Publicado: junio 8, 2025, 12:23 am
Parece que las cosas no se enderezan para la empresa aeroespacial privada ispace. La compañía japonesa ha vuelto a ser testigo, sin poder hacer nada, de cómo otra de sus sondas se estrellaba contra la superficie lunar. En realidad todavía no lo ha visto, pero es la teoría que se tiene basándose en la telemetría y después de que esto ya haya ocurrido en el pasado.
El módulo de aterrizaje Resilience debía descender en la superficie de la Luna esta madrugada, pero “la telemetría se perdió posteriormente” y no se recibieron datos que indicaran un alunizaje “exitoso”, informa ispace en un comunicado.
El fallo, que recuerda al ocurrido en 2023 con su primera misión Hakuto-R, deja a Japón y a Asia sin representación privada en el selecto grupo de alunizajes exitosos.
Perdieron contacto tras el encendido del motor de descenso
Resilience inició la maniobra de alunizaje el 6 de junio alrededor de las 21:00 hora de España peninsular, siguiendo el plan previsto. El módulo descendió desde una altitud de 100 kilómetros hasta unos 20 y encendió correctamente su motor principal para frenar la velocidad, según informa ispace.
Sin embargo, en torno a las 23:00 hora peninsular española, la compañía ha anunciado que no había podido establecer comunicación con Resilience todavía. Hace apenas una hora, daban por finalizada la misión. “Nuestra máxima prioridad es analizar con celeridad los datos de telemetría obtenidos hasta la fecha y trabajar diligentemente para identificar la causa”, afirma Takeshi Hakamada, fundador y director ejecutivo de ispace.
Según el análisis preliminar, el problema habría estado en el telémetro láser, que tardó en obtener mediciones válidas de distancia respecto a la superficie lunar. Esto impidió que el módulo frenara a tiempo y alcanzara la velocidad adecuada para el alunizaje.
“Después de perderse la comunicación con el módulo de aterrizaje, se envió un comando para reiniciarlo, pero no se pudo restablecer la comunicación”, subraya la empresa en su comunicado.
Teniendo en cuenta que los datos de telemetría indicaban una velocidad de 187 kilómetros por hora a 52 metros de altitud, todo apunta a que hubo un alunizaje forzoso, es decir: que la sonda Resilience se ha estrellado contra la Luna después de viajar aproximadamente 1,1 millones de kilómetros para llegar hasta allí.
Una misión ambiciosa con tecnología europea y experimentos científicos
El módulo Resilience transportaba varios instrumentos científicos, entre ellos:
- Tenacious, un microrrover desarrollado por la filial luxemburguesa de ispace.
- Un dispositivo de electrólisis para separar agua en hidrógeno y oxígeno en la Luna por primera vez.
- Un experimento para la producción de alimentos en el espacio.
- Una sonda de radiación para estudiar el entorno lunar profundo.
Asimismo, llevaba un disco duro desarrollado por la UNESCO con casi 300 idiomas y otros artefactos culturales como un legado cultural de la humanidad que dejar en la Luna.
El lugar previsto para el aterrizaje era la región Mare Frigoris, en el hemisferio norte de la Luna. El módulo había sido lanzado en enero a bordo de un Falcon 9 de SpaceX y había orbitado sin problemas desde mayo.
Segunda misión fallida para ispace
Este nuevo intento fallido de ispace se suma al de abril de 2023, cuando la compañía perdió la comunicación con su primer módulo Hakuto-R momentos antes del alunizaje.
En ese caso, el fallo se debió a ajustes erróneos en el software de a bordo, que hicieron que la sonda creyera que estaba a punto de tocar la superficie lunar cuando en realidad aún se encontraba a unos tres kilómetros de altitud. Como resultado, el módulo no activó correctamente los sistemas de frenado y se estrelló.
La difícil misión de tocar la superficie de la Luna
Alunizar no es una tarea fácil: a pesar de que hace más de 50 años de nuestra llegada a la Luna, el descenso a la superficie sigue sin ser una operación rutinaria y la tasa de éxito todavía ronda el 50%.
De hecho, el hito de posarse en la Luna lo ha conseguido solo un selecto club de países: Estados Unidos, Rusia, China, India y Japón, que marcó un antes y un después al realizar el aterrizaje de mayor precisión de la historia. De todos ellos, solo uno —EE. UU.— ha llevado humanos.
Muchas de las misiones recientes forman parte del programa CLPS (Commercial Lunar Payload Services) de la NASA, que contrata empresas privadas para llevar instrumentos científicos a la Luna. El objetivo es reducir costes y fomentar la innovación.
Pero esas empresas, como Firefly Aerospace, Intuitive Machines o ispace, no cuentan con décadas de experiencia institucional ni presupuestos ilimitados. Cada intento es una apuesta técnica, y muchas veces, una lección cara.
Para ispace, que intentaba redimirse con Hakuto-R Mission 2, este nuevo fracaso supone otro revés en su ambición por liderar la exploración lunar privada en Asia. Parece que tampoco habrá confeti al final de esta fiesta, pero, como en toda carrera espacial, cada caída enseña cómo levantarse.