Publicado: octubre 14, 2025, 11:23 pm
Los militares de una poderosa unidad de élite, el Cuerpo de Administración de Personal y Servicios del Ejército de Tierra (CAPSAT), anunciaron este martes la supresión de la Constitución y la toma del poder en Madagascar: «Vamos a asumir nuestras responsabilidades, vamos a tomar el poder», declaró uno de sus oficiales. El golpe de Estado en el país tiene lugar en respuesta a la grave crisis de las protestas populares que inundan las calles desde el pasado 25 de septiembre y que secundaron los golpistas el pasado fin de semana.
Por su parte, la Asamblea Nacional (Cámara Baja del Parlamento) de Madagascar ha votado este martes a favor de destituir al presidente malgache, Andry Rajoelina, quien huyó a un «lugar seguro». En la votación llevada a cabo por parlamentarios malgaches participaron 131 diputados de un total de 163, 130 aprobaron la destitución, según informó el vicepresidente de la Asamblea Nacional, Siteny Randrianasoloniaiko.
El «desaparecido» presidente de Madagascar trató de invalidar esta reunión antes de que se produjera emitiendo un decreto para disolver la Cámara Baja. Sin embargo, el vicepresidente de la Asamblea ha considerado que el documento carece de validez legal por la falta de sello oficial y la firma del presidente.
En una situación tan inestable con el futuro del país pendiendo de un hilo, estas son las claves para entender la crisis política y social en esta nación insular africana del océano Índico, que es uno de los países más pobres del mundo.
El detonante: protestas contra los cortes de luz y agua
El país vive un momento de incertidumbre institucional que empezó el pasado 25 de septiembre con las protestas populares masivas de jóvenes de la ‘Generación Z’, que manifestaron su enojo por los constantes cortes de electricidad y de agua. Estas revueltas derivaron en peticiones para el fin del Gobierno de Rajoelina, a quién acusan de corrupción sistemática, nepotismo y malversación de fondos públicos.
Inspiradas en movilizaciones de la ‘Generación Z’ recientes en países como Marruecos, Kenia o Nepal, estas protestas son las peores que vive el país en años. Hasta el momento, la represión de las protestas por las fuerzas de seguridad malgaches se ha cobrado la vida de al menos 22 personas y hay cientos de heridos, según datos de Naciones Unidas.
Apoyo súbito de los militares a las manifestaciones
La situación dio un giro súbito el pasado fin de semana tras la sublevación de la unidad de élite del Ejército, el Cuerpo de Administración de Personal y Servicios del Ejército de Tierra (CAPSAT), que llamó a «desobedecer» cualquier orden de disparar contra los civiles y aseguró tener el control de las Fuerzas Armadas.
En las calles de la capital, Antananarivo, se pudo observar como los soldados, subidos a carros de combate, se unieron a los miles de manifestantes. Tras el apoyo militar a los manifestantes y el posicionamiento claro de la unidad militar en contra del Gobierno de Rajoelina, la Presidencia denunció el domingo un intento golpista.
La consumación del golpe de Estado
El CAPSAT anunció este martes la suspensión de la Constitución y la toma del poder, informando de un periodo máximo de transición política de dos años. «Vamos a asumir nuestras responsabilidades, vamos a tomar el poder», declaró el líder de la unidad de élite, el coronel Michael Randrianirina.
La Alta Corte Constitucional de Madagascar instó al líder golpista a asumir las funciones de jefe de Estado. El CAPSAT, con sede en Soanierana, a las afueras de la capital, ya participó en 2009 en un golpe de Estado que derrocó al entonces presidente, Marc Ravalomanana, y permitió llegar por primera vez al poder a Rajoelina.
El misterio del paradero del derrocado presidente
«Para preservar mi integridad física y evitar un enfrentamiento entre las Fuerzas Armadas malgaches, tuve que ir a un lugar seguro», afirmó Rajoelina en un vídeo publicado el lunes en la red social Facebook, sin precisar ese sitio pero dando a entender que huyó del país.
Según Radio France Internationale (RFI), el mandatario abandonó el país el domingo a bordo de un avión militar francés, tras viajar primero a la isla de Santa María y luego a la Isla de la Reunión (un territorio francés), antes de dirigirse a otro destino —presuntamente Dubai— junto con su familia.
Llamamientos de diálogo de la comunidad internacional
En los últimos días, la Unión Africana (UA) y potencias regionales como Sudáfrica instaron a las partes a apostar por el diálogo para resolver la crisis y rechazaron «cualquier cambio de Gobierno anticonstitucional». Sin embargo, esa presión diplomática no fue suficiente para evitar el golpe.