Publicado: septiembre 5, 2025, 2:23 pm
La serie El verano en que me enamoré (Prime Video) ha alcanzado este verano su pico de popularidad y se ha establecido firmemente como un fenómeno de la cultura de masas que levanta pasiones entre espectadores mucho más allá de su público objetivo.
La trama de este éxito basado en las novelas de Jenny Han se centra, de modo extremadamente resumido, en el triángulo amoroso que se establece entre Belly (interpretada por Lola Tung) y los hermanos Conrad (Christopher Briney) y Jeremiah Fisher (Gavin Casalegno). De hecho, se ha vuelto común ver en redes a los fans tomar partido por uno u otro de estos dos últimos en encarnizados cruces hasta tal punto que Prime Video ha tenido que intervenir a través de sus redes sociales por los comentarios hostiles que recibe Casalegno.
«Es una serie con muchos elementos atractivos»
En primer lugar, el éxito de la serie tiene que ver con su formato, y se retroalimenta con la implicación de los espectadores en redes sociales. Según explica a 20minutos la psicóloga Marta Egüen, «es una serie dinámica y fácil de ver, y el hecho de que se estrene en verano lo favorece porque es una época en la que apetece desconectar con series sencillas de ambientación veraniega. Pero, por otro lado plataformas como Tik Tok también alimentan el fenómeno; a la gente le aparece contenido sobre la serie y sobre cómo todo el mundo se posiciona respecto a ella, y eso lleva a querer entender de qué va y por qué hay tanto revuelo».
Recientemente, un estudio de audiencias llevado a cabo por la empresa Luminate y recogido por el medio Elle halló que pese a que los protagonistas de la serie son de mucha menor edad, el grupo que más la consume son mujeres de entre 25 y 54 años. Egüen opina que «la serie triunfa entre gente de diferentes edades porque ofrece una gran variedad de estímulos y elementos que pueden resultar atractivos».
Entre ellos, la psicóloga cita «un casting de gente joven que se considera socialmente atractiva, que encaja en los estándares de belleza actuales; situaciones que no suelen darse en la vida real y que resultan muy llamativas; un comportamiento ambivalente de los protagonistas que genera incertidumbre y actúa como gancho para el siguiente capítulo; tropos repetidos de sagas como Crepúsculo o Crónicas Vampíricas que ya funcionaron muy bien en ellas; y una banda sonora con artistas actualmente en la cumbre musical como Taylor Swift, Olivia Rodrigo o Sabrina Carpenter».
«La pertenencia a bandos se relaciona con la identidad»
Precisamente, uno de los aspectos más interesantes es la forma en la que la serie ha conseguido que miles de fans se identifiquen con una premisa poco realista. «Como en las series, en la vida real existen los triángulos amorosos», concede Egüen. «Existe una gran variedad de tipos de relaciones. Sin embargo, no creo que sea muy común encontrarnos con un escenario en el que dos de los implicados sean hermanos, y esto es algo que puede complicar la situación».
«La identidad juega aquí un doble papel: hay gente que se siente identificada con los personajes, y por otro lado gente que se identifica con el ‘team’ que defiende a cada uno de ellos»
El componente de rivalidad juega quizás un papel importante a la hora de implicar a los espectadores en esta situación, al tiempo que vertebra la polarización que genera en las redes sociales. «Que te guste más uno u otro personaje», desarrolla la psicóloga, «puede estar relacionado con cosas tan simples como la atracción física hacia uno de ellos o que te guste más su personalidad, aunque también con aspectos complejos como la romantización de ciertas conductas tóxicas, como la propuesta de matrimonio precipitada de Jeremiah cuando ve tambalearse su relación o el ‘complejo de héroe’ de Conrad (que actúa como si Belly necesitase ser rescatada)».
Ahondando en esta óptica, Egüen se decanta por «analizar el concepto de los bandos desde una perspectiva social: en primer lugar, la pertenencia a los grupos se relaciona estrechamente con la identidad. Es posible que aquí esta identidad juegue un doble papel: por un lado, habrá gente que se sienta identificada con uno de los personajes y por otro gente que se identifique con el ‘team’ que defiende a uno de ellos».
«A su vez», continúa, «pertenecer a un grupo y ver los argumentos del contrario puede llevar a las personas a enrocarse más todavía en su posición. Esto termina generando una mayor polarización de las opiniones que, al mismo tiempo, da como resultado que las personas tengan cada vez una visión cada vez más sesgada de la situación y se dejen llevar por las emociones, aparcando la razón».
«Lo más negativo es la falta de comunicación»
Una de las críticas más comunes tacha de tóxica y poco sana la manera en la que los tres protagonistas manejan el conflicto, así como la posibilidad de que el público normalice estas actitudes en lugar de optar por otras más saludables. «No creo que haya una estrategia definida para lidiar con una situación tan compleja la que se plantea a estas alturas de la serie», opina la psicóloga. «Pero si desde la primera temporada se hubiese establecido una comunicación adecuada, si podrían haber evitado muchas situaciones dolorosas».
Y prosigue: «Si pudiera hablar con los personajes, buscaría que pensasen y reflexionasen acerca de qué necesitan y qué es lo que realmente quieren en este momento de sus vidas, en el que han terminado sufriendo tanto por cada decisión que han ido tomando». La principal conclusión que extrae, por tanto, es que «los principales comportamientos negativos han sido la falta de comunicación y el haber actuado de forma poco premeditada, sin tener en cuenta las consecuencias de las propias acciones».
Con todo, Egüen sí que reconoce que «a diferencia de lo que ocurre en otras películas o series, en ‘El verano en que me enamoré’ se castigan muchas de estas conductas tóxicas a través de personajes como Steven o Taylor, que actúan como una voz crítica. No obstante, viendo el contenido que hay en redes y la opinión pública, da la sensación de que estos comportamientos siguen teniendo un efecto adictivo en la audiencia»
«Hay que distanciar la ficción y la vida real»
Para esta psicóloga, lo importante es consumir la serie manteniendo un ojo crítico. «Actualmente, las series son muchas y diversas, y muchas veces pueden presentar contenidos tóxicos, violentos, relacionados con el consumo de sustancias… Eso no quiere decir que los espectadores vayan a recrear las conductas a las que han sido expuestos», sentencia.
«Lo fundamental es que el modelo de relación que escojamos sea consensuado por todas las partes y se establezca una comunicación abierta»
«La población más vulnerable a ello son los niños y adolescentes, y creo que las claves principales para evitar que tomen como modelo a personajes ficticios son: tener en cuenta la restricción de edad recomendada, la educación y transmisión de valores y la reflexión crítica acerca del contenido que se ha consumido, permitiendo un distanciamiento entre la ficción y la vida real«.
También, Egüen incide en que «ningún modelo de relación es un riesgo en sí mismo para la salud mental. Lo fundamental está en que el tipo de relación que escojamos esté consensuado por todas las partes, y que se base en una comunicación abierta basada en el respeto y la confianza».
Referencias
Marita Alonso. Por qué ‘El verano en que me enamoré’ engancha a mujeres de entre 25 y 54 años a base de toxicidad y anhelos. Elle (2025). Consultado online en https://www.elle.com/es/living/pareja-sexo/a65967112/el-verano-en-que-me-enamore-serie-amazon-parejas/ el 04 de septiembre de 2025.