a la salida de al-Bashir, comenzaron a surgir tensiones entre las dos principales fuerzas armadas del país. Por un lado, las Fuerzas Armadas de Sudán (SAF), el ejército regular del Estado, buscaban consolidar el control sobre todo el territorio y centralizar la autoridad militar, incluyendo la integración de la RSF dentro de su estructura oficial.
Por otro lado, la RSF, con su autonomía y control sobre armas y territorios estratégicos, rechazaba ser absorbida por el ejército regular, ya que mantener su independencia le otorgaba poder político, económico y territorial, especialmente en regiones como Darfur y Kordofán, donde tenían influencia histórica.
Esta disputa sobre control y autonomía entre SAF y RSF se convirtió en uno de los detonantes directos del conflicto abierto que estalló en 2023, desencadenando enfrentamientos que rápidamente se expandieron desde la capital, Khartoum, hacia regiones periféricas y consolidando una guerra civil de alcance nacional.
Las instituciones denuncian las «atrocidades» en Sudán
Frente a esta realidad, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk, denunció el pasado lunes que las RSF están cometiendo «atrocidades», incluyendo ejecuciones sumarias.
Turk ha remarcado que las RSF «deben tomar medidas concretas urgentemente para poner fin y prevenir los abusos contra la población civil tanto en El Fasher como en Bara (Kordofán Norte), incluyendo la violencia por motivos étnicos y los ataques de represalia«, y ha recordado sus obligaciones en virtud del Derecho Internacional Humanitario de garantizar la protección de la población civil.
En la misma línea, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, denunciaba en un comunicado enviado por su portavoz, Stéphane Dujarric que «durante más de dieciocho meses, El Fasher y las zonas circundantes en Darfur del Norte han sido un epicentro de sufrimiento, con cientos de miles de civiles atrapados por un asedio cada vez más estricto impuesto por las Fuerzas de Apoyo Rápido, y con la desnutrición, las enfermedades y la violencia cobrando vidas a diario», y reiteraba su «llamamiento para que se ponga fin de inmediato al asedio y para que la ayuda humanitaria se preste de forma segura, rápida y sin trabas, y se facilite el acceso a todos los civiles necesitados».
Simultáneamente, la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) ha pedido respeto por las vidas de los civiles y que se les permita «huir a zonas más seguras» tras la toma de El Fasher. «Ante la violencia étnica en todo Darfur durante los dos últimos años y las masacres a gran escala perpetradas en Zamzam tras la toma del campamento el pasado mes de abril por las RSF y sus aliados, estamos profundamente alarmados por la posibilidad de que esto se repita en El Fasher«, ha advertido el grupo.
