Publicado: septiembre 24, 2025, 12:23 pm
Los transeúntes que este miércoles se acerquen a dar un paseo por los alrededores del Capitolio de EE.UU. encontrarán un elemento peculiar. Se trata de una estatua con dos hombres dándose la mano, Donald Trump y Jeffrey Epstein , con tres placas identificativas y un mensaje malicioso: «En honor al mes de la amistad. Celebramos el vínculo duradero entre el presidente y su ‘amigo más cercano’ «. Esta escultura, firmada por un grupo de artistas anónimo, ‘The Secret Handshake’, cuenta con los parabienes del Servicio de Parques Nacionales para permanecer en el National Mall de la capital del imperio, Washington D.C., durante cinco días. Es el mismo lugar donde se ubican piezas tan solemnes como la Casa Blanca, el monumento Washington o el mencionado Parlamento del país. A pesar del tono cómico, la broma tiene un claro trasfondo pícaro. Quizá uno de los episodios más oscuros de la historia conocida de Trump sea la etapa en la que fue un amigo cercano del pederasta Jeffrey Epstein. Este fue el artífice de un selecto club que se servía de una red de tráfico sexual más que acreditada, que se nutría principalmente de menores. Sobre los nombres de la archifamosa y exclusiva ‘lista’ de ese club, todavía se sigue levantando polémica, dado que el contenido de la investigación judicial no se ha hecho público íntegramente. Si bien el presidente de EE.UU. ha negado cualquier vinculación con los terribles negocios de su entonces amigo íntimo, la sombra de la duda supone un daño reputacional serio por su capacidad de apelar a sus votantes, quienes muestran mucho interés por este asunto. Peliagudo como es el ‘caso Epstein’ y peligroso para Trump, no hay duda de que quienes han hecho uso de su libertad de expresión para colocar la obra buscan, a pesar del símbolo afable, atacar al presidente donde le duele. La escultura está plagada de detalles, como la reproducción de una parte de la carta atribuida a Trump en que elogia a Epstein , cuya firma además representa los genitales femeninos. La estatua, con sus protagonistas a escala real, está hecha de espuma y resina, con una capa de pintura que simula el bronce, para darle un efecto de mayor seriedad. En las placas se reproducen halagos del uno al otro. A juzgar por las imágenes que se han publicado en redes sociales, la chanza no está pasando desapercibida. Abigail Jackson, subsecretaria de prensa de la Casa Blanca, ha respondido preguntada por el ‘Washington Post’, que «no es ninguna novedad que Epstein conociera a Donald Trump, porque Donald Trump echó a Epstein de su club por ser un asqueroso». También ha quitado hierro al asunto al afirmar que «los liberales son libres de malgastar su dinero como mejor les parezca». Este tipo de manifestaciones de detractores de Trump no son inusuales. Hace solo una semana, durante la visita oficial del magnate a Reino Unido, se proyectó sobre una de las torres del castillo de Windsor un conocido vídeo en el que Trump y Epstein ríen en una fiesta privada. El lugar en el que ha aparecido esta estatua también ha albergado otras críticas con el presidente, como una estatua de falso bronce con excrementos sobre una mesa del Capitolio u otra con un pulgar que aplastaba la Estatua de la Libertad.