Publicado: octubre 2, 2025, 12:23 am
Amazon ha mostrado músculo en su evento de presentación de otoño. La cita, celebrada en Nueva York, ha traído casi una veintena de nuevos dispositivos en las categorías más icónicas de la compañía de Seattle: Ring, Blink, Fire TV, Kindle y Echo. Sin embargo, este florido abanico de opciones se reduce en España, ya que no llegarán todos los productos anunciados. Una de las grandes ausencias será Kindle Scribe Colorsoft, el primer Kindle Scribe en color.
Lo que sí llega —y ya se puede reservar— es toda la nueva gama de la línea Echo: Echo Dot Max, Echo Studio, Echo Show 8 y Echo Show 11. La siguientes generaciones de los altavoces y pantallas inteligentes de Amazon están específicamente diseñadas para aprovechar al máximo las capacidades de Alexa+, el asistente con IA generativa que la compañía presentó en febrero y que, de momento, solo está disponible en Estados Unidos para algunos usuarios.
En 20bits hemos asistido en persona a la presentación de estos dispositivos y hemos podido verlos y probarlos brevemente en una product demo. Estas son nuestras primeras impresiones.
La luz azul al frente y un Echo Studio circular
Lo primero que llama la atención es el cambio estético.
Amazon no había sacado un nuevo Echo Dot desde 2022, que era en realidad una revisión del Echo Dot de 2020, si bien por el camino hemos visto al altavoz más popular de la familia versionado: en 2023 llegó Echo Pop, con un diseño como de media naranja, y en 2024 Echo Spot, el modelo con reloj.
Hasta ahora, Echo Dot era un dispositivo completamente redondo, con su característica luz LED azul —la señal de que Alexa está ahí— en la base, con parte de su cuerpo en acabado plástico y con un tamaño que rondaba los 10 centímetros de alto, ancho y profundo.
El nuevo Echo Dot Max mantiene el formato compacto que lo ha convertido en el superventas de Amazon, aunque crece unos diez milímetros por cada lado y cambia algunas cosas de su predecesor: el acabado es tela de punto 3D, los controles y LED azul pasan al frente y ya no hay LED rojo enorme.
En general, me ha gustado mucho el rediseño. Me parece acertado que todo esté en la parte frontal y tiene mucho más sentido si queremos conversar con Alexa+, un asistente más inteligente. Y el gran LED rojo que aparecía al silenciar el dispositivo ha desaparecido, sustituido por un pequeño aro rojo alrededor del botón de mute. También lo considero un acierto, mucho menos agresivo.
El Echo Dot Max será probablemente el que la mayoría comprará: es lo suficientemente pequeño para pasar desapercibido, pero esos milímetros de más le permiten obtener más potencia.
Es cierto que hay un factor fundamental que cambia: el precio. Normalmente, la marca lanzaba su Echo Dot en torno a los 60 euros, mientras que el modelo Max sube hasta los 109,99 euros. Hablamos ya de pasar de la centena. Pero creo que es un producto bien construido y diseñado y vale lo que cuesta: entre otras cosas, ofrece tres veces más graves que el actual Echo Dot (que se mantiene en el catálogo).
Un último apunte. El nuevo Amazon Echo Dot Max viene en los clásicos blanco y grafito, pero añade un color irresistible: el amatista, un morado intenso y algo eléctrico que se sale de los habituales neutros y que seguro que enamorará a más de uno.
El Echo Studio ha cambiado completamente. Hasta ahora cilíndrico, adopta una forma circular pensada para mejorar la proyección del sonido en 360 grados. La sensación inicial es que la gama Echo busca ser más reconocible y más ‘icónica’, más similar al resto.
Vale su peso en oro, como dicen —y no es poco: se lanza por 239,99 euros—. Y es que aunque ocupa casi la mitad de tamaño que el original, pesa lo mismo que este. Creo que la forma, además de tener sentido para asemejarse al resto de la familia, ayudará a encontrar un espacio donde encajarlo en casa.
Los nuevos Echo son más elegantes, con aspecto más cuidado y atención al detalle en cosas pequeñas, pero apreciables, como que el cable va a juego con el color del dispositivo. Transmiten la sensación de ser más que simples altavoces inteligentes: Amazon los ha convertido en dispositivos preparados para la IA, con mejor diseño, más potencia de sonido y una integración profunda con Alexa+.
Esta renovación llega en un momento clave para Amazon: con un modelo de negocio basado en dispositivos económicos y asequibles para la mayoría de los bolsillos, la compañía ha logrado una incomparable penetración en los hogares de todo el mundo, consiguiendo que nuestras casas tengan altavoces y pantallas inteligentes con Alexa.
Sin embargo, precisamente por ser productos de precio bajo, unido a que —al menos hasta ahora— el software y la tecnología interna no eran gama alta, son aparatos que el público considera ‘de entrada’. Los nuevos altavoces Echo parecen dispuestos a cambiar esa percepción y, aunque son más caros, la diferencia de precio se siente mínima frente a la mejora de hardware.
Sonido y chips para la IA
Amazon ha puesto especial énfasis en la calidad de audio. El Echo Dot Max promete triplicar el rendimiento de la generación anterior, mientras que el nuevo Echo Studio añade graves más potentes y un campo sonoro más inmersivo.
Otra novedad es Alexa Home Theater, que permite sincronizar varios altavoces Echo para crear una experiencia acústica envolvente en el salón. En la demo, la transición entre estéreo y sonido espacial fue uno de los puntos más llamativos.
Por dentro, los nuevos Echo estrenan los procesadores AZ3 y AZ3 Pro, diseñados para acelerar las tareas de inteligencia artificial en el propio dispositivo. Esto significa que algunas funciones de Alexa+ podrán ejecutarse de forma más rápida y sin depender tanto de la nube.
Con soporte para los protocolos Matter, Thread y Zigbee (incluso en el Dot), todos los nuevos dispositivos son hubs completos para el hogar inteligente. Además, añaden detección de presencia por Wi-Fi, mejor detección de movimiento por ultrasonido y el uso combinado de sensores y cámaras para potenciar la capacidad de Alexa+.
Echo Show 8 y 11, mejores pantallas y sonido más cuidado
Si tuviera que señalar el mayor salto de generación, diría que está en las pantallas. Los nuevos Echo Show 8 y Show 11 no tienen nada que ver con los modelos anteriores: son más delgados, con un diseño mucho más limpio y unos marcos que por fin pasan desapercibidos.
Al verlos de cerca, da la impresión de que la pantalla ‘flota’ por delante del altavoz, un estilo que recuerda al Echo Show 10 pero más estilizado. Esto tiene dos ventajas claras: el sonido no queda bloqueado por la pantalla y los micrófonos captan mejor la voz de Alexa.
Me encanta la apuesta por el acabado revestido en tela 3D.
El Echo Show 11 (239,99 euros), con su panel de 11 pulgadas en Full HD (1080p), es el que más impresiona. La definición y el color hacen que un tráiler o una videollamada se vean realmente nítidos. El Echo Show 8 (199,99 euros) juega en otra liga, con resolución menor (720p), pero aun así la mejora respecto al modelo actual es evidente: los ángulos de visión son amplios y puedes ver la información sin importar desde dónde lo mires.
Durante la demo pude probar los gestos táctiles y la respuesta fue inmediata. No hay rastro del pequeño retraso que a veces tenían los Shows anteriores: aquí todo fluye. Parte de la explicación es técnica —Amazon ha reducido capas de laminación en el LCD e integrado directamente los sensores táctiles en la propia estructura de los píxeles—, pero lo que importa al final es que la experiencia de uso es más natural.
Perdemos una cosa que a mí me gustaba especialmente: el Echo Show 11 no gira automáticamente como el Show 10, aunque se pueden ajustar con un soporte magnético opcional que permite inclinarlas lateralmente o moverlas ligeramente hacia arriba o hacia abajo.
Otro punto que cambia mucho es la cámara de 13 megapíxeles, colocada en el centro con gran angular. En la práctica significa que las videollamadas se ven mucho más claras y que el dispositivo detecta mejor si hay alguien delante para adaptar la información que muestra.
Como novedad, ya no hay un obturador físico, pero el botón de mute desactiva tanto la cámara como los micrófonos para mantener la privacidad. Personalmente, me gustaba más la idea de tener una pestaña y da más sensación de protección.
El último detalle que probé y que me pareció bastante útil es la nueva interfaz para el hogar inteligente. Ahora puedes controlar varios dispositivos a la vez con un panel de control a pantalla completa.
En conjunto, tanto el Show 8 como el Show 11 transmiten la sensación de que Amazon por fin ha afinado lo que siempre prometían estas pantallas: ser algo más que un altavoz con display y convertirse en el centro visual del hogar conectado.
Alexa+, el asistente que te mereces
Todos los dispositivos presentados están diseñados para Alexa+, la versión avanzada del asistente con inteligencia artificial generativa. Ya lo dije cuando asistí en febrero a su lanzamiento y me reafirmo ahora: por fin. Por fin Alexa empieza a sentirse como un asistente real y no como un altavoz que responde a comandos predefinidos.
La mala noticia es que en España seguimos sin poder usarlo, pero en la demo he vuelto a comprobar de primera mano lo que significa esta evolución. Alexa no solo respondió con mayor fluidez y naturalidad, sino que también fue capaz de mantener el contexto de la conversación, algo que cambia por completo la forma en la que interactuamos con ella.
Preguntas encadenadas, rutinas complejas o simples dudas del día a día se resolvían sin necesidad de repetir la información. Incluso a la hora de elegir una película, la recomendación se sentía personalizada y no un listado aleatorio de títulos. Y lo mismo con las rutinas de domótica: encender luces, ajustar la calefacción y poner música se resolvía con un solo intercambio, sin esa rigidez que a veces frustraba con la Alexa anterior.
La clave está en cómo Alexa+ empieza a aprovechar los datos del entorno para aprender y adaptarse. Con esa información ambiental, puede empezar a anticiparse, no solo a responder. Es el primer paso para que Alexa+ se convierta en el cerebro central del hogar conectado, algo que Amazon lleva años prometiendo y que, por primera vez, parece cercano.
Eso sí, hay una sombra inevitable: la privacidad. Si Alexa va a escuchar más, entender mejor y recopilar datos contextuales de la casa, la pregunta es qué hará Amazon con toda esa información. La compañía insiste en que el usuario tendrá el control y que la gestión será transparente, pero hasta que no podamos probarlo en nuestro día a día, queda la duda de si ese ‘asistente perfecto’ no será también demasiado curioso.