Publicado: septiembre 23, 2025, 11:23 am
«No tomen Tylenol, no lo tomen, luchen con todas sus fuerzas para no tomarlo». Con esta advertencia, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, instó el lunes a las mujeres embarazadas a evitar el uso de este medicamento, sugiriendo una conexión directa con el autismo. La afirmación, realizada durante un acto en la Casa Blanca junto al secretario de Salud, Robert F.Kennedy —conocido por su controvertida postura antivacunas—, ha sido recibida con escepticismo por la comunidad médica, que cuestiona la solidez científica de este supuesto hallazgo.
«El aumento meteórico del autismo se encuentra entre los acontecimientos más alarmantes en la historia de la salud pública», sostuvo el presidente, al asegurar que en dos décadas las cifras han crecido en un 400%. Cuando se produce ese tipo de escalada «sabes que es algo artificial, que es algo que están tomando», aseguraba.
Tras estas afirmaciones, la Administración Trump anunciaba la aprobación de un medicamento, la leucovorina —utilizado hasta ahora contra algunas anemias y cánceres—, para tratar este trastorno del neurodesarrollo, que afecta a la comunicación y la manera de relacionarse.
La medida, sin embargo, ha despertado preocupación entre especialistas, que advierten del riesgo de que las embarazadas eviten el Tylenol incluso cuando lo necesiten, o de que «algunos padres recurran a la leucovorina sin la debida supervisión médica, pese al limitado conocimiento existente sobre su eficacia y los posibles efectos a largo plazo«, según informó The Washington Post.
Tylenol, el paracetamol estadounidense
Pero empecemos por el principio, ¿qué es el Tylenol? Se trata de la marca más conocida del paracetamol en Estados Unidos y uno de los analgésicos de venta libre más utilizados en el país. Fabricado por Kenvue, la empresa derivada de Johnson & Johnson especializada en productos de cuidado de la salud, su principal ingrediente activo es el paracetamol —también llamado acetaminofén—.
Este medicamento se emplea para aliviar dolores leves o moderados, como cefaleas, molestias musculares o articulares, y para reducir la fiebre. A diferencia de otros analgésicos, como el ibuprofeno o la aspirina, suele considerarse más seguro durante el embarazo siempre que se administre en las dosis recomendadas.
De hecho, la propia página del fármaco asegura que es efectivo para el dolor y tan suave con tu estómago que no causa ningún tipo de irritación gástrica y está indicado para adultos y niños mayores de 12 años.
Según la FDA, existen más de 600 medicamentos que contienen acetaminofén, tanto de venta con receta como de venta libre. Entre ellos se incluyen analgésicos y antipiréticos, fármacos para la tos y el resfriado, tratamientos para la gripe, algunos medicamentos para la alergia e incluso ciertos somníferos.
Entre los efectos secundarios documentados más comunes, por consumo excesivo o prolongado de este medicamento se encuentra el daño hepático, que puede derivar en insuficiencia hepática aguda, especialmente en personas que combinan el paracetamol con alcohol o toman dosis superiores a las indicadas.
Otros efectos secundarios menos frecuentes incluyen reacciones alérgicas, erupciones cutáneas, problemas renales y, en casos aislados, alteraciones hematológicas. Por ello, los expertos recomiendan siempre respetar la dosis máxima diaria y consultar al médico en caso de embarazo, enfermedades hepáticas o consumo concomitante de otros medicamentos.
¿Qué dicen los expertos sobre el paracetamol y el autismo?
Según recoge el medio especializado Sinc, la farmacóloga Claire Anderson, presidenta de la Royal Pharmaceutical Society, recuerda que «el paracetamol ha sido utilizado con seguridad por millones de personas durante décadas, incluidas las embarazadas, cuando se toma según las indicaciones. Es la primera opción para el tratamiento del dolor y la fiebre en pacientes diversos, incluidas mujeres embarazadas, niños y personas mayores».
Asimismo, el farmacólogo Ian Douglas, de la London School of Hygiene and Tropical Medicine, señala que «es muy difícil medir si realmente hubo exposición durante el embarazo y, además, las mujeres que toman paracetamol suelen hacerlo por circunstancias (como infecciones o fiebre) que en sí mismas podrían aumentar el riesgo de autismo. Un estudio sueco que comparó hermanos, publicado en 2024, no halló mayor riesgo, lo que sugiere que las asociaciones previas estaban afectadas por sesgos metodológicos».