Publicado: julio 3, 2025, 12:23 pm
Una cadena de islas en el sudoeste de Japón ha sufrido más de 1.000 terremotos en casi dos semanas, con un aumento de la actividad sísmica, que obligó a emitir una orden de evacuación temporal para unas 80 personas.
Tras alcanzar los 800 en la víspera, varios centenares de temblores continuaron azotando este jueves la cadena de islas Tokara, en la prefectura de Kagoshima, donde la actividad sísmica se ha intensificado en torno a la isla Kodakarajima desde el 21 de junio, informó este jueves la Agencia Meteorológica de Japón (JMA).
Los terremotos continuaron este jueves alcanzando magnitudes de hasta 5,5 o el nivel 6 en la escala sísmica nipona (de 7 niveles y centrada en medir la agitación sobre la superficie y los potenciales daños), aunque no se ha informado de heridos o daños significativos por el momento.
La orden de evacuación de este jueves, que estuvo vigente durante varias horas hasta las 17:30 hora local (8:30 GMT), afectó a 80 personas en 38 hogares en la isla de Akusekijima y fue levantada tras confirmar que los residentes estaban bien.
«No existe peligro de tsunami por ahora, pero durante estos días, pedimos a la población cautela, ya que continuarán seísmos que podrían alcanzar el grado 6 en la escala japonesa», alertó la JMA.
Al ser preguntado sobre la posibilidad de un desastre mayor como se rumorea en las redes, el portavoz gubernamental japonés, Yoshimasa Hayashi, dijo que «para prever los terremotos se necesitan tres factores: cuándo, dónde y con qué escala. La información de la que disponemos corresponde a la tecnología actual y el resto son rumores».
El observatorio meteorológico del distrito de Fukuoka instó a la población a mantener la precaución debido a la continua actividad sísmica en la zona.
Normalmente las autoridades consideran que un terremoto de intensidad cinco es un nivel que obliga a las personas a aferrarse a algo estable para no caerse.
Japón se asienta sobre el llamado Anillo de Fuego, una de las zonas sísmicas más activas del mundo, y sufre terremotos con relativa frecuencia, por lo que sus infraestructuras están especialmente diseñadas para aguantar los temblores.