Publicado: septiembre 27, 2025, 1:23 pm
Los lÃderes se forjan en diferentes esferas y ahora mismo el mundo exige un papel internacional muy activo en todos ellos, pero Pedro Sánchez, Emmanuel Macron y Keir Starmer usan la voz exterior en cierto modo para ‘tapar’ los problemas que afrontan a nivel nacional. Sus gobiernos probablemente estén pasando por sus peores momentos, por distintos motivos, y el reconocimiento del estado de Palestina o los movimientos frente a Donald Trump o frente a Rusia tiene una doble lectura: la de tres perfiles que responden a los retos globales y la de tres dirigentes que toman aire cuando salen de los asuntos patrios.
Pedro Sánchez parece tener dos ‘yo’: el de casa y el de fuera, como si se tratase de un equipo de fútbol que se libera de la presión cuando no juega en su campo. El tema de Gaza es la base de todo. El presidente del Gobierno ha hecho de este su buque insignia para intentar mover a Europa -con suerte relativa- hacia una posición más dura con Israel. Para muchas voces es el lÃder en este sentido, pero también le ha valido choques con Alemania o con Estados Unidos, los grandes aliados de Tel Aviv. Un buen ejemplo de la nueva dinámica han sido sus mensajes desde la Asamblea General de la ONU pero también que el curso polÃtico en España empezase con el anuncio de nueve medidas contra el Gobierno de Benjamin Netanyahu (la mayorÃa de las cuales todavÃa no han sido llevadas, no obstante, al Consejo de Ministros).
¿Usa Sánchez a Palestina para tapar los problemas nacionales y la debilidad de su Gobierno? La oposición asà lo cree. Y lo cree porque en paralelo a las decisiones y a los mensajes sobre Oriente Medio el Ejecutivo sigue sin aprobar los Presupuestos y en muchas medidas es vÃctima de casi un bloqueo parlamentario mientras negocia con Carles Puigdemont en Suiza. Además, no está pudiendo sacar adelante medidas como la subida del salario mÃnimo o la reducción de la jornada laboral. A nivel patrio, la vivienda sigue siendo el gran elefante en la habitación: las quejas ciudadanas van a más y las polÃticas siguen siendo inexistentes o en el mejor de los casos ineficaces. A esto se suman, al mismo tiempo, los casos de corrupción en torno no solo al PSOE, sino también a familiares del propio Sánchez.
Macron no encuentra estabilidad… y encadena gobiernos
Emmanuel Macron está en sus momentos más delicados como presidente de Francia, ya no hay duda de eso. El paÃs lleva cuatro primeros ministros en poco más de un año, con Sebastien Lecornu como última apuesta del presidente a la espera de ver si consigue los apoyos de un parlamento fracturado. Francia vive su peor crisis económica de la historia reciente y se encamina, poco a poco, a unas elecciones en las que la Agrupación Nacional de Marine Le Pen parte como favorita frente a un Macron que ni se puede volver a presentar ni tiene claro su reemplazo. Asimismo, las calles arden: se encadenan las huelgas, las protestas, y las quejas ante unos gobiernos que siguen sin sacar adelante presupuestos que implicarÃan, sà o sÃ, importantes recortes. Con ese escenario, el otrora monseiur president que ganó con suficiencia en 2017 ha llegado a sus cotas de aprobación más bajas (por debajo del 20%).
Frente a las casi históricas turbulencias en Francia, sigue dando pasos en el entorno internacional, queriendo erigirse de nuevo como voz decisiva en lo que pase con Gaza, casi al nivel de Sánchez y cuando menos erigiéndose como voz de la UE en este sentido. AsÃ, desde la Asamblea General de la ONU anunció que reconoce oficialmente el estado de Palestina, defendiendo esta decisión como un paso necesario para reactivar las negociaciones de paz y estabilizar la región. Exigió el cese inmediato de los bombardeos en Gaza, calificó la situación humanitaria de intolerable y reiteró que la seguridad de Israel debe garantizarse sin justificar el sufrimiento masivo de civiles. También pidió una respuesta internacional coordinada para abrir corredores humanitarios y reactivar un proceso de dos Estados. «No podemos esperar más», aseguró. Sobre Ucrania, advirtió contra los «dobles estándares» en la polÃtica internacional, subrayando que el apoyo a Kiev debe mantenerse firme y coherente con la defensa de la legalidad internacional frente a la agresión rusa.
Starmer, en horas bajas y acorralado en temas clave
En el Reino Unido pasa lo mismo con Keir Starmer. El lÃder laborista llegó para aportar estabilidad tras la época convulsa con Boris Johnson, marcada sobre todo por las negociaciaciones posbrexit. Pese a arrasar en las elecciones, no ha conseguido de momento nada de eso y atraviesa una crisis interna en sus filas por la dimisión de Angela Rayner como viceprimera ministra y lÃder adjunta por un caso de corrupción, lo que ha abierto una lucha de poder en la cúpula. A esto se suman crÃticas de figuras influyentes como Andy Burnham, que reclaman un giro hacia polÃticas más progresistas y cuestionan que el Gobierno de Starmer carezca de un plan claro frente al costo de vida y los recortes, además de una gestión diferente de la inmigración. Estas tensiones reflejan el malestar de la base y de parte del grupo parlamentario, que consideran que el laborismo se está alejando de su mandato electoral, lo que podrÃa poner en riesgo su cohesión interna.
Londres se ha sumado al grupo de ParÃs y otros con el reconocimiento de Palestina, pero eso no parece suficiente para muchas voces dentro de las filas laboristas. Hay una parte de la formación que pide al primer ministro que trabaje en favor de un alto el fuego inmediato, mientras que él insiste en que lo correcto ahora es negociar pausas humanitarias para permitir ayuda, liberar rehenes, y avanzar hacia un frágil alto al fuego sostenible. Hay descontento, especialmente de diputados y miembros de base, que creen que su enfoque no responde con suficiente contundencia al sufrimiento de los civiles en la Franja. Asimismo, hay que recordar que el Reino Unido sigue siendo uno de los grandes aliados de Israel en Occidente.
Canadá y Australia son otros dos paÃses que han seguido la estela de los tres mencionados. El caso canadiense tiene algo de peculiar en su ‘competición’ con Estados Unidos desde la vuelta de Donald Trump. Mark Carney, su primer ministro, se ha comprometido a diferenciar modelos respecto a Washington y lo ha hecho no solo con el reconocimiento del Estado palestino, sino también ‘chocando’ con la Casa Blanca en el tema de los aranceles, aumentando la ayuda a Ucrania o con polÃticas sociales potentes a nivel doméstico.
La imagen internacional importa, pero tanto Sánchez como Macron y Starmer parecen estar usándola como parche. La inestabilidad patria contrasta con cómo los tres -sobre todo el español y el francés- quieren consolidarse en focos como la ONU, las cumbres del Consejo Europeo o de la OTAN o con reuniones bilaterales con otros lÃderes. Pero viven momentos de popularidad muy baja en su casa… y eso es lo que realmente decide lo que puede suceder cuando haya que volver a pasar por las urnas.