Publicado: octubre 8, 2025, 11:23 am
La Real Academia de las Ciencias de Suecia ha reconocido esta mañana el potencial de unos materiales extraordinarios. Ha otorgado el Premio Nobel de Química 2025 al japonés Susumu Kitagawa , el británico Richard Robson y el jordano Omar M. Yaghi por desarrollar un nuevo tipo de arquitectura molecular. Estas estructuras, llamadas metal-orgánicas (MOF), contienen grandes cavidades por las que las moléculas pueden entrar y salir. Los investigadores las han utilizado para múltiples usos, algunos fundamentales para la supervivencia de la humanidad: desde recolectar agua del aire del desierto o extraer contaminantes del agua a capturar dióxido de carbono del ambiente. Los MOF (de marco metal-orgánico) son estructuras similares a un edificio, donde lo importante son los huecos que contienen dentro. En estos materiales porosos, los iones metálicos funcionan como pilares unidos por largas moléculas orgánicas. Al variar los componentes básicos de las MOF, los químicos pueden diseñarlas para capturar y almacenar sustancias específicas. Algunas están hechas a medida para administrar fármacos en el cuerpo, manejar gases extremadamente tóxicos, atrapar el gas etileno de las frutas —para que maduren más lentamente— o encapsular enzimas que descomponen trazas de antibióticos en el medio ambiente. Los MOF también pueden impulsar reacciones químicas o conducir electricidad. “Las estructuras metalorgánicas tienen un potencial enorme y brindan oportunidades nunca antes previstas para materiales hechos a medida con nuevas funciones”, afirma Heiner Linke, presidente del Comité Nobel de Química. Todo comenzó en 1989, cuando Richard Robson experimentó con el uso de las propiedades inherentes de los átomos de una forma novedosa. Combinó iones de cobre con carga positiva con una molécula de cuatro brazos para formar un cristal amplio y ordenado. Era como un diamante lleno de innumerables cavidades. Pero la construcción molecular era inestable y colapsaba con facilidad. Entre 1992 y 2003, Susumu Kitagawa y Omar Yaghi, por separado, consiguieron ‘estabilizar el edificio’ con una serie de descubrimientos revolucionarios. Kitagawa demostró que los gases pueden fluir dentro y fuera de las construcciones y predijo que los MOF podrían hacerse flexibles. Yaghi creó un MOF muy estable y demostró que puede modificarse mediante un diseño racional, dotándolo de nuevas propiedades. Gracias a los descubrimientos de los galardonados, los químicos han construido decenas de miles de MOF diferentes. Algunos de ellos podrían contribuir a resolver algunos de los mayores desafíos de la humanidad, como la contaminación del aire o del agua o la recolección de agua del aire del desierto. Daniel Maspoch, profesor ICREA del Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología, es considerado el mayor experto en los MOF en España. Pasó una estancia en el laboratorio de Omar Yaghi, con quien ha colaborado en varios proyectos. «Estoy muy feliz por el Nobel, me toca muy de cerca», dice a ABC. El premio «reconoce una investigación muy visionaria y consolida uno de los materiales más prometedores de la química moderna. Estos materiales extraordinarios nos ofrecen una versatilidad enorme. Tienen el potencial para abordar grandes retos de nuestra sociedad hoy en día», afirma. De estas promesas, Maspoch destaca «la captura de dióxido de carbono de la atmósfera, porque hay varias empresas que ya están detrás y tienen instalaciones reales donde emplean los MOF, y con la captación de agua atmosférica en el desierto». El pasado año, el Nobel de Química 2024 reconoció a David Baker, de la Universidad de Washington, por lograr «la hazaña casi imposible» de construir proteínas completamente nuevas ‘de la nada’, y a Demis Hassabis, CEO y cofundador de Google DeepMind, y a su director, John Jumper, por el desarrollo de Alphafold, un modelo de inteligencia artificial capaz de predecir las estructuras complejas de las proteínas a una velocidad inaudita. El lunes, la Real Academia de las Ciencias de Suecia otorgó el Nobel de Medicina 2025 a los científicos estadounidenses Mary E. Brunkow y Fred Ramsdell y el japonés Shimon Sakaguchi por sus investigaciones sobre cómo funciona el sistema inmunitario sin atacar al propio cuerpo. El martes, el británico John Clarke, el francés Michel H. Devoret y el estadounidense John M. Martinis se llevaron el Nobel de Física 2025 por demostrar que algunas de las propiedades del mundo cuántico pueden reproducirse en el cotidiano, al menos en objetos que podemos tener en la mano. Los investigadores llevaron a cabo una serie de experimentos que demostraron el ‘efecto túnel’, la posibilidad de una partícula de atravesar una pared, en un circuito eléctrico, involucrando muchas partículas. Estos avances han servido para desarrollar la próxima generación de tecnología cuántica, incluyendo los bits de los ordenadores cuánticos de IBM o de Google.