Publicado: noviembre 1, 2025, 9:23 am
Elon Musk, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg o Larry Ellison son las personas más ricas del mundo. Su patrimonio personal supera el PIB anual de muchos países, lo cual da una idea de la dimensión de su riqueza.
Sin embargo, esa proporción de riqueza no es exclusiva de las fortunas modernas. Marco Licinio Craso fue uno de los hombres más ricos del Imperio romano y se estimaba que su fortuna era equivalente al presupuesto anual total del tesoro romano.
Lo más curioso de la historia de este millonario romano es que la forma en la que amasó su fortuna no desentonaría en la España del siglo XX o XXI.
Millonario por parte de padre
El historiador Plutarco se encargó de dejar constancia de la vida y obra de Craso en distintos capítulos de ‘Las vidas paralelas‘. Gracias a esta obra sabemos que Craso amasó una de las fortunas más formidables de la Antigua Roma.
Marco Licinio Craso nació alrededor del año 115 a.C. en Roma, en el seno de la gens Licinia, una familia de plebeyos con raíces en los primeros días de la República de Roma, por lo que, si bien no gozaban de una gran fortuna, digamos que su situación económica era acomodada.
Su familia ya había ocupado consulados importantes durante la República, por lo que tenían cierta presencia en la vida política romana. Su padre, Publio Licinio Craso, fue cónsul en el 97 a.C., pero durante la guerra civil entre los partidarios de Cayo Mario y Lucio Cornelio Sila (que tuvieron lugar entre 88 y 82 a.C.), su padre y su hermano fueron asesinados en aquellos enfrentamientos, y la familia perdió sus propiedades.

Busto de Marco Licinio Craso
Tras la muerte de su familia, Craso heredó una pequeña fortuna, pero tuvo que huir a Hispania, donde se escondió durante meses. Más tarde, se unió al bando del general y dictador Lucio Cornelio Sila, un general y dictador romano que derrotó a su rival Cayo Mario y gobernó en Roma alrededor desde el 82 a.C.
Sila tuteló la entrada de Marco Craso en el Senado y fue abriendo así una vía para que Craso comenzara a construir su riqueza desde una posición de poder y comenzó a ser conocido como Dives, «el rico». Según su biógrafo Plutarco, Craso comenzó su etapa política con una fortuna de 300 talentos. Según el inventario de su fortuna en vísperas de su última campaña, su fortuna alcanzaba los 7.100 talentos.
La especulación inmobiliaria no es un invento moderno
La base de la extraordinaria riqueza de Craso fue la compra masiva de propiedades confiscadas a enemigos políticos durante el gobierno de Sila. Cuando Lucio Cornelio Sila tomó el control de Roma, quienes se oponían a él perdían sus propiedades, y estas eran vendidas a precios muy bajos. Craso las compraba casi todas por unos precios muy por debajo del precio de mercado.
En Roma era común que las insulae, edificios construidos en madera y cemento apiñados de varias plantas, ardieran por hacer fuego en su interior, y este saltara de edificio en edificio quemando barrios enteros.

Restos de una insulae romana
A medida que su fortuna iba creciendo, Marco Craso fue comprando más y más esclavos que utilizaría para hacer crecer todavía más su fortuna, llegando a formar un pequeño ejército de más de 500 esclavos altamente cualificados como arquitectos, albañiles, carpinteros, etc.
El millonario romano, consciente de que los incendios de las insulae solían extenderse a varios edificios, creó una brigada de esclavos que actuaban como bomberos y, se rumoreaba, que también de pirómanos.
Tal y como contaba El País, Craso llegaba a los incendios y ofrecía a los propietarios de los edificios en llamas y a sus vecinos cantidades de dinero irrisorias por el inmueble. Ante la inminencia de quedarse sin nada pasto de las llamas o de que se derrumbara, al menos podían recuperar una parte de su inversión, así que muchos aceptaban la venta. Solo en ese momento, su ejército de esclavos entraba en acción y apagaban el incendio.
Después, el resto de esclavos arquitectos y constructores restauraban el edificio, para luego revenderlo sacando una enorme rentabilidad con su venta porque, al fin y al cabo, la mano de obra esclava era gratis.
Tal y como cuentan en National Geographic, sus esclavos eran incluso más valiosos que las minas de plata y las tierras que también poseía. Según el relato de Plutarco, esta estrategia le sirvió al hábil negociador Craso para hacerse con buena parte de las insulae de Roma. Plutarco contaba que Craso siempre edificó para especular, nunca para su propio disfrute.
La ambición desmedida de Craso le llevó a negociar con Julio Cesar y Pompeyo la creación del Primer Triunvirato, aunque en realidad las aspiraciones de Craso iban más por conseguir la concesión de contratas públicas y prebendas para sus negocios que el buen gobierno de Roma. De hecho, odiaba a Pompeyo.
Su ruina: cambiar ambición por envidia
Sin embargo, a medida que se iba incrementando su fortuna y posición política, Craso iba anhelando más que riqueza. Buscaba gloria militar. En el 72 a.C. recibió el mando para acabar con la rebelión de esclavos liderada por Espartaco, que contaba con el respaldo de un ejército formado por entre 70.000 y 120.000 esclavos que se levantaron.
Marco Craso logró derrotar a gran parte de los rebeldes y crucificó a 6.000 esclavos a lo largo de 200 km de la Vía Apia como castigo y advertencia al resto de rebeldes. Sin embargo, muchos de ellos consiguieron escapar, y fue su odiado socio político Pompeyo quien consiguió darles caza dando la puntilla a todo el trabajo que había hecho Craso.
Al dar el espadazo final a la revuelta, Pompeyo se llevó todo el mérito de la victoria siendo recibido en Roma con todos los honores de la corona de laureles, mientras que Craso tuvo que conformarse con una discreta ovatio, un reconocimiento menor.

Orodes II, rey de los partos
Craso no cejó en su intento de demostrar su superioridad frente a Pompeyo e intentó ampliar sus conquistas y su fortuna enfrentándose a los partos en Siria, pero su derrota en la batalla de Carras (53 a.C.) fue catastrófica a nivel estratégico. Allí murió junto a 20.000 soldados romanos más y su cabeza fue presentada al rey parto Orodes II, dando origen a la expresión «craso error» para referirse a un gran fallo.
Marco Licinio Craso vs Elon Musk
Al igual que sucede en la actualidad con las grandes fortunas, no existe un método exacto para conocer el valor exacto de las grandes fortunas ya que dependen de estimaciones. La lejanía histórica tampoco ayuda en establecer una suma precisa.
Plutarco la estimó en unos 7.100 talentos. El talento no es una moneda en sí misma, sino que es una medida que equivale al valor de entre 34 y 21 kilogramos de plata, pero su equivalencia ha cambiado a lo largo de la historia antigua.
Teniendo en cuenta esto y en un mero ejercicio especulativo para hacernos una idea de cuál podría ser el montante de su fortuna «en efectivo», podemos teniendo el precio actual de la plata es de 1.359 euros el kilo, su valoración sería de unos 328,35 millones de euros aproximadamente.
Sin embargo, esa es solo una aproximación ya que no se tiene la certeza si en esa valoración únicamente se tienen en cuenta los activos en metálico o también el valor de sus propiedades inmobiliarias y otros activos como su valioso ejército de esclavos.
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Por otro lado, el escritor romano Gaius Plinius, más conocido como Plinio el Viejo, estimó su fortuna en entre 200 millones y 500 millones de sestercios. Teniendo en cuenta que en el siglo I a.C. un legionario cobraba en torno a 900 sestercios anuales, podemos hacernos una idea del tamaño de su fortuna en proporción.
De nuevo, haciendo un cálculo meramente especulativo para tratar de establecer una equivalencia moderna, si un legionario cobrara el actual salario mínimo interprofesional de España (16.576 euros brutos al año), tener una fortuna de 500 millones de sestercios equivaldrían a unos 9.208 millones de euros, por su proporción con el salario del legionario.
Esa cifra, aunque insistimos que es meramente especulativa, refleja la enorme concentración de riqueza que Craso acumuló, algo comparable a los grandes multimillonarios actuales, aunque las diferencias históricas y económicas dificultan la tarea de convertir esas cifras directamente a dólares o euros modernos.
Imagen | Wikimedia Commons (Serguéi Sosnovski, Classical Numismatic Group, Lalupa, Gage Skidmore)
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La noticia
Marco Licinio Craso fue el hombre más rico del Imperio Romano gracias a un viejo negocio: la especulación inmobiliaria
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Rubén Andrés
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