Publicado: octubre 17, 2025, 6:23 am
La inmensa mayoría de los padres solo quieren lo mejor para sus hijos, protegerles y hacer que no sufran demasiado si ellos pueden evitarlo. Sin embargo, que los pequeños atraviesen momentos difíciles, de dudas y problemas que se les hacen un mundo es algo absolutamente natural que tiene que suceder según los expertos en psicología porque forma parte de su crecimiento personal.
Si tenemos la suerte de que nuestro hijo nos cuenta qué es eso que le preocupa, por supuesto es imprescindible que le escuchemos, porque es lo que el pequeño necesita en ese momento, pero a partir de ahí existen diferencias de parecer: hay quienes consideran que debemos intervenir para solucionarlo cuanto antes, y quienes prefieren no ‘meterse’ para no interferir en la decisión que le niño tome, para no resultar invasivos en su ‘libertad’ de decisión. ¿Qué dice la psicología a este respecto?
La necesidad de reforzar el ‘apego seguro’ con nuestros hijos
El apego seguro es un vínculo afectivo saludable entre un niño y su cuidador principal, en este caso el padre o la madre, que se caracteriza por la confianza y la estabilidad. Este proceso tiene lugar cuando el cuidador responde de manera sensible y coherente a las necesidades del niño, permitiéndole explorar el mundo sabiendo que tiene un ‘refugio seguro’ al que acudir cuando lo necesite.
Este tipo de apego, según la psicología, fomenta la autoestima, la autonomía y la capacidad de establecer relaciones sociales saludables a lo largo de toda la vida. Por eso es tan importante que los padres lo reforcemos todo lo que nos sea posible. Si el niño disfruta del apego seguro en casa se va a sentir una persona digna de ser amada y cuidada, por lo que cuando se le presente alguna dificultad en la vida va a acudir a ese cuidador en quien confía.
Este vínculo tan importante se genera en los primeros años de vida del niño, y va a ser responsable en gran parte de cómo se forja su personalidad y la manera en la que se va a comportar en el futuro, su desarrollo psicológico. Se trata de encontrar el equilibrio exacto entre la autonomía que todos los niños precisan para crecer y explorar, y la dependencia de sus padres.
Esta es la manera de actuar que recomienda la psicóloga Myriam Oliver
En un vídeo divulgativo publicado en sus redes sociales, la psicóloga Myriam Oliver ofrece una serie de claves desde las que forjar ese apego seguro tan necesario para que el niño crezca con una salud mental apropiada, y la independencia y personalidad precisas.
La experta, que tiene un hijo de 4 años, explica cómo un día éste le contó un problema, y ella pensó que debía ponerlo en conocimiento de la profesora. Pero no es sólo que pensemos cómo podemos ayudarles y lo llevemos a cabo, lo más importante para ella es que lo pongamos en conocimiento del pequeño, para que esté informado y que nos dé (o no) su aprobación.
«Hacer sentir a tus hijos que les apoyas pasa por escucharles, claro. Yo el otro día escuché lo que mi hijo me contó que le preocupaba y decidí que lo iba a hablar en el centro, pero no lo compartí con él. Él tiene que ver que lo que me cuenta es importante. Luego caí en que tenía que decírselo, que lo que para él era preocupante también lo era para mí y íbamos a solucionarlo».
Y añade: «No podemos actuar por detrás sin decírselo. No sólo tienes que escucharle, sino que tienes que decirle qué vas a hacer. Él tiene que saber que no sólo aquello que nos cuentan lo estamos escuchando, sino que también vamos a hacer algo con respecto a esto si él quieres, si él nos dejas y si para él está bien. De esta forma, el niño se siente acompañado y es fundamental».